Capítulo 4

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Del carruaje se distinguían a simple vista dos lacayos y el cochero, todos vestidos con un uniforme gris y botones plateados que destacaban la elegancia y el estatus de los sirvientes.
Salí con euforia para recibir a mis invitados y huéspedes, pues hacía poco más de un siglo que no los veía.

Del carruaje descendió un hombre tan alto como yo, con el cabello corto y negro como el ébano, y ojos oscuros como el abismo. Su mirada reflejaba lo imponente que era aparentando unos cuarenta años, y su piel, al igual que la mía, era blanca como la nieve a nuestros pies.
Detrás de él, bajó una joven mujer de unos veinticinco años, similar a Varishka. Era hermosa, con el cabello del color del sol, como el mío, y ojos de zafiro que reflejaban los míos. Ella era siempre gentil y amable, con una disposición optimista y sofisticada.

—¡Vlad!— exclamó ella con alegría caminando a prisa para abrazarme.
—Mamá— respondí con mucho gusto a su abrazo.
—Oh, hijo. Mírate ¿Estás comiendo bien? ¿Cómo vas con tu dieta rica en hierro?— dijo llevando sus manos a mi rostro como si de un pequeño niño se tratase.
—Estoy bien, mamá— dije mirándola a los ojos.    —No tienes nada de qué preocuparte—
—¿Seguro?..... Cielos, es que hace tanto que no te mirábamos y solo de vez en cuando nos mandas cartas—
—Lo siento, mamá—
Ella me soltó y papá se acercó a mi con la finalidad de darme un abrazo.
—Me alegro de volverte a ver— murmuró con una ligera sonrisa honesta.
—Igual yo, papá—

Los guíe hasta la sala donde los esperaba una cálida chimenea. Apostol nos sirvió vino en copas y dejó queso y jamón para acompañar.
—Gracias, Apostol. Puedes dejarnos a solas—
—Claro, señor— y salió de la sala cerrando la puerta detrás de él.
Mis padres yacían sentados en sillas esperando la importante noticia por lo que los mandé a llamar. Estaban ansiosos que incluso se podía notar en sus miradas.
—Verán....— inicié con el brazo recargado en la chimenea mirando el ardiente fuego que hacía crujir la leña, era hipnotizante ver la llama viva.
—He estado cortejando a una dama, su nombre es Varishka van Helsing, y mañana vendrá junto a su tío que es el Gran Duque Velkan para cenar, sin embargo, más que una cena.... es una propuesta de matrimonio—
Mi madre sonrió de oreja a oreja, y mi padre reflejaba su aprobación al tomar la mano de ella; entonces supe que contaba con ellos.
—Muero por conocerla— dijo ella levantándose de la silla con dirección a mi.
—Estoy segura de que has tomado la decisión correcta. Si lo que quieres es compartir tu vida con alguien, adelante— volvió a decir.
—Supongo que ambos podrán consumir de la misma sangre para que los asesinatos en esta región disminuyan—

Caí en cuenta de que mis padres piensan que Varishka es una vampiresa como yo.
—Bueno, ella no es una vampiresa como lo soy yo—
Mamá estaba atónita tras escuchar eso, y mi padre perplejo, entonces comprendí la gravedad de mi decisión de querer casarme con alguien que no es de mi raza.
—¿Por qué esas caras?— pregunté con una sonrisa nerviosa.
Ambos voltearon a verse y mi madre caminó unos pasos atrás.
—Lo lamento tanto, hijo, pero no puedes casarte con ella— dijo mirándome mientras juntaba sus manos.
—¿Pero porqué no? Me acabas de decir que si quiero compartir mi vida que lo haga—
—Ya sé lo que dije, pero...... no puedes cortejar a una humana—
—¿De qué hablas?—
Ella agachó la mirada e hizo una pequeña mueca.
—Eres un vampiro, y eso significa que nuestras vidas están intrínsecamente ligadas a un mundo que los humanos no pueden comprender ni soportar— dijo con voz temblorosa.    —La diferencia en nuestras naturalezas no es solo una cuestión de longevidad, sino de esencia. Vivirías eternamente viendo cómo ella envejece y eventualmente muere. Además, ¿qué sucederá cuando te veas tentado por su sangre? Sería peligroso para ambos—

Molesto me senté en una silla y dejé la copa a un lado.
—Madre.... tu también fuiste humana— solté. Su semblante cambió a uno de melancolía y tristeza, era algo que solamente una vez hace siglos miré en ella. La hice recordar probablemente una etapa muy dura en su vida de aquel tiempo, y la verdad lo desconozco, pero yo tenía razón.... ella alguna vez fue un mortal, sin embargo, no sé cual fue la razón para que haya abandonado su humanidad.

El rostro de papá se tornó serio, había tocado un tema delicado que necesariamente debía seguir.
—Si, pero..... yo..... ¡agh!. Conmigo fue diferente— dijo desesperada.    —...Caspian, dile algo a tu hijo—    Él volteó a verme y también dejó su copa de vino.
—No queremos que tu vida corra peligro por relacionarte con humanos, con esa mujer del que aseguras estar enamorado. No todos los humanos están preparados para conocernos, el miedo a lo desconocido es una fuerza poderosa, y por culpa de ellos nos hemos quedado sin un hogar. Eres un vampiro, Vlad. Eres un conde en Transilvania, pero sobre todo.....— se puso de pie.      —Un príncipe en Cavan— habló con una mirada solemne.

Era verdad. Pasar tanto tiempo en Transilvania me hizo olvidar mi verdadero origen.... soy el príncipe de Cavan. Sin embargo, la historia del reino se convirtió en leyenda, y la leyenda en mito. Por dos siglos el reino de Cavan desapareció de la mente de todos, siendo mis padres, los reyes; y yo los únicos tres sobrevivientes de la catástrofe que sucedió hace siglos atrás, ocasionado por la inquisición católica.
Una gran oleada de nostalgia cayó sobre mi por haber recordado ese tan importante título que aún es mío.

Curiosamente nunca me cuestioné el porqué mis padres no son vampiros como lo soy yo. Ya hasta tiempo después descubrí que mi padre estaba maldito desde que él tenía dos años, y fue considerado el príncipe de las tinieblas por mucho tiempo, hasta que se casó con mi madre y ascendió a rey.
Mi madre era humana cuando se casó con él, pero desconozco completamente porqué dejó de ser mortal.

—Yo perdí algo muy valioso .....— confesó ella caminando hacia la ventana contemplando el paisaje nevado.
—Aquella noche de parto, mi vida corría peligro y por lo tanto la tuya también. Se consideró un sacrificio para salvar la vida de ambos, para que tu nacieras y yo pudiera verte crecer—  volteó a verme.    —¿Y qué fue lo que sacrifiqué?....... mi alma—
Papá se quitó su anillo de bodas y caminando hacia mi, me lo entregó.
—No fue una decisión fácil la que tomé, tu madre estaba muriendo esa noche y yo no podía dejar que eso sucediera— confesó papá.     —En este anillo, se encuentra el alma de tu madre. Como semidemonio tuve que hacer un trato siguiendo las reglas estrictas que han prevalecido desde el inicio de los tiempos..... una petición a cambio de un alma. Le di inmortalidad y salud a cambio de su alma—

Perplejo finalmente me di cuenta de la verdad, mi madre sacrificó lo más valioso y puro de ella con tal de salvar mi vida y la suya al mismo tiempo.
Me era difícil pronunciar una palabra siquiera, estaba atónito. La miré a ella que desde la ventana me observaba esperando alguna respuesta ante la confesión de mi padre.
—¿Qué iba a suceder en el caso de que mamá haya dado a luz sin correr ningún tipo de riesgo?—
—Habría concluido con mi ciclo de vida natural y tu padre se habría quedado solo— sin vacilar respondió.

Era de admirar un amor y la relación de ellos, siempre se apoyan el uno al otro y tienen comprendidas sus necesidades, nunca caen en el juego de los celos y comparten su buen humor..... son ellos dos contra el mundo.
Hasta cierto punto me siento responsable de la decisión que ellos tomaron en ese momento, pero es ridículo pensarlo, ya que yo iba a nacer.
—Lo siento, mamá, pero ya he tomado una decisión— me levanté y caminé en dirección a la puerta.
—Una vez, un pequeño niño me dijo que le gustaría encontrar a una mujer como Carmilla...—
Al escuchar aquel nombre me detuve y solté la manija de la puerta. Hacía mucho tiempo que no lo escuchaba.
—Ella fue toda una mujer que, si mal no recuerdas, dio su vida por salvarte. La Condesa Carmilla Karnstein de Estiria. Dime,  Vlad. ¿Aún la sigues recordando?— volvió a decir mamá con aire de chantaje.
—Es como dices, mamá. Un pequeño niño lo dijo, y ahora ya soy un adulto— Abrí la puerta y salí de la sala.

Susurros de los inmortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora