𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝐎

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—Tú si sabes que tenemos cocinera, ¿verdad? —Janet preguntó con una sonrisilla.

Cillian levantó la mirada de la masa y detuvo el movimiento de sus manos. Volteó y le dirigió una mirada divertida a su hermana antes de volver a hacer los bollos.

—Es fin de semana, Shelly tiene el día libre, no es como que vaya a llamarla por unos scones —le respondió.

—Pudiste pedírselos para que los horneara ayer antes de irse.

—Por Dios, Janet, los scones se comen en el momento. Recalentarlos es un sacrilegio —se rio entre dientes—. ¿Cómo es que recién te levantas, por cierto? Son las diez y media de la mañana.

—Yo... es que... —torció el gesto con un poco de nervios—, atendí una llamada importante anoche... mi amiga! Una llamada de mi amiga, er- Layla!

Cillian entrecerró los ojos, preguntándose si su pequeña hermana de quince años tenía novio y si debería decir algo al respecto. Luego, decidió que realmente no era su asunto. Ella ya estaba en la edad donde los chicos y chicas comenzaban a salir a citas y además, Cillian mismo no era mucho más mayor que ella, así que no debería prestarle demasiada atención. Lo más probable era que fuera algún chico de su academia y la academia a la que Janet asistía era una que solo niños ricos podían costearse, así que... allá ella lo que elegía en ese circo.

En silencio, Cillian continuó cortando scones con molde mientras ella se servía un vaso de agua y se lo bebía sin emitir un solo sonido.

—Afuera está soñado, ¿pensabas salir?

¿Honestamente? Cillian no había dormido en toda la noche, no quería nada más que lanzarse al suelo y morirse un rato en la soledad de su habitación. Después de comer un scon. Lo cual era una pena porque por primera vez desde que había llegado al área oeste de Estados Unidos, el sol brillaba.

—No realmente.

Ella torció la boca: — ¿Y si salimos a tomar un poco de sol?

— ¿Para qué?

—Estás muy pálido.

Una de las razones por las que nunca tomaba sol era porque no veía el punto. Solo habían dos motivos por los que la gente normalmente lo hacía: para broncearse y porque les gustaba la sensación.

Cillian no estaba interesado en broncearse, y el segundo... ni siquiera era necesario explicarlo.

Así que como realmente no tenía motivos para tomar sol, ir a la playa en verano era un arma de fuego —las pocas veces que fue terminó con quemaduras de segundo grado y cero bronceado—, en consecuencia, era bastante pálido y el calor húmedo no era de su agrado.

—Bueno, si tú quieres —se encogió de hombros y metió los scones en el horno.

A Janet se le iluminaron los ojos y asintió entusiasmada con la cabeza. Cuando lo miraba de esa forma, era sencillo para Cillian sensibilizarse un poco y recordar que su hermana pequeña había pasado mucho tiempo de soledad en aquella enorme casa. Lo hacía sentirse como un idiota por hacerla a un lado con tanta frecuencia, desde que había llegado, todo lo que había estado haciendo había sido ir al instituto y pasarse todo el tiempo libre que tenía encerrado en su habitación como un estereotipado chico angustioso. A penas y salía a cenar con ella cuando estaba.

¿No que había ido a los Estados Unidos para ver a su familia? ¡¿Entonces por qué rayos no estaba aprovechando el tiempo con su hermana?!

Cillian se hizo una nota mental de ponerle más atención.

ℝ𝔼ℚ𝕌𝕀𝔼𝕄 𝕆𝔽 𝕃𝕆𝕍𝔼 ━ Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora