única parte.

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la zapatilla de julian repiqueteando en el suelo se escuchaba acompañado de una música tranquila, muy a lo lejos oía los utensilios ser manipulados, apretaba sus manos sudadas en la tela de su bermuda veraniega, su cabeza iba a mil por hora, estaba por ser tatuado por primera vez en sus 24 años de vida, ¿va a doler mucho? ¿y si no me la banco? ¿y si sale mal? ¿y si a enzo no le gusta? sentía que en cualquier se iba a desmayar.

— podes recostarte acá —la dulce voz de la chica irrumpió su propio vomito mental.

julian se puso de pie sintiendo el corazón en la garganta, dio dos pasos a la camilla negra que se encontraba en el salón y se recostó apoyandose en su antebrazo derecho, bajando con la otra mano el lado izquierdo de la bermuda dejando al descubierto su gluteo, sientiendo el aire fresco chocar con la zona haciéndolo sinsear, observó los brazos y clavículas de victoria llenos de tinta, le dolió solo de verlos.

— ¿no te dolió tatuarte todo eso? — preguntó medio chismoso, medio preocupado, ella con gracia rió.

— de doler obvio me dolió, pero es un dolor soportable, sino nadie estaría tatuado.

julian elevó sus pobladas cejas, victoria tenia un punto, pero eso no terminaba con su preocupación.

— estoy re cagado, culia —confesó.

— cuando venis con enzo no soles preocuparte mucho —vicky se burló sentandose en el banquito a un lado de la camilla, ella era novia del tatuador fijo que enzo tenía, se conocian entre todos ya que este vivía yendo al local para anañadir tinta a su morena piel.

— pero sabes que ese es un enfermo de las agujas....  me gustaría que este acá —confesó y un mini puchero se le escapó.

— ¿por qué no lo trajiste? la primera vez que no los veo pegados como uña y mugre —graciosa dijo, colocando el stencil en la piel de julian, presionando bien para después retirarlo.

— quiero que sea sorpresa.

para que enzo no sospeche, julian le había pedido que lo deje en casa de su madre diciendole que tenía que ayudarla con unas cosas, cosa que no era del todo mentira, y de ahí se dirigió al estudio de tatuajes.

— voy a arrancar —vicky avisó, julian oyó el fuerte sonido de la maquina de tatuar y sintió su pulso acelerarse, sintió la minúscula aguja incrustarse en su blanca piel y soltó un suspiro tratando de relajarse para que duela lo menos posible.

 
  
 
   
  
  
  

•••
 

 
   
     
      
   
 

habían pasado dos días desde que julian se había hecho el tatuaje, dos difíciles y torturosos días donde, discretamente, rechazó a enzo cuando este queria pasar a segunda base con su novio, fue un reto muy grande ya que el cordobes y el morocho nunca podian quitarse las manos de encima, parecían dos adolescentes hormonales.

el día del tatuaje, julian llegó a casa y ordenó las pocas cosas que se encontraban fuera de lugar en el departamento, se pegó una ducha con agua tibia retirando el film y enjabonando el tatuaje como vicky le había indicado, ya eran las cinco y media pasadas y se dispuso a preparar unas tostadas con queso, y otras sin, a las cual iba a colocar mermelada ya que enzo y el variaban entre lo salado y dulce acompañado de unos buenos mates en su termo con stickers de river.

a eso de las seis y cuarto enzo se encontraba rescostado en el sofa del living a un lado de julian, ambos viendo una película de humor en la television y picando la merienda preparada entre mate y mate, el brazo de julian se encontraba en el respaldo del sofá y su mano acariciaba la nuca de enzo, este sacudió las migajas de su remera y se acercó a julian colocando su cabeza en el cuello donde comenzó a repartir besos logrando desconcentrar al cordobés.

tattoo ; enzulian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora