𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎

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❝ Hazme tu sol. Y brillaré para ti. Hazme tus pasos. Y cuidaré de ti. Todo eso y más ❞.

Cristian Castro



























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Jasmine Gómez, una joven de 17 años, que vivía en buenas condiciones, que tenía el futuro planeado, todo iba bien, hasta que el negocio de su padre sufrió una caída, al principio no se preocuparon, esto había sucedido en bastantes ocasiones, pensaron que en un corto tiempo lograrían salir de ello, pero las semanas pasaron y no recibían los suficientes ingresos, apenas llegaban a fin de mes en su casa, por lo que el padre de Jasmine debido al estrés y la ansiedad que le provocaba esto, tuvo un infarto, dejando a la morena a cargo del establecimiento, sola, y también, de su hermana menor.

Algunas familiares, le dieron la idea de que vendieran la floristería, y comprará una casa más agradable, dónde vivirían cómodas ella y su hermana, pero está se negó, se negaba a vender algo por lo que su padre había trabajado prácticamente desde pequeño, era su sueño, y no podia permitir que se quebrase solo por estar en una camilla en el hospital, así que se prometió trabajar más duro, e intentar atraer a más clientes, para que así todo vuelva a ser tal y como era todo antes, aunque habían pocas probabilidades, no se iba a rendir, porque su padre le enseñó a ser fuerte y a luchar por lo que quería, y no iba a ser débil solo por haber pasado unos malos momentos, y menos teniendo que ser responsable de otra menor.

Unos días después de que su padre haya sido transladado al hospital, se dirigió a la floristería y la abrió con la llave que le había dado este, lo pensó por unos segundos, pero negó con la cabeza ignorando sus malas ideas y abrió la puerta, se pusó su uniforme, y cambió el cartel de "cerrado" a "abierto", y con una sonrisa en su rostro, esperó a que alguien entrará.









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Lamine Yamal, jugador del FC Barcelona, de 18 años, todos sus sueños y metas se estaban cumpliendo, y estaba muy orgulloso de ello, había estado toda la vida esforzándose para estar presente ahí en el día de hoy, todo iba perfectamente, pero desgraciadamente, su abuela tuvo que ser ingresada por una enfermedad desconocida, que todavía no lograban identificar, estuvieron meses y meses visitando hospitales, hasta que encontraron uno que logró descifrar su enfermedad, era cáncer de pulmón, y si no se daban prisa en pagar el tratamiento, podría morir, su esperanza de vida era corta, muy corta. Esto provocó tristeza en el menor, que empezó a distraerse en todos sus partidos. Aunque sus compañeros de equipo intentaron animarle, nadie podría conseguirlo, se sentía vaciado aún teniéndolo todo, porque si perdía a su abuela, se perdería a él mismo.

Le costaba demasiado entrar en su sala del hospital y verla en ese estado, estaba frustrado, quería llorar y llorar, pero tenía que contenerse, no quería preocupar a su abuela más de lo que ya estaba, así que con el corazón hecho pedazos, le visitaba todos los días después de sus entrenamientos, y hablaban durante horas, porque para él, esa anciana era su lugar desde que nació, ella le había criado, así que la consideraba más como una madre, ya que siempre estuvo para él, le cuidaba y le protegía, y ahora era al réves, él cuidaba de ella, siendo tan solo un crío, estaba muy agobiado, pero siempre le mostraba su mejor cara, para intentar hacerla feliz, hacerla sonreír, hacerla reír.

Un día después de el entrenamiento, estaba andando para visitar a su abuela al hospital, ya se había convertido en una rutina diaria para él, se levantaba, desayunaba, entrenaba, visitaba, cenaba, dormía. Estaba cansado de eso, quería salir con amigos, pasar el rato, vivir despreocupado, como antes, pero no podía, tenia que poner a los demás antes que él primero, hundido en sus pensamientos, levantó la mirada y se percató de que había una floristería a unas manzanas del hospital, pensó en comprarle un ramo de flores, le haría sonreír y la vería reir después de mucho tiempo, así que sin pensarlo dos veces más, entró a la pequeña tienda, cerrando la puerta tras él.



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"Buenas tardes, ¿le quedan rosas?"


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Rosas - Lamine YamalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora