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Querer resolver los problemas de los demás cuando ni siquiera podías con los tuyos resultaba contraproducente. Pero no para Kim Taehyung, el cual pensaba que era mil veces mejor ayudar a terceros que ser ayudado.

Por eso se fue al patio trasero de nuevo, en busca de aquel chico que últimamente estaba más ausente mentalmente de lo normal. Lo encontró sentado con las piernas pegadas a su pecho y la cara apoyada en las rodillas, mirando a la nada; percibió que la herida de su labio aún estaba muy notable, siendo una marca demasiado fea para un rostro tan lindo y angelical como el que tenía Jungkook.

-¿Cómo sigues?

Jungkook salió de sus pensamientos, parpadeando varias veces y poniendo su atención en Taehyung.

-¿Mhm?

El profesor Kim se señaló los labios con el índice.

-Tu herida.

-Ah, e-estoy un poco mejor. Gracias.

Taehyung alzó una de sus cejas no muy convencido con la respuesta del menor, porque si bien las heridas externas estaban sanando ¿qué habían de las internas? Él no era ningún tonto para no darse cuenta que su estudiante estaba lidiando con algo más grande que lo estaba consumiendo.

-Profesor Kim.

-¿Si?

-¿Alguna vez ha querido desaparecer? Y que con ello también desaparezca el dolor y el sufrimiento.

Respiró hondo dejando el aire atascado en sus pulmones, pensando detenidamente lo que iba a decir a continuación. Con esas palabras Jungkook le estaba confirmando que algo más pasaba con él.

-¿Quieres desaparecer?- respondió Taehyung con otra pregunta.

-Eso no fue lo que pregunté.

El mayor chasqueó la lengua no sabiendo de qué otra manera evadir la pregunta.

-Supongo que todos en algún momento hemos querido desaparecer ¿no? La carga mental y emocional que tenemos cada día no todos la podemos sobrellevar- y agradeció que era profesor de filosofía y también a su labia, encontrando la manera perfecta de responder sin involucrarse directamente-. Ahora es tu turno de responder.

Jungkook se encogió de hombros.

-Algunas veces más que otras. Intento ser fuerte y decirme a mi mismo que todo va a estar ¿pero qué pasa cuando las cosas no mejoran, y al contrario, siguen empeorando? ¿Debería seguir teniendo fé o alguna mierda parecida?

-Jungkook, verás...- al momento en volteó su rostro para mirar al menor directamente a los ojos, pudo percibir como lágrimas perladas caían por sus mejillas, empapandolas con aquel líquido salino que demostraba más que las palabras. No pudo aguantarse no caminar hasta él y ponerse de cuclillas al frente, observándolo con ojos cálidos y que transmitían aquella calma de la cuál Jungkook había sido testigo anteriormente; su mano se movió por si sola y al caer en cuenta ya se encontraba limpiando las lágrimas de las mejillas del menor, dejando únicamente un rastro de humedad en su piel nívea-. Escúchame, lo que dije anteriormente en la enfermería quiero que lo tengas en cuenta ¿de acuerdo? Si necesitas dejar salir esa carga que tienes en tu pecho puedes hablar conmigo. Sé que solo soy tu profesor, pero eso no quita que me preocupe por tu bienestar.

Jungkook cerró los ojos cuando una suave caricia fue dejada en su mejilla, permitiendole respirar correctamente, y que el llanto, cesara por fin. No podía explicar la calma que le transmitía Kim con solo su voz o su toque sobre su piel.

-Muchas gracias, lo tendré en cuenta.

-Espero que así sea, un chico como tú no debería estar llorando de esta manera.

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora