Capítulo 10

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Capítulo 10

La luz de la enfermería se veía tenue, Jonathan Morgenstern y Jonathan Wayland se encontraban sentados junto a Clary, Johana los había recibido y había llevado a Clary para atenderla, le habían hecho un iratze y un remedio casero con hierbas que la madre de Jonathan sabía hacer.

-Lleva tres días inconsciente –Murmuro el hermano de Clary mirando a su parabatai.

-Va a despertar pronto –Jonathan posó su mano sobre el hombro de su compañero para darle consuelo, parecía ser siempre su guardián y viceversa, se conocían desde niños y eran como uña y mugre, al igual que Clary y Simon.

Jace entró a la habitación con un aspecto cansado, no había dormido, se podía notar por las ojeras que le cubrían por debajo de los ojos, los dos chicos que estaban al lado de Clary se giraron hacía él y se dieron cuenta de que quizás deberían de descansar, además dejaban a la pelirroja en buenas manos.


Un hilillo dorado apareció en medio de la obscuridad haciendo que Clary quisiera levantarse, está siguió al hilillo caminando detrás de él intentando alcanzarlo aunque notaba que nunca podría hacerlo, cuando llego al final del trayecto ya no se encontraba en un lugar obscuro, sino que estaba en un salón en el que nunca había estado antes camino hacia el centro de éste, había bastantes personas reunidas allí, como si celebraran algo, todo brillaba como oro... Se acercó a una mujer castaña que le daba la espalda y le tocó el hombro para llamar su atención, la mujer la miró llorando y la reconoció por las fotos de los caídos que se encontraban en el salón de los acuerdos, era Phoebe Gladstone, la abuela de los Lightwood que había muerto hace algunos años antes de la guerra en contra de Hodge. ¿Por qué lloraba? Soltó un alarido al reconocer a Clary, esta última se espantó y se echó hacía atrás chocando con otra persona a la que conocía bien, Valentine Morgenstern.

-¿Papá? –Preguntó mirándolo, no parecía él, estaba demacrado y delgado, la piel de la cara le colgaba y le afilaba los huesos, parecía más un cadáver... Un cadáver.

-Hija –La abrazó y Clary se sintió en casa un momento, aunque su padre nunca hubiese sido tan cariñoso cuando él abrazaba a alguno de sus hijos era porque realmente lo merecían –Haz crecido tanto...

Clary empezó a llorar mientras abrazaba a su padre, no le importaba que fuera un cadáver porque era su padre... Él le paso las huesudas manos por el cabello y la miró.

-No tienes porqué llorar Clarissa, tienes que ser fuerte por tu hermano y por tu madre, no puedes permitirte esto –La miró serio, era un sueño, pero se sentía demasiado real, como si ella también fuese un cadáver.

-Tengo miedo... -Sollozó.

Valentine rió irónicamente y se inclinó un poco para estar a su altura.

-Pequeña, siempre va a existir el miedo, pero no puedes dejar que te consuma... ¿Recuerdas a los lobos?

Clary los recordaba, era una historia que Valentine siempre les contaba cuando les daba miedo la obscuridad o cuando les pusieron su primer runa. Su hija asintió

-Entonces sabes a cual alimentar, eres una cazadora de sombras y eres valiente, tienes que serlo, porque si no, ¿Quién protegerá al mundo?

La luz comenzaba a irse, regresaba a ser el hilillo que la había llevado allí.

-¿Papá? Papá, no te vayas –Lloró –Si no estás tú ni mamá, ¿Quién me va a cuidar?

Dentro del sueño, la luz dorada se acercó a ella, la iluminó un momento mientras sentía que alguien tocaba sus mejillas con cariño, secaban sus lágrimas.

Little Morgensterns.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora