Capitulo 9

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"El chico de tu vida"

Cuando llegué a vivir con mi abuelo y mi tía Verónica, todo se me vino abajo. Los constantes insultos y menosprecios hicieron que tendiera a cuidar solamente mis sentimientos. Fue como si me convirtiera en mi propia protectora, una súper heroína que combatía a monstruos malvados para proteger a mi corazón, y algunas veces, como modo de defensa, me ponía rápidamente a la defensiva, hería con palabras y me alejaba.

Y creo que en aquel momento olvidé que Nolan también tenía sentimientos, que también lo herían las palabras y su corazón también se podía romper.

Cuando acabé de cenar y pagué la cuenta, supe que él no volvería.

Salí del restaurante sintiendo la brisa de la noche golpear mi rostro e instintivamente me abracé a mí misma.

No podía volver al hotel. Sabía que aunque intentara dormir no podría, la conciencia me molestaría hasta que arreglara las cosas con Nolan, porque si había algo en mí que valiera la pena entre los escombros que me componían, era que sabía cuándo había hecho algo mal.

Saqué el teléfono y marqué su número.

Me lo llevé al oído, temerosa de que no contestara.

―Por favor...―le rogué al móvil acercándome a la orilla de la playa y alejándome cada vez más del restaurante.

Caminé con el celular en la oreja hasta que los tacones se comenzaron a atascar en la arena. Me los quité para quedar descalza. Anduve por la orilla de la playa con la luna reflejándose en el agua y las esperanzas muriéndose en mi estómago, hasta que sucedió:

― ¿Hola?―se escuchó su voz ronca y seria del otro lado de línea. Demasiado seria, cuando se suponía que Nolan siempre estaba feliz.

«Vamos, di algo»

― ¿Por qué te fuiste?―« ¿enserio? que pregunta tan estúpida, Moly» me regañé.

Tardó un segundo en contestar. Pareció una eternidad.

―No quería seguir invadiendo tu espacio personal.

El agua fría del mar golpeo mis pies descalzos como sus palabras a mi pecho.

―Escucha, Nolan, y-yo...―las palabras no querían salir.

― ¿Tú?―me animó a continuar. Cielos, en verdad se escuchaba apagado.

No sabía cómo pedirle disculpas a alguien que no fuera yo.

―Lo lamento―le solté de golpe―, pero es que no estoy acostumbrada a convivir con personas, y tú solo...

― ¿Sabes cuál es tu problema, Moly?―Me cortó de repente. No esperó mi respuesta y siguió hablando―, tu problema es que no confías en las personas porque te han hecho tanto daño que crees que todos te lastimaran por igual. Hay momentos en los que estas de buen humor sonriendo y otros en los que parece que me vas a saltar encima y sacar los ojos.

―Nolan...

―Pero tú más grande problema es que no estas acostumbrada a que te quieran, por eso rechazaste mi abrazo, por eso tus hermosos y peligrosos ojos buscan con que arrojarme cuando te coqueteo, pero yo voy a acostumbrarte a que te sientas querida, pequeño Lirio.

― ¿Lirio?―hablé dándome cuenta de que había dejado de caminar.

―Es una flor.

Respiré lentamente y de pronto una lágrima me calló en el labio. Me estaba poniendo débil. Las palabras eran la kriptonita de la heroína que vivía en mí y no podía dejar que él se diera cuenta de ello.

― ¿Sabes cuál es tu problema, Nolan?―sentí como automáticamente me puse a la defensiva. No podía dejarlo escarbar más en mí.

―Estoy ansioso porque lo digas―su voz cambió la seriedad por la arrogancia.

―Tu problema es que siempre crees tener la razón con todo lo que dices. Te crees irresistible para todos, pero no dejaré que me arrastres a tu trampa.

Me lo imaginé sonriendo de lado con aquella maldita sonrisa que me confundía.

―En primera, pequeño Lirio, yo no me creo irresistible, lo soy, y estoy seguro de ello porque siempre tengo la razón, y en segunda, no te preocupes, no quiero arrastrarte a mi trampa. Quiero que caigas en ella por voluntad propia. No soy como todas las demás personas que has conocido, Florecilla. Yo me encargaré de sanarte o me dejo de llamar Nolan Rule.

Tomé un largo respiro mientras apretaba el teléfono contra mi oreja. Sentí cada fibra de mi cuerpo listo para atacar.

―A todo esto, ¿qué clase de absurdo nombre es Nolan?

Lo escuché reír con una pizca de arrogancia.

― ¿No te habías enterado? Es el nombre del chico de tu vida. Yo soy tu salvador.

Un viaje al universo de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora