Capítulo 12: Entre serpientes y tejones

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Hayden Bennett

Mirándome en el espejo, ajusto el cuello de mi camisa por décima vez, esperando que de alguna manera eso me haga sentir menos nervioso. El reflejo que me devuelve la mirada es el mismo de siempre, pero esta vez hay algo diferente: la expectativa, el nerviosismo, la emoción y el miedo a partes iguales. Nunca he tenido una cita antes, y el hecho de que sea Harry quien me haya invitado a salir hace que todo parezca aún más surrealista.

Harry Potter. El chico que había salvado el mundo mágico no una, sino varias veces, había decidido que quería pasar una tarde conmigo. Esa idea me llena de orgullo, pero también de una especie de vergüenza dulce. ¿Qué ha visto en mí para invitarme a salir? ¿Qué espera de esta cita?

Una suave risa me saca de mis pensamientos. Cedric, mi amigo y mentor en tantas cosas, está de pie en la puerta, observándome con una mezcla de diversión y simpatía.

-Estás actuando como si fueras a una audiencia con el Ministro de Magia -dice con su tono tranquilo y seguro-. Relájate, Hayden.

-Es fácil para ti decirlo -murmuro, intentando alisar una arruga inexistente en mi camisa-. Tú nunca te pones nervioso.

Cedric entra en la habitación y se apoya en el marco de la puerta, cruzando los brazos.

-Eso no es del todo cierto -dice-. Todos nos ponemos nerviosos a veces. Pero Harry te ha invitado a salir porque le gustas. No por lo que lleves puesto, sino por quién eres.

Sus palabras son reconfortantes, pero no puedo evitar sentirme inseguro.

-¿Crees que debería ponerme algo más elegante? ¿O debería mantenerlo casual?

Cedric se acerca y comienza a revolver mi armario, sacando una chaqueta que rara vez uso pero que siempre me ha gustado.

-Aquí tienes -dice, ayudándome a ponérmela-. Es elegante pero no demasiado formal. Un equilibrio perfecto. Confía en mí.

Mientras me ayuda a ajustarla, noto que su confianza es contagiosa. Me miro de nuevo en el espejo, y esta vez, en lugar de verme como un completo desastre, veo a alguien que está listo para afrontar la cita con Harry.

-Gracias, Cedric -digo, genuinamente agradecido por su ayuda.

Él sonríe, dándome una palmadita en el hombro.

-Recuerda, lo importante es que seas tú mismo. No intentes ser alguien que no eres. Harry ya sabe quién eres y por eso te ha invitado a salir.

Con un último vistazo al espejo, respiro hondo y me preparo para salir. Cedric me acompaña hasta la puerta de la Sala Común, asegurándose de que no olvide la caja de chocolates que había preparado para Harry.

El camino hasta Hogsmeade, donde hemos acordado encontrarnos, se siente como un maratón. Cada paso parece prolongar la espera, intensificando la mezcla de emociones que se agita en mi interior. Llego al punto de encuentro, un pequeño café con mesas al aire libre y una vista encantadora del castillo, y ahí está Harry, esperándome con una sonrisa que me desarma al instante.

-Hola, Hayden -dice cuando llego, sus ojos brillando con una calidez que me hace sentir un poco menos nervioso-. Te ves genial.

-Gracias -respondo, sintiéndome repentinamente torpe mientras le ofrezco la caja de chocolates-. Son para ti.

Harry acepta los chocolates, sus mejillas sonrojándose un poco.

-Son perfectos, gracias. Me encantan los chocolates.

Nos sentamos en una de las mesas, y la conversación fluye más fácil de lo que había anticipado. Harry es fácil de hablar y nos encontramos riéndonos y compartiendo historias sobre nuestros años en Hogwarts. La tarde se desliza en un parpadeo, el sol comienza a ponerse, pintando el cielo de tonos naranjas y rosados.

.・✫・゜・。.

Mientras caminamos de regreso al castillo, siento que mis miedos e inseguridades se han desvanecido, reemplazados por una sensación de conexión y una chispa de posibilidad. Al llegar a la puerta de la Sala Común, Harry se detiene, mirándome con una sonrisa que hace que mi corazón dé un vuelco.

-Me he divertido mucho hoy, Hayden -dice-. Espero que podamos hacerlo de nuevo.

Asiento, mi voz un poco más segura que antes.

-Yo también me he divertido. Me encantaría.

Nos despedimos, y mientras Harry se aleja, me quedo fuera de la Sala Común y me encuentro con Malfoy, quien me está observando con una expresión desdeñosa desde el otro lado del pasillo.

-Vaya, vaya, ¿así que ahora sales con Potter? -dice Draco, su tono impregnado de burla.

Intento ignorarlo, pero su comentario me sigue como una sombra.

-¿Qué te importa a ti? -respondo, tratando de mantener la calma mientras paso a su lado.

Draco se coloca delante de mí, bloqueando mi camino.

-Oh, solo pienso que es divertido. El gran Harry Potter y tú, el sangre sucia. Supongo que no tiene muy altos sus estándares.

Mi paciencia se agota rápidamente. Draco siempre sabe cómo sacar lo peor de mí.

-¿Y tú qué sabes de eso, Malfoy? -le espeto-. ¿Acaso te importa lo que haga?

Antes de que pueda reaccionar, Draco me agarra del brazo y me arrastra hacia un pasillo menos transitado, lejos de las miradas curiosas de otros estudiantes.

-¿Qué haces? -protesto, tratando de soltarme.

Pero Draco no me suelta hasta que estamos en un rincón apartado. Se gira hacia mí, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y algo más que no puedo descifrar.

-¿Por qué estás tan nervioso? -pregunta, su voz más baja pero aún cargada de provocación-. No puedes negar que te encanta toda esta atención.

La discusión se intensifica, nuestras voces resonando en el pasillo vacío. Las palabras se convierten en un intercambio de acusaciones y frustraciones, hasta que, de repente, Draco se inclina hacia adelante y me besa.

El mundo parece detenerse por un instante, y mi mente queda en blanco. La sorpresa me deja inmóvil, y cuando me aparto, Draco me observa con una mirada desafiante, como si estuviera retándome a decir algo.

-¿Qué demonios, Draco? -digo, aún tratando de asimilar lo que acaba de pasar.

Él se encoge de hombros, su actitud altanera no flaquea.

-Solo quería ver cómo reaccionabas -responde, una ligera sonrisa jugando en sus labios.

Todavía conmocionado, me alejo de él, sin saber qué pensar de lo que acaba de suceder.

-Estás loco -murmuro, dándome la vuelta para irme.

Mientras me alejo, puedo sentir su mirada fija en mí, y aunque estoy confundido, sé que esta interacción cambiará las cosas entre nosotros, de una forma u otra. Mientras camino hacia mi habitación, me doy cuenta de que esta tarde ha sido el comienzo de algo completamente inesperado y potencialmente caótico.

𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora