1 | Actuación y un par de pérdidas

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1 | ACTUACIÓN Y UN PAR DE PÉRDIDAS

*what i was made for? - Billie Eilish

12 años

Penny

Recorrí el pasillo del instituto con nerviosismo. Sentía las palmas de mis manos sudorosas sobre las asas de mi mochila. Todo el mundo debía estar casi igual de nerviosa que yo, ¿verdad? Era el primer año del instituto. Bueno, técnicamente, ya llevamos casi cuatro meses aquí.

Miré de nuevo a mi alrededor. Había grupitos de chicas en las taquillas de la izquierda. El club de ajedrez, se encontraba a mi derecha. Charlaban, se reían y compartían algo que, de momento, no había experimentado.

Todo el mundo tenía amigos, y yo... bueno, era Penelope Howard. Ni siquiera los profesores tenían interés en conocerme como alumna, teniendo en cuenta el historial de mi familia. Ningún Howard había conseguido terminar el instituto, cosa de la que no me enorgullecía demasiado, pero estaba decidida por demostrarles que yo no era como mis hermanos mayores.

Me gustaba estudiar, acudir a clase y aprender cosas nuevas. Tal vez eso me convertía en un bicho raro y quizá no ayudara demasiado pasar mi tiempo libre en mi primer año de instituto encerrada en la biblioteca o en las mesas de la cafetería adelantando los deberes que tuviera ese día en mi tiempo libre. Ya se habían reído de mí en alguna ocasión, o me habían mirado como si tuviera dos cabezas.

Pero era el único momento en el día que podía concentrarme y hacer los deberes. No tenía otra opción.

Seguí caminando y me dirigí hacia el pasillo izquierdo. Casi tropecé con mis propios pies de la anticipación cuando vi a la señorita Ainstworth entrar al auditorio.

La señorita Ainsworth era nuestra profesora de música y, entre otras cosas, mi profesora y persona favorita del mundo. Sus faldas vaporosas, sus gafas, sus cárdigans de lana sin importar qué temperatura hacía y su fascinante talento en el mundo de la música y audiovisuales me provocaba un vuelco en el estómago. Nunca había tenido ni idea de qué quería ser de mayor hasta que la conocí.

Ahora, yo también quería faldas vaporosas, llevar gafas, ser tan talentosa como ella y, bueno, tener la mitad de todos los anillos que lleva en las manos.

El auditorio estaba a oscuras, salvo la parte del escenario. Iluminado por un par de focos que desprendían una luz cálida, la estancia desprendía un silencio sepulcral y cómodo, y quizá eso fue lo que me animó a pasar mi hora libre, tras haber terminado los deberes a tiempo en clase de biología, a tomar asiento en las infinitas filas de butacas vacías y contemplar a una chica de mi curso pararse en mitad del escenario.

Betty Grams, con su metro setenta, tetas enormes y un flequillo rebelde y bonito al mismo tiempo, se tapaba los ojos con la mano ante la cantidad de luz.

—Hay que arreglar eso, Deane —dijo la señorita Ainsworth en voz alta. Como si se tratara de magia, la luz disminuyó, y una pequeña sonrisa decoró su rostro —. Mucho mejor. De acuerdo, Betty, ¿estás preparada?

La alumna asintió, bastante segura de mí misma y, a los pocos segundos, la luz se apagó por completo. Me moví un par de asientos más a la derecha, cerca del pasillo principal que dividía las gradas en dos, cuando vislumbré una pequeña luz roja parpadeante. La señal de la cámara de vídeo de mi profesora que indicaba que ya estaba filmando.

El telón se abrió, los focos mostraron a una Betty enfundada en un vestido negro, un moño alto y cardado y los labios pintados de rojo, y comenzó a sonar Back To Black de Amy Winehouse. No tenía ni idea de que Betty supiera cantar, aunque, si bien es cierto, no había nada que esa chica no supiera hacer. Era la única de mi edad que había conseguido entrar en el equipo de las animadoras, ya que su cuerpo se había desarrollado con antelación y tenía dotes de animadora. Todos los chicos suspiraban por ella y, al parecer, también sabía cantar bien.

Un solo ritmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora