Olvídame si puedes

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(escribo esto por qué perdí progreso de algo que escribí y me da coraje alaverga)

-¿Cuántas veces pretendes hacerte olvidar, Edit?-Edit era una mujer de 27 años, estaba encamada, se veía demacrada, en un cuarto limpio y ordenado, muy cómodo, pero que solo transmitía melancolía.

-Cuantas lo recuerde, Arturo, no me importa, pienso olvidar cuántas salga de mi persona hacerlo, ni si quiera quiero saber que lo olvide-ella se le querían escurrir las lágrimas entre esos ojos llorosos, renegó de la vista de Arturo y se acostó mirando hacia su izquierda, evitando a Arturo y al gran ventanal en el la pared-Cierra la ventana Arturo.

Arturo acato sin en realidad quererlo, le preocupaba más que nada seguir cumpliendo los caprichos de esa mujer, aunque también incapaz de negar cualquier petición. Verla asqueada de si misma no lo ayudaba a mantener el control, sencillamente era lo mejor que podría hacer. Salió de la habitación, enorme, en una enorme casa, con sirvientes, dinero, lujos, todo aquello que se necesitará y seguían sin tener lo que querían, sobre todo esa mujer, olvidando cada poco tiempo aquello que se convence arruina su vida, arruina todo. Ella dice "La única cura es que nunca hubiera pasado" ella aunque olvide jamás ah logrado recuperarse de aquello que hace que cada dos semanas y media, llame a aquel hombre denominado así mismo «especialista de la mente» un loco que logra que la gente olvide.

-No la veo recuperándose nunca, mis pacientes ni si quiera son concientes de han olvidado, pero ella, ella solo puede vivir un par de semanas antes de recordar, y durante ese periodo, vive consternada sabiendo de si misma que se forzado a olvidar algo horrible, que siempre vuelve a ella-el doctor suspiro, era un hombre viejo pero para nada se veía cansado, sin pelo con una barba prominente en dominante blanco, trajeado como se debe para un hombre inglés de los modernos 1900.

-Si le soy honesto doctor, jamás eh sabido que es eso que la atormenta. Temo de mi nunca saberlo, aunque tal vez saberlo cambie todo como lo ah hecho con ella, con su vida, se ah intentado suicidar dos veces que yo me haya dado cuenta, no lo ah logrado por minúsculas casualidades. Quiero que en realidad que ella olvide lo que ha pasado, pero después de tanto, después de cada día, y cada vez que logra olvidar, es peor que el anterior-se le escapaba una clara consternación.

-El psique humano no está hecho para amasarse de esta manera, las secuelas se notan muchas veces con una sola intervención, gente que pierde otros recuerdos, habilidades, cosas a veces muy básicas, pero esa mujer tiene una mente de acero, más sin embargo, eso mismo la tortura y la vuelve loca, no miento, si interferimos más con su mente, no se que pueda ser de ella.

Aquel hombre estaba escuchando atentamente, diluido en tristeza, realmente sonaba que no había nada que hacer "...la única cura es que nunca hubiera pasado, solo así encontraría alivio" pensaba el en esas palabras y cuánta razón y pedo tomaban de repente, en realidad se sentía como ya nada se podía hacer.

-E intentado ayudarla, de levantarla de ese abismo o cuando menos hacerla sentir acompañada, pero se niega, no creo que la solución sea solo olvidar, creo que debería luchar contra ello, pero por más que lo eh intentado, ella dice que jamás podría hacer algo así, que eso solo significaría su muerte definitiva ¿Puede creer eso?.

-Suena horrendo pensar así.

-Le pido de todas las maneras que me cuente, que la acompañaré en su dolor no importa cuan fuerte sea, y ella siempre responde "solo arruinaría tu vida también, jamás podría cargar con eso y lo que ya llevo encima"-se le escaparon unas escasas y sinceras lagrimas-¿Usted se imagina que aún ella sufriendo como lo hace, piensa todavía en mi? No lo entiendo, y no logro hacerla entender que no me importa nada de mi mie tras ella pueda ser feliz.

El doctor se le quedó viendo, la lluvia la anunciaba un viento que silvaba en respuesta al silencio de ambos ahí, el dorctor sacl un cigarro y se puso a fumar. Eran días grises en la vida de alguien claramente destruido. Estaban en un jardín hermoso, con rosas recubriendo todo, pero no era más que una vil tortura. Cualquier cosa importaba poco mientras ella siga muriendo por dentro, con ese afán de morir, o no ser ella.

El banco de ideas de Richard Golweight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora