¿Qué es lo peor que podría pasar?... Eso fue lo que me pregunte la primera vez que me acerqué a ella, sus ojos me cautivaron desde que la vi, y al momento de escucharla, su voz me hizo volver a creer que la música de la que hablaban los santos escritos sobre las canciones angelicales eran verdad. Así que tome la iniciativa, me acerque, le pregunte su nombre y la plática fluyó con tanta naturalidad que los minutos se convirtieron en horas y el tiempo voló, se esfumó cual llama tras un recibir un rocío de agua… Las horas y las charlas se convirtieron en conversaciones por días a través de mensajes y llamadas, cada día algo nuevo de qué hablar, a veces más, a veces menos, pero siempre había algo que nos hiciera hablar, sus mensajes, sus llamadas eran lo que más esperaba en el día. Mientras pasaba el tiempo, la necesidad de hablar nos inundaba y nuestras pláticas se convirtieron en salidas, íbamos y veníamos sin rumbo, ya los mensajes pasaron a segundo plano, solo se limitaban a acordar el lugar y la hora para vernos, platicabamos y reíamos. Nos fuimos acercando poco a poco, dejó de gustarme y comenzó a enamorarme, moría de ganas por besarla, pero no me atrevía, nuestra relación se basaba en pura amistad, nunca hubo una plática más profunda sobre lo que cada uno sentía por el otro. Un día, de esos en los que piensas que será como cualquier otro, nos vimos, fuimos a una cafetería que frecuentamos, platicamos de nuestro día en el trabajo y cuando terminamos, se produjo un silencio incómodo, no supe qué hacer, así que ella tomó la iniciativa y se acercó a mi, me dijo:-Sé lo que sientes, lo noto en la forma en la que me miras, en la que me hablas, en la que me das tiempo como a nadie más, lo noto en lo tus mensajes, pero, tengo miedo, miedo a caer en lo mismo de antes, sé que no eres igual a los anteriores, pero tengo miedo a equivocarme.-No temas,-le dije tomando su mano- no te quiero presionar, no quiero que me veas como “el que está enamorado de ti”, para nada. Lo que quiero es que sepas que cuentas conmigo, que estoy para ti, y que el amor que te tengo no necesita ser correspondido, solo aceptado, y que me per…- Sin dejarme terminar, me besó, sus labios rozaron los míos con miedo y ternura, la abracé con firmeza de la cintura y tomó más confianza, el beso tierno fue subiendo de intensidad, sentía su cuerpo cada vez más cerca del mío, nos separamos por un momento y nos miramos a los ojos “me encantas” se escuchó al unísono de dos voces parecidas a las nuestras, volvimos a besarnos y en ese momento, manos nos dimos cuenta que habíamos perdido mucho tiempo hablando, que solo la verborrea era un catalizador para matar las ansias de estar en silencio mientras nuestros labios se coordinaban, el mundo se apagó, no había nadie más para nosotros. Después de un rato, nos levantamos y salimos tomados de la mano, no lo podía creer, pero estaba tan feliz que mi incredulidad pasó a segundo plano, caminamos por horas en silencio, besándonos cada que parábamos a ver algo en algún aparador o para esperar el paso al cruzar la calle… Las horas pasaron y la noche cayó, llegamos a un parque y nos recostamos en el pasto, a ver las estrellas y estar abrazados, no queríamos que eso terminara… Se escuchó una explosión, sentí un leve golpe en mi cabeza y solo pude cerrar los ojos, me levanté para ver qué es lo que me había golpeado, sin embargo me sorprendió un grito de desesperación, busque de donde provenía, y era ella, que estaba gritando de pánico, había un cuerpo tirado cerca de ella, inerte, me acerque y le dije que nos fuéramos, que llamara a las autoridades y nos retiraramos, pero parecía que no me escuchaba, inundada en miedo, desesperación y dolor se aferraba a aquel cuerpo inerte. Después de unos minutos, me desesperé y me acerque a ella para retirarla del cuerpo, pero me percate que no la podía sentir, que no me escuchaba…Al ver el cuerpo inerte, vacío, me di cuenta que el mío, una bala perdida había atravesado mi cabeza… Ahora tiene hijos, uno lo nombró como yo, su matrimonio no funcionó y se separó, vive con su hijo y cuida a sus nietos, y cada noche les cuenta la misma historia y les da el mismo mensaje… “sientan, vivan y dejense llevar, nunca sabrán cuando la persona o el momento indicado se puede ir y no volver jamás” A través de esta ventana lo veo una y otra vez, me veo a mi mismo desde que me pregunte ¿qué es lo peor que podría pasar? y me grito a mi mismo que no pierda tiempo, que le diga lo que siento desde la primera salida, pero la historia ya está escrita, y de entre muchos de mis pecados, mi castigo fue ver como el día que encontré el amor, la muerte me encontró…