Bill

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Bueno desde aquí empieza a narrar Bill por eso el capítulo se llama Bill (obviamente)

Hay un error de edades porque Tom tiene 20 años y está casado con Bill más de cinco años es imposible que se casará a los quince, entonces no les presten atención a mi errores con el tiempo.

Hay un error de edades porque Tom tiene 20 años y está casado con Bill más de cinco años es imposible que se casará a los quince, entonces no les presten atención a mi errores con el tiempo

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2 semanas

Volver a mi casa fue lo más gratificante que hice después de armar un escándalo para que me dejaran salir. Al fin lo permitieron, bueno, Gustav metió presión para lograrlo. Quería estar aquí, a pesar de encontrarla totalmente vacía. Y aunque todos los muebles estaban, se podía sentir lo diferente. Esa aura que Tom desprende le faltaba a mi solitaria habitación.

No había dormido muy bien esa noche. Aparte, Tom no me contestaba el teléfono. Llamé a la escuela y tampoco me dijeron nada de él. No entendía por qué me dejó solo cuando más lo necesitaba. Sabía que estuvo junto a mí al principio, pero después desapareció, lo que me enfureció más. Si él creía que podía dejarme, estaba muy equivocado. Esta relación la terminaba yo, y yo no quería hacerlo porque él es mío, y si no lo es, no será de nadie.

Agoté todos los recursos para encontrarlo, solo me faltaba un sitio, y ahora sí me arrepentía de no visitar a sus padres, pues en un lugar de Berlín ellos vivían, y era el sitio perfecto para huir de mí. Tomé el teléfono y marqué a mi hermano Axel.

-¿Qué quieres, Bill?- me contestó tan frío como siempre.

-¿Sabes el número de Nick o dónde vive en Berlín?-.

-¿Para eso me llamas?-.

-Por Dios, Axel, dime-.

-No lo sé, y si supiera, no te lo diría-, y con esa respuesta, desconectó la llamada.

Mi hermano y yo hemos venido discutiendo por todo, pero la mayoría es por cómo trato a Tom. Su quejoso hermano Nick le contaba todo lo que yo le hacía, y él desaprobaba mi comportamiento, pero qué va a saber si es un mocoso de quince años.

Bufé y arrojé el teléfono. El único que quedaba era Georg, su abogado. Miré mi Rolex y vi que faltaba poco para la salida. Tomé mi muleta y caminé como pude para subir al auto que Tom había dejado en el garaje. Salí despacio; el accidente me dejó con nervios para conducir, pero por él haría lo que fuera.

Llegué en el momento exacto en que vi a Georg salir con su hijo y me bajé para enfrentarlo.

-Oye, ¿has visto a Tom?-.

-No-.

-Oye, te estoy diciendo si lo has visto-.

-Y yo te estoy contestando que no-.

-Eres el único que sabe dónde puede estar-.

-¿Lo fuiste a buscar donde su familia? ¡Oh, verdad que nunca fuiste! ¡Lástima!-. Ese estúpido creía que podía hablarme así; estaba equivocado. Lo tomé por la camiseta; no importaba si había más niños por allí o que su hijo rompiera a llorar. Lo molía a golpes si era necesario para que me dijera, pero no nos dimos golpes tras golpes hasta que me separaron de él por los brazos, y vi que era un oficial de policía que inmediatamente me subió a una patrulla y a él en otra.

Ahora estaba detenido por agresión y por disturbios en vía pública y en presencia de menores. En mi vida, jamás había estado detenido; claro, solo la vez aquella que ya olvidé, pero ese era otro asunto. Seguramente, esto tacharía mi reputación; esperaba que en la agencia no se enteraran.

Gustav fue a sacarme de la comisaría, pero me dejó esperando en la oficina del oficial y salió de nuevo; no entendí por qué. Así que salí, y me encontré con que Tom, mi Tom, estaba pagando la fianza de Georg.

Para algo sirvió la pelea. pensé. Asi que salí a la calle a esperar a que ellos salieran, y cuando lo hicieron, lo enfrenté.

-Entonces, no era la estúpida zorra, sino él, ¿con él estás ahora?-.

-Déjame en paz-.

-¿Con él me engañas? ¿Con este imbécil?-.

-No soy como tú-.

-¿Qué significa eso?-.

-Cree que no lo sé-.

-¿Qué sabes? Dime, porque no entiendo-.

-Sigue siendo un imbécil-.

-¿Cómo me estás hablando? Te olvidaste que soy tu esposo, que estamos casados?-.

-Muy pronto no serás nada mío, solo serás una pequeña molestia-.

-¿Qué? Te vas a divorciar-.

-Sí-.

Sacó unos papeles de su bolso y me los dio siguió su camino hasta el auto, pero lo detuve.

-Esto no va a suceder, entiendes... Dejaré pasar esto, pero tienes que volver a casa conmigo-.

-No, no voy a volver, solo iré por las cosas que aún quedan en tu casa-.

-Nuestra casa- corregí

-Jamás fue mía, Gustav sabe el día para que firmes el divorcio.

-No me divorciaré-, le dije, rompiendo el papel en su cara. -Te espero en nuestra casa-.

-Estás loco-.

-Si yo digo que vayas a nuestra casa, ¡tú irás!-.

-¡No ire!-.

-Entonces, sube, yo te llevo-.

-¡No! ¡Déjame!, ¡Bill!-. Lo arrastraba por esas rastras tan divinas que se había hecho, mi bebé se veía hermoso y muy sexy, por eso me enceguecí de celos y de ira.

-Sube al auto-, expresé enojado, pero Tom se zafó de mi agarre y mi pie de apoyo era mi pierna herida, caí al suelo, y lo aprovechó para subirse al auto con ese imbécil. -Baja de ahí-, le pedí una y otra vez, pero aceleró, saliendo por la carretera y perdiéndose. Intenté ir detrás, pero Gustav me detuvo.

-¡Basta! Quieres que te encierren de nuevo-.

-Ese imbécil se llevó a mi hombre-.

-Ahora sí es tu hombre, pero cuando de verdad lo era, lo tratabas horrible-.

-Él tiene que volver conmigo-.

-No lo hará, se cansó, Bill, ya lo perdiste-,

y lo decía así, tan tranquilo, sabiendo que esas palabras me dolían mucho.

-Callate, no digas eso, él aún me ama-.

-Tal vez lo haga, pero está herido, y con eso no podrás luchar... Ahora sube al auto-.

Subí al auto porque ya estaba cansado, mi pierna dolía horrible, tenía que tomar mi medicamento. Después vería cómo castigar a Tom por esta humillación.

𝑵𝒐 𝑷𝒖𝒆𝒅𝒐 𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝑰𝒓  [TwcNr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora