ᴹᵒʳⁱʳ ʲᵘⁿᵗᵒˢ ¬ ᵈᵉᵃᵈ

10

Había sido abusada, eso estaba más que claro, pero el abuso de Varg solo le dolía físicamente ya que en su estado de disocio no era capaz de estar al pendiente de lo mal de esa situación en específico, incluso en su mente Vikernes nisiquiera había hecho algo malo, Dead la había tratado peor en numerosas ocasiones.
Sin embargo, su mente continuaba perdida por ese hombre al que le tenía un amor extraño, aunque entre más lo pensaba ese amor se convertía en repugnancia, odio e incluso miedo, miedo de descubrir la verdad.

Vikernes aún podía seguir equivocado ante esas palabras, en su mente no era un echo que sucediera lo que salió de la voz de aquel hombre un día anterior, tal vez solo estaba celoso de lo que tenía con Ohlin si en verdad está celoso de lo que tenemos no sabe lo que pasa entre nosotros pensó aún tirada en el duro colchón, el cual rechinaba ante cada movimiento.

Aguantando el dolor mientras se levantaba sin importar el ruido, busco su ropa por la habitación, su vestido estaba tirado sin cuidado en una esquina del cuarto, su ropa interior se encontraban enfrente de la cama ¿No es capaz de cojer sin romperme todo?. Termino tomando ropa del hombre cuatro tallas más grande que la suya, un boxer, una playera negra lisa y un pantalón negro holgado con un cinturón bastaron para Fell la cual salió de la habitación para encontrar que no había nadie en la casa, vio sus zapatillas justo en la puerta por suerte no rompió estás.

Salió del lugar lo más rápido que pudo, para su mala suerte el macho estaba sentado frente a la casa fumandose un tabaco, la volteo a ver y la inspeccionó de pies a cabeza.

-Te verías mejor si dejaras crecer tu cabello.

-Te devolveré tu ropa cuando te vuelva a ver.- Intento ignorar su comentario mientras caminaba fuera de ahí, claro que no pudo avanzar mucho porque el contrario la detuvo parándose frente ella y tirando el cigarrillo.

-Quedate conmigo, yo puedo matarlo con tal de que te quedes.

-Le harías un favor si lo haces.

-¿Es eso lo que buscas?

-No, el solo lo hara un día de estos seguramente.- Intento volver a irse pero dio un paso enfrente de ella volviendo a obstruir su paso.

-¿Qué harás?.- Fell lo vio ¿Qué te importa? Eso le hubiera dicho, pero no quería ser violada otra vez.

-Hablare con el, ahora sí me disculpas.- Intento caminar esquivando a esté, pero la tomo fuertemente y la beso dejando saliva en toda su boca asqueroso Fell no supo cómo aguanto las ganas de vomitar. De alguna manera se lo quito de encima y comenzó a caminar lo más rápido que pudo fuera del lugar, se tranquilizo cuando no escucho ningún paso detrás de ella.

...

Estaba paralizada frente de la infraestructura a la que se supone llamaba "hogar". No quería entrar, no quería verlo, olerlo ni sentirlo, no quería enfrentar la situación ya que no sabía que hacer ante ella ni aunque le diera miles de vueltas en su cabeza.

Con desidia entro lentamente a la casa, fue a la habitación que compartía con su novio, cada paso duraba un año y conforme iba dando el aire se volvía más denso, tanto que su pecho dolía al respirar. Abrió la puerta con lentitud hasta que está llegará a su tope ahí estaba el con las muñecas vendadas y solo vistiendo un boxer, seguro no quisieron gastar en llevarlo al hospital y tan solo le echaron vodka en las heridas, ya que eso era a lo que olía, tal vez estaba dormido o tal vez estaba desmayado pero poco importaba eso ahora.

Camino igual de lento hasta la cama que compartían, se sentó a su lado ignorando el dolor proveniente de su vientre y vagina. Comenzó a acariciar el pelo de su novio, era cedoso y muy largo, se sintió un poco culpable por ser está la primera vez que lo notaba. Lo movió un poco y con dificultad se acostó a su lado, paso sus caricias hacia la cara de esté, se veía tan tranquilo cuando estaba inconsciente deberías quedarte así por siempre.
Lo vio horas, sintió hambre, sed, ansiedad, tristeza, enojo y amor, pero no se movío de su lado ni un segundo, nisiquiera lo pensó en cinco horas hasta que Yer comenzó a abrir los ojos. Sus miradas eran intensas pero generaban confort, eso hasta que comenzaban a hablar.