Capítulo 12

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Diciembre sólo significaba una cosa para los universitarios; miles de entregas de trabajos y exámenes finales.
   
La universidad era la peor pesadilla para las personas que amaban la navidad, porque solo te llenaba de estrés y ansiedad. Y yo era una persona con muy buen espíritu navideño.
   
Sostenía las pequeñas tarjetas de estudio en la mano mientras esperaba a que Alex me dijera la respuesta.
   
Me había pedido que viniera a ayudarle con sus exámenes finales, y como la mayoría de mis trabajos estaban bastante adelantados había aceptado ayudarle.
   
Observaba las tarjetas con frases que no entendía y palabras subrayadas de marcadores verde y amarillo fosforito.
   
Estaba sentada en el sofá tapada con una manta mientras Alex ponía cara de concentración desde la alfombra del suelo. Se había sentado encima de un montón de cojines con una botella de agua a su lado.

Me gustaba su expresión mientras los engranajes de su cabeza intentaban sacar la respuesta.
   
ー¿Vas a responder? ーpregunté cansada de esperar.
   
ーEstoy pensando Alicia, por si no lo ves ーcontestó con sarcasmo y un poco de irritación.
   
ーLlevas tres minutos pensando ーle piqué. Tenía que reconocer que a veces me gustaba tensarle contra las cuerdas.
   
ー¿Puedes volver a repetir la pregunta?
   
ーDe los siguientes métodos, ¿cuál es el más fiable para la estimulación del intervalo post-mortal en el período precoz de la muerte? ーdije de forma clara y lentaー. A) Cuantificación de patios en humor vítreo. B) Observación de la evolución de los livideces cadavéricas. C) Determinación de la temperatura rectal. D) Valoración de la reactividad ocular al colirio de acetilcolina.
   
Incluso realizar las preguntas y repetir las respuestas me había costado. Las palabras eran muy complicadas y se me enrevesaban en la lengua. Estaba segura que después de aquella tarde de estudios me iría con mayor morfología de la lengua castellana.
   
ー¡Alex! ーexclamé cuando lo observé juguetear con un hilo suelto de la alfombra.
   
ーLa D.
   
ーNO,  es la C) Determinación de la temperatura rectal.
   
Pasé a la siguiente tarjeta del taquito que sostenía en la mano cuando Alex bufó y se quejó.
   
ーEstoy cansado ーrefunfuñó mientras se recostaba sobre los cojinesー. Llevamos toda la tarde estudiando.
   
ーTe recuerdo que fuiste tú quien me pidió que viniera aquí.
   
ーPero estoy cansado. ーSe volvió a quejar. Parecía un niño pequeño al cual su madre le había ordenado limpiar su habitaciónー. Vamos a pedir unas pizzas y ver un capítulo de Game of Thrones.
   
ーNo. Vamos a hacer diez másーrespondí impasible mientras cogía otra tarjetaー.  La osteonecrosis de la mandíbula: A) Puede relacionarse con la administración de bifosfonatos. B) Se asocia a la mayoría de los casos con radioterapia previa. C) El tratamiento de elección es la mandibulectomía. D) Es una forma de atrofia mandibular del desarrollo.
   
ー¿Qué me das a cambio si acierto? ーpreguntó mientras se volvía a incorporar sentado en la alfombra.
   
ー¿Nada?
   
ーVenga ya, Turner ーse quejó por milésima vez ー. Si tuviera algún incentivo seguro que lo haría mejor.
   
ーMuy bien ーrespondí dejando las tarjetas a un lado mientras cogía una barrita Marx de la mesa repleta de apuntes y subrayadoresー. ¿Qué tienes en mente? ーpregunté.
   
ーMejor di algo tú ーcontestó mientras bebía un trago de aguaー. No te gustaría si te lo dijera.
   
ー¿Por qué estás tan seguro? ーcontesté mientras cruzaba los brazos en mi pecho.
   
ーPorque implicaría hacer cosas de mayores ーrespondió con ese tono divertido suyo al que ya me había acostumbrado. Mi mandíbula casi tocó el suelo ante su insinuación y acto seguido agarré uno de los cojines que había en el sofá y se lo tiré a la cara. A lo que él soltó una gran carcajada.
   
ー¿Le dices eso a todos tus amigos? ーpregunté cuando dejó de reírse.
   
ーSolo a los que su nombre empiezan y terminan con la letra A.
   
ー¿Y son muchos?
   
ーDigamos que la lista se reduce a ti.
   
Le volví a tirar otro cojín, pero este último lo agarró al vuelo.
   
ーCapullo ーdije mientras intentaba tirarle otro cojín, pero ya no quedaban más en el sofá. Todos estaban en el suelo junto a él.
   
ーDeberías haber visto tu cara ーrespondió mientras me devolvía el cojinazoー. Me conformo con las pizzas y la serie Frozen, no quiero que me congeles mientras follamos.
   
ーJA JA ーcontesté sarcásticaー. Que gracioso eres. ーLa única respuesta que recibí de su parte fue una media sonrisa que me irritó a la vez que me calentó.
   
Cuarenta y cinco minutos más tarde nos estábamos zampando una pizza barbacoa del Dominós mientras veíamos el primer capítulo de la temporada final de Game of Thrones. Ambos habíamos dejado de ver la serie por nuestra cuenta para verla juntos al menos mínimo una vez a la semana. Normalmente eran los viernes después de la terapia. Aunque ya había venido a casa de Alex algún día suelto solo por el vicio de ver la serie. Cada vez disfrutaba más del tiempo que pasaba con él. Era alguien divertido y nuestras conversaciones siempre eran muy fluidas.
   
ー¿Por qué no vienes mañana a casa a ver un partido de fútbol con Gus y Fer? ーpreguntó Alex mientras casi me atraganto con la coca cola.
   
ー¿Qué? ーpregunté atónita.
   
ー¿Qué porque no vienes mañana después de la sesión de terapia a conocer a mis amigos?
   
Alex me había hablado alguna vez sobre sus compañeros de clase y  de como se habían conocido el año pasado. Habían estado tan unidos los últimos meses que se habían convertido en mejores amigos.
   
ーNo sé si es buena idea ーrespondí mientras soltaba mi porción de pizza.
   
ー¿Por qué no? ーpreguntó mirándome curiosoー. Yo conocí a tus amigos.
   
ーYo no soy tan extrovertida como tú ーseñaléー. ¿No te acuerdas la primera vez que nos conocimos?
   
ーSí, y me pareciste monísima ーcontestó sin darle demasiada importancia a sus palabras.
   
Giré la cabeza hacia mi derecha y luego suspiré mostrando que no estaba agusto con la conversación.
   
ーLes vas a caer genial ーprosiguió Alex ignorando mis caras y suspirosー. Gus y Fer son muy majos.
   
Volví a suspirar frustrada conmigo misma porque no podía hacerle aquel feo a Alex.

Tenía razón, él había conocido a mis amigos, y se había comportado muy bien con ellos. Incluso Sofía me estaba volviendo a preguntar por la próxima quedada.
   
ーEsta bien ーdije finalmente a modo de derrota.
   
ーPues sonríe ーcontestó tirando de mis mofletes hasta crear una sonrisaー. Parece que hayan dictaminado tu sentencia de muerte ahora mismo.
   
ーEs que se me da fatal conocer a gente nueva ーrespondí un poco incómodaー. Durante toda la primaria me hicieron bullying en el colegio. En Inglaterra porque estaba demasiado delgada y en España por mi acento, delgadez y tono de piel pálido. Me da miedo conocer a gente desde entonces. Siempre he sido muy cerrada y me da miedo lo que la gente pueda pensar de mí, o causarles una mala impresión.
   
Alex me escuchó atentamente y vislumbré su mirada de compasión, la cual no me gustó. No me gustaba que la gente me viera como a una persona débil y vulnerable porque no era así. Me había vuelto fuerte a base de palos.
   
ーA mi me causaste una buena impresión desde el principio Turner ーdijo mientras me daba un pequeño golpe con el hombroー. Y te aseguro que eres una tía increíble, me ayudaste mucho el día que hablé de mi madre en terapia. Me has ayudado a estudiar hoy. Y a Gus y Fer les vas a encantar porque aunque no lo creas eres una tía increíble.
   
ーGracias ーrespondí con una sonrisa tímida.
   
Agradecía sus palabras, sonaban sinceras, y a pesar de que nunca buscaba la validación de los demás. A veces era agradable escuchar cosas bonitas de uno mismo desde la boca de otra persona.
   
ーAunque tienes un gusto horrible en cuanto a películas y personajes favoritos se refiere ーcontestó en tono burlón.
   
ーIdiota. ーVolví a utilizar el cojín como arma.
   
Un cojín me vino por la izquierda y me aterrizó en la cara, acto seguido la carcajada de Alex retumbó en todo el salón debido a la cara de idiota que se me había quedado. Salté del sofá hacía la alfombra intentando coger el mayor número de cojines posibles. Le lancé el primero, el cual atrapó al vuelo y me lo lanzó de vuelta dándome en la barriga.
   
Acto seguido él también se levantó del sofá con un arsenal de cojines en la mano. Empecé a tirarle todos los que tenía a mi lado, de los cuales dos acabaron estampándose en su cara.

Me quedé sin cojines observando como todos estaban en su lado del salón. Comencé a correr y gritar por el pasillo que conducía hacia el baño, vestidor y habitación cuando lanzó el primero.

Gritaba por todos lados mientras escuchaba su risa de fondo. Literalmente caperucita estaba siendo cazada por el lobo.

Los cojines salían disparados por todos lados.

Corrí hasta su habitación y me tomé un segundo para contemplarla.

Era sencilla, igual que el resto de la casa. Bastante grande. Una cama doble en el centro con un edredón gris y dos cojines a juego, una manta negra a los pies de la cama y un escritorio blanco donde había mil apuntes subrayados de amarillo fosforito. Las paredes estaban decoradas con algunas fotos de anatomía humana, bastante estéticas, y un mapamundi encima del cabecero de la cama. También tenía algunos funkos y legos en una mini estantería que colgaba al lado del armario. Todo tan ordenado y armónico como en el resto de las salas.
   
Grité cuando su cuerpo tiró al mio encima de la cama mientras intentaba coger uno de los cojines.
   
ーTe atrapé ーdijo mientras inmovilizaba mis manos y sonreía como un gato que acaba de atrapar a su presa.
   
Fuertes respiraciones salían de mi pecho, no sabía si era de la carrera o por la proximidad de su cuerpo. Lo cierto era que su cara estaba a escasos centímetros de la mía.

Contemplé el hoyuelo derecho que se encontraba a la vista debido a la diversión, su pelo castaño despeinado y las pupilas un poco dilatadas. Intenté zafarme de su agarré pero no lo permitió. Alcé las cejas con desafío y una pregunta silenciosa. Toda su postura destilaba diversión.
   
ー¿Pretendes secuestrarme o algo así? ーbromeé.
   
ーPuede ーcontestó con un tono de voz más ronco de lo normal.
   
Su boca se encontraba a escasos centímetros de la mía y el silencio había formado una tensión inexplicable en el ambiente. Frunció los labios y yo lamí los míos. Estaba deseando acortar los pocos milímetros que nos separaban, saborear su boca y perderme en su aroma, pero al final Alex carraspeó y me soltó las manos poniendo espacio entre nuestros cuerpos.
   
ーSi te secuestrará me aseguraría de que vinieras mañana ーrespondió medio en broma.
   
Aún estaba un poco aturdida por lo que acababa de ocurrir, y también molesta porque se hubiera alejado tan rápido. La cabeza me daba vueltas cuando respondí:
   
ーYa te he dicho que vendré.

Déjame quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora