⋇¢αριтυℓσ ¢υαяєитα у ∂σѕ⋇

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Rhea observó con horror cuando una enorme bestia atravesó a Calix con sus garras, suspendiéndolo en el aire antes de lanzarlo contra un árbol. El impacto fue brutal y no le dio tiempo de reaccionar. Los demás solo pudieron mirar, aterrados, cómo Calix era arrojado lejos.

Sin perder un segundo, Rhea, Roger y Aker sacaron sus armas y comenzaron a dispararle. La criatura, con la piel quemada y una apariencia aún más aterradora, parecía imparable. Las balas no le afectaban, y sus municiones comenzaban a agotarse. Aunque esquivaban sus ataques con maestría, era evidente que no podrían derrotarlo de esa manera y que los únicos perjudicados serían ellos.

—¡Corran! —gritó Roger a los omegas, que observaban todo con horror.

Pero entonces, unas fuertes pisadas los sobresaltaron, temiendo que más de esos monstruos aparecieran. Sin embargo, estas pisadas provenían desde lo más profundo del bosque. Un grupo de feroces bestias saltó hacia el monstruo, derribándolo y comenzando una mortal lucha. Eran especies Aquatálidas, que, sin la barrera que les impedía usar su fuerza, se convertían en máquinas mortales, muy hábiles para atacar y defenderse.
Y como si todo estuviera destinado a empeorar, más de esas horribles bestias salieron de los escombros, sumándose ahora tres más. Así comenzó una feroz batalla.

Aker, junto con los demás, corrieron hacia donde Calix había caído, aprovechando que las bestias estaban siendo sometidas.

Lo encontraron en el suelo, con una profunda herida en el pecho, luchando por respirar.

Rhea se dejó caer al lado de Calix, quitó el chaleco antibalas y presionó la herida para detener el sangrado.

—Ca-Calix, no —sus manos temblorosas y ensangrentadas iban desde la herida hasta el rostro de Calix, manchándolo con la sangre. Este solo los observaba con lágrimas inundando sus ojos y con completo terror en su rostro.

—Me-me voy a morir, ¿verdad? —Calix tomó la mano de Roger y preguntó ansiosamente.

—No, claro que no, hermano —Roger trataba de mantener la compostura, pero la idea de perder a Calix lo desgarraba por dentro.

—Sí, me-me voy a morir, lo veo en sus rostros... Aker, dime la verdad, tú-tú nunca me mi...! —una bocarada de sangre en su boca le dificultó el habla, causándole tos.

—Perdóname, Calix, perdóname por ser egoísta y causarte este daño —Aker sentía una inmensa culpa y dolor al ver a su hermano en ese estado.

—¡No, no pienses que vas a morir! No te permito dejarnos, Calix, prometiste ir conmigo a buscar omegas... no puedes dejarme ir sola, yo... no sé cómo tratar a esos seres incomprensibles.

Calix emitió una suave y quejosa risa por las palabras de Rhea, su enemiga roba omegas.

—Yo-yo tampoco sé cómo comprenderlos. Por eso, en mi-mi próxima vida no-no quiero encadenarme con uno de esos —los omegas eran complicados y difíciles de entender.

—Tal vez en alguna parte del universo encontremos a esa persona especial. Porque mereces ser feliz, Calix. Tenerte como amigo y hermano fue lo mejor que me pudo pasar. Conocerte en esta vida fue maravilloso. Tal vez no coincidamos en las siguientes vidas, y quizás nos tome siglos volver a encontrarnos, pero si con esa espera vuelvo a tener tu amistad, puedo esperar para volver a encontrarme contigo.

—D-das asco... cuando te pones cursi. Yo-yo solo espero que no... me qui-quites a mi amor.

—Prometo no hacerlo, pero si tratas mal a esa persona no tendré piedad y la alejaré de ti.

—Espero volver a encontrarlos a todos una vez más.

—Así será.

—Así será, hermano.

ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora