CHAPTER: 01

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SHARP EDGES: CARLANDO AND LESTAPPEN.

CHAPTER: 01.

Aquella fría madrugada de Octubre de 2020 el infierno que vivió el joven monegasco aún resuena como un eco doloroso en su memoria y cada cicatriz que yace tatuada en su blanca piel, hace estremecer al joven británico que le observa con tristeza, cada que su mirada se posa en la máquina que monitorea los signos vitales del muchacho de cabellos castaño oscuro que permanece sedado y conectado a un respirador artificial y con vendas cubriendo partes de su cuerpo que esconden heridas profundas y moretones que provocan un dolor intenso al hombre que incluso dormido deja escapar lágrimas amargas de miedo e impotencia, que nadie parece poder entender

Excepto el cuarto heredero de un importante magnate de Inglaterra, que forma parte de un selecto grupo conformado por los ochocientos hombres más ricos de la sociedad británica.

A la que el Joven Lando Norris detesta por todo lo que su padre le ha hecho vivir mientras, su hermano mayor y sus hermanas eran protegidos de todas las cosas malas por mamá, que siempre hacía la vista gorda cuando papá Adam lo golpeaba y le soltaba cuanto improperio se le cruzaba por el simple hecho de haber nacido en ese porcentaje minoritario de hombres que podían crear vida en sus vientres del mismo modo que una mujer, sin embargo con embarazos mucho más complicados y de un alto riesgo que implicaba perder mucho más en una sociedad donde todo valor y principio se ha desvanecido en el ayer, que cada día es aplastado por el mañana que le abre las puertas al caos y a la doble moral disfrazada de falsa empatía e igualdad, que proclama dar una mano amiga al mismo tiempo que prepara la otra para disparar y herir de muerte a los que no están de acuerdo con lo estipulado por las nuevas reglas impuestas, que favorecen a los poderosos y destruyen al ser humano con promesas de un presente que lucha por el bien estar de los ciudadanos que cansados de tanta corrupción buscan cambiar el reglamento de un juego perverso que lleva de antaño siendo dominado por la élite que no quiere dar su brazo a torcer y mucho menos quiere bajar del pedestal en el que se ha colocado a costa del sudor, lágrimas y sangre de los inocentes que engañados por una supremacía de hombres y mujeres cuyo estatus está por encima de los hijos del olvido, que solo conocen el frío y el hambre desde el momento en el que llegan a este mundo plagado de podredumbre cubierta de lujos y placeres, que muchas veces son el horror de jóvenes que tienen la desgracia de ser lastimados desde su más tierna infancia como el mejor amigo del muchacho británico, que con manos temblorosas acaricia el rostro del monegasco que una vez más se encuentra empapado de sudor y el zumbido de la máquina indica que algo no anda bien porque el ritmo cardíaco del hombre se dispara por lo alto y su cuerpo que antes yacía en calma ahora se sacude con fuerza y el silencio de la habitación de hospital es quebrado por un alarido de dolor que emite el paciente que abre sus ojos desesperado por escapar de algo que le atormenta día y noche, desde aquella fatídica madrugada, de la que el británico desconoce lo ocurrido y el por qué Charles Leclerc llora y berrea aterrorizado intentando quitarse toda la maquinaria que lo mantiene vivo luego de que lo encontrara en su casa al borde de la muerte con los vidrios reventados y todo hecho pedazos por la pareja del joven proveniente del bello paraíso en la tierra conocido cómo Mónaco, del que se desconoce por completo su actual paradero tras huir minutos antes de que la ambulancia y la policía arribaran, al domicilio de Charles.

-¡ Charlie, por favor cálmate, soy yo Lando. Mírame, estoy aquí!-. suplicó el joven británico tomando con fuerza las manos del contrario, que forcejeaba intentando liberarse del firme agarre sobre su persona; sin saber quién lo sujetaba hasta que una mirada verde olivo conectó con la mirada tormentosa de esas preciosas esmeraldas empañadas por gruesas gotas cristalinas, que le bañaban el cansado y magullado rostro, al punto de que el aspecto de un muñeco roto de porcelana era el reflejo que le parecía contemplar al británico en su amigo que con el alma rota y una mirada suplicante pedía algo que él no tenía el valor de contarle y Charles lo supo cuando ese precioso verde olivo se apartó con pena y un "lo siento Charlie", que terminó de romper al hombre en la cama que negaba con la cabeza, implorando al cielo que no fuera verdad lo que su pequeño amigo no quería decirle, por lo que soltó una de las manos del británico y con miedo posó su mirada en su vientre que ya no estaba abultado y por un momento pensó que todo fue un mal sueño y quizás su hijita estaba en una cuna pero los sollozos del hombre más bajo a su lado le confirmaron que lo que pensaba no era cierto y que el llanto que luego brotó del chico de Brístol ahora sí tenía mucho sentido con ese "lo siento Charlie" que le susurró minutos atrás.

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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