El Descubrimiento Del Traidor

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—Tú eres el ladrón del rayo, trabajaste con Ares para robarlo —susurró Percy, mirando a Luke con una mezcla de confusión y desconfianza. Confusión por saber por qué había robado el rayo de Zeus, y certeza de que Luke era el ladrón. — Fue cuando me diste los zapatos para arrastrarme al Tártaro. El rayo iba a ser entregado directamente a Cronos.

Luke se quedó en silencio. Su silencio era una confirmación tácita de su culpabilidad.

"¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?" pensó Percy con tristeza, sintiendo su corazón encogerse bajo el peso del dolor.

—No pensé que se lo diste a Grover —dijo Luke con una mirada de arrepentimiento—. Soy tu amigo Percy. Nada de esto fue destinado a que yo te traicione. Los dioses son mis enemigos. Estoy aquí para reclutarte.

—¿Reclutarme? —preguntó Percy, confundido y preocupado.

Luke sacó su espada, y aunque Percy no podía creer que la persona en quien más confiaba lo estaba traicionando, por instinto desenvainó su propia espada y la agarró con firmeza.

—Percy, esto es simple. No quiero pelear contigo. Esto es lo que quería mostrarte —dijo Luke con una sonrisa que no reflejaba sinceridad, señalando las ruinas destruidas—. Esta es nuestra salida.

—¿Salir de qué?

—Del campamento —respondió Luke, trazando una línea en la piedra cercana con el filo de su espada—. Su secreto murmurador es que puede abrir puertas secretas. Podemos salir del campamento el tiempo que sea necesario para cumplir nuestra misión.

—¡Deja de decir "nosotros"! —exclamó Percy, apretando aún más su espada.

—Es la palabra que más teme Zeus. Un hijo de los tres grandes en el lado correcto es lo que más teme —expecto Luke con gravedad—. Los dioses solo quieren que luchemos por ellos, que los adoremos, que les temamos y nunca les importe lo que nosotros queremos. Nuestros padres son malos, Percy, y se han salido con la suya durante demasiado tiempo.

—Luke, por favor, esto no eres tú, es Cronos. Tú no eres así —intentó hacer reaccionar a Luke—. Él te atrapó...

—No. Él me abrió los ojos a la verdad. Traer de vuelta la Edad de Oro robando el rayo. Créeme, fue fácil, pero lo que viene no lo será. Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos —dijo Luke, girándose para marcar otra raya y abrir el portal.

Percy se apresuró a detener a Luke, colocándose frente al portal con su espada apuntando hacia él.

—Nuestros padres no son perfectos, pero hacen lo mejor que pueden... Conocí a tu papá y sé que no es un mal padre.

Luke lo miró con desprecio. Percy nunca había visto esa expresión en su rostro.

Luke apartó rápidamente la espada de Percy, pero este no se dejó. Percy casi lo empuja, pero Luke lo agarró del brazo y lo apuntó con su espada.

—No quiero lastimarte, Percy, pero si no vienes conmigo, entonces déjame ir —dijo Luke con enojo en su voz.

Percy no podía permitir que Luke se fuera. No podía dejar que se escapara.

Con un movimiento rápido, logró apartar la mano de Luke y atacar su espada, pero este esquivó el golpe y trazó otra raya en la piedra. Percy, al notar el movimiento, lo empujó hacia atrás, apuntándolo mientras miraba el portal. Luke aprovechó la distracción y lo atacó, dándole una patada que lo hizo caer contra la roca. Percy sentía su respiración agitada y descontrolada.

—Hazte a un lado —pidió una vez más, pero Percy avanzó y volvió a atacar, empujándolo hacia atrás, hiriéndolo sin querer. Luke soltó un quejido y se quedó de espaldas, sujetándose la herida con dolor.

—No, yo... lo siento, perdón —intentó decir Percy, con el corazón apesadumbrado, pero Luke, tal vez movido por la ira, lo atacó más fuerte, haciéndolo caer. La espada de Percy voló lejos, y él se agarró el brazo, sintiendo un dolor punzante.

¿Era este realmente el mismo chico dulce que Percy conoció? Incluso él estaba sorprendido de que Luke pudiera lastimarlo de esa manera. Vio cómo Luke se acercaba y empezó a arrastrarse hacia atrás, intentando escapar.

La ira en los ojos de Luke era evidente. Alzó su espada para atacarlo nuevamente, pero se detuvo en seco, como si se diera cuenta de la gravedad de lo que estaba haciendo. La sorpresa y el asombro en sus ojos eran profundos. Fue interrumpido cuando una daga intentó atacarlo, pero Luke la esquivó con su espada. Los dos chicos voltearon hacia el lugar de donde había salido la daga.

Annabeth estaba allí, con su gorra en mano, sorprendida y mirando a Luke con una furia contenida. Luke se quedó callado, impactado al verla. Ella sacó una espada y adoptó una postura de combate, lista para intervenir.

—Annabeth...

—Lo escuché todo, Luke —dijo Annabeth con un tono cargado de traición—. No puedo creer lo que has hecho.

Luke tragó en seco y miró al chico que había lastimado accidentalmente. Percy lo miró con esperanza, como si deseara que cambiara de opinión, pero Luke solo los miró a ambos, un instante de dolor y derrota en su rostro, y luego corrió hacia el portal, desapareciendo en él.

—¡Luke, no! —gritó Percy, levantándose para ir tras él, pero Annabeth lo detuvo al ver que el portal se cerraba de inmediato.

El lugar quedó en silencio. Percy cayó al piso de rodillas, mirando el lugar por donde se había marchado Luke.

No solo se marchó un gran amigo. También se marchó una parte de su corazón con él.

¿Por qué todos lo dejaban? ¿Por qué siempre perdía a los que amaba? ¿Por qué Luke?

¿Por qué su corazón dolía tanto? Percy se llevó una mano al pecho, sintiendo el dolor agudo de la traición. Era como si una parte de él mismo se hubiera roto irremediablemente. Se preguntaba cómo seguiría adelante, cómo encontraría la fuerza para enfrentar el futuro sin Luke a su lado. La duda y la tristeza lo invadían, y las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. ¿Por qué tenía que ser siempre él quien cargara con el peso de la pérdida? ¿Por qué su corazón debía soportar tanto dolor? 

Annabeth lo abrazó al ver cómo Percy comenzaba a llorar y también soltó lágrimas.

La frustración de ambos era demasiado; los dos se sentían traicionados, heridos... perdidos.

Una perdió a su hermano, el otro perdió a su amor secreto.

—Percy... vamos, tenemos que decirle a Quirón y a Dionisio —dijo Annabeth, quitándose las traicioneras lágrimas que salían de sus ojos.

Percy solo asintió mientras intentaba secar las lágrimas que parecían nunca acabar. Los dos se levantaron y se dirigieron al campamento. Annabeth iba más adelantada que Percy, ya que él andaba medio ido por toda la situación que acababa de pasar.

Percy se prometió que nunca dejaría que Luke lo viera así. Lo miraría con odio, rabia, enojo, con un corazón de hierro para ocultar que, en realidad, su corazón estaba destrozado. 

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¡Y así llegamos al final del primer capítulo! La inspiración a veces llega cuando menos te lo esperas, y quiero darle un agradecimiento especial al seguidor que me recomendó esta idea.

En conclusiones...

¿Cómo creen que el campamento tomará la traición de Luke? ¿Habrá guerra entre cabañas? ¿Percy logrará olvidar a Luke?

Mis queridos seguidores, hagan sus teorías más locas, y vayan preparando los ojos (para llorar) y la ira (porque no pago psicólogo, por cierto).

Los quiero muchísimo.

Besos, ¡byeee!



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