Always The Bridesmaid. Never the bride

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One shot.

AppleRadio.
(Lucifer TOP)
(Alastor BOTTOM)

Mucho Ooc (Out of Character).

Angst.

Inspiración en:
El Cadáver de la Novia —Película

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"¿Por qué?" Se preguntaba en su mente. "¿Por qué invitar a todo el Infierno?" Volvió a preguntarse a sí mismo.

Todos y cada uno de los habitantes del Infierno se encontraban ahí; desde los Pecados Capitales, hasta el más insignificante Hellborn. Y, aun así, Alastor se preguntaba: ¿por qué, de entre todos los invitados, los reyes del Infierno tuvieron que entregarle la invitación personalmente?
Al principio supuso que era una burla hacia su persona, hacia la historia que previamente había tenido con Lucifer, el, ahora, recién casado.

Todavía era ignorante del motivo por el que su presencia era tan requerida en aquella ceremonia de celebración, donde el motivo de felicidad era la unión de la feliz pareja que eran Lucifer y Lilith.

Tomó la copa del más embriagador de los Champanges que Beelzebub, el pecado de la Gula se había molestado en brindar, como si de agua se tratara. No estaba acostumbrado a beber de golpe, a pesar de ser un muy buen bebedor. Pero su dolor en el pecho y garganta lo ameritaban.

Quería llorar. El nudo en su garganta era cada vez más notorio para sí mismo. Mientras los votos matrimoniales eran relatados, las lágrimas se acumularon en sus ojos más en una vez, pero logró controlarlas con éxito.

Solo se quedaría en lo que sería la fiesta por poco más de una hora y luego se marcharía de ahí, dando cierre a esa etapa de su vida. Según él, esa herida ya había cerrado por completo hace años. Es una historia muy interesante, de la cual, él tuvo la amarga experiencia de revivir con un doloroso fuego.

Verlo bailar con su esposa, Lilith, con sus manos reposadas en las anchas caderas de la primera mujer, que lucía un bellísimo vestido negro, le hacía recordar las veces en las que Lucifer solía colarse en su casa cuando todavía estaba vivo y lo encontraba sentado en el suelo de su habitación, llorando desconsoladamente, y el Arcángel caído trataba de animarlo con torpes bailes.

Oh, sí Lilith supiera de cuantos pisotones se salvó gracias a Alastor...

No era raro que escenas como la anteriormente recordada sucedieran. Durante toda su vida, Alastor sufrió de un constante abuso, físico y emocional, por parte de las más importantes figuras de su vida; su padre, que a Alastor no le sorprendió cuando él estuvo en su preferencia (él nunca estuvo de acuerdo en nada que involucrara a su hijo), sus compañeros: de escuela, de trabajo, de cualquier cosa, e incluso a quienes él consideraba amigos. Cómo sea, el día a día de Alastor parecía haber sido sacado de las peores novelas de tragedias.

Pero creyó haber podido olvidar eso, y fue cuando conoció a su esposo. Él era el hombre soñado: cariñoso, atento, guapo, caritativo, educado. Él era lo que toda mujer, y hombre gay, podría haber esperado jamás.
Y es por eso, que Alastor nunca se sintió merecedor de tal trofeo. La época no era de ayuda para ninguno de los dos, su relación debía mantenerse en secreto de todo aquel que pudiera darse cuenta. Afortunadamente, su esposo conocía a alguien que podía oficiar su matrimonio sin objeción alguna, y fue así como se casaron. Al menos, por el civil.

Los maravillosos años de casados comenzaron a pasar para ese par de tórtolos enamorados, viviendo juntos con la excusa de que eran amigos cercanos. Ninguno de los dos se oponía a los rumores, no era que les importaran, aunque tampoco les daban alas.

The Other (Wo)Man - APPLERADIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora