Dos formas de salvarse (segunda parte)

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- ¿Don Damián de la reina?. Le estábamos esperando. Soy el Sargento Peralta, de la comandancia de Toledo.

     Le estrechó la mano en la puerta de la perfumería. Jesús también se la dió.

- Adelante, pasen.

     Damián entró y vio la tienda destrozada. La caja registradora abierta. Dinero en el suelo. Botes de perfumes caídos. Alguno debió romperse porque el olor era demasiado denso y hasta irrespirable.

     En una esquina había dos guardias civiles custodiando a un tipo de vestimentas harapientas, esposado a la espalda. Tenía sangre en la cara y estaba de rodillas.

- Una de las trabajadoras logro dejarlo inconsciente, por suerte. Será el hilo del que tiremos para localizarlos a todos.

     De pronto Jesús se abalanzó sobre él - Desgraciado! - los guardias civiles le sujetaron para que se calmase.
-Jesús,¡ basta ya! - Le ordenó Damián -¿ Saben ya cómo han entrado?

- De los trabajadores de la noche, uno ha escapado con ellos. Empezó a trabajar con ustedes hace unos días. Todo indica que fue él quien recogió toda la información y les dejó entrar cuando el resto estaban cargando los camiones. Además de en la tienda, también han sustraido cosas del taller, herramientas a las que luego le darán salida en Francia o Alemania. La furgoneta que se han llevado seguramente aparecerá en unas horas en algún camino, donde habrán cambiado de vehículo intentando que no les sigamos la pista.

     Marta entró de golpe en la tienda. Los agentes la miraron. Se quedó mirando el destrozo.

- Marta, hija, ten cuidado no pises ahí...

     Por supuesto, Marta ni siquiera escuchó a su Padre. Cogió una chaqueta del suelo. Tenía bastantes manchas de lo que supuso que era sangre oscurecida por las horas. Era de Fina, no tuvo ninguna duda.

     Miró a Andrés y luego a los agentes. - ¿dónde están las chicas de la tienda?

-Con la doctora de la fábrica- dijo uno de los agentes.

- Espera, Marta, dame unos minutos y te acompa.... - Andrés no pudo terminar la frase. Marta ya había salido por la puerta principal para ir directa al dispensario.

- Señora , espere, no puede llevarse eso.

     Los agentes se miraron -Parece que si puede llevárselo...- le dijo uno al otro.

(...)

     La doctora Borrell había decidido que se llevasen a Ramón para hacerle radiografías porque se quejaba mucho de dolor en las costillas.

     Carmen y Tasio estaban con Claudia, que ya estaba mucho más tranquila.

- Con el tranquilizante que te he dado dormirás bien. Ya verás que poco a poco se va pasando el susto y estarás mejor - le dijo Luz.

- Nosotros la acompañamos, no se preocupe, no la vamos a dejar sola.

     Luz los vió alejarse por el pasillo. Luego entró al dispensario.

    Fina estaba sentada en la camilla . Con la mirada perdida y sujetando un pañuelo con hielos en su cara.

      Luz le cogió la cara. Tenía una pequeña herida en el labio. Las heridas en los labios siempre sangran mucho. Además Fina había sangrado por la nariz por la fuerza del bofetón, por eso tenía manchas en la camisa.

-Las heridas en el labio son muy escandalosas. Pero por suerte es pequeña y no necesitas ni siquiera un punto. ¿te duele?.

     Fina negó con la cabeza.

En un mundo paralelo...sucedió así.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora