"La canción favorita"
El camino duraría prácticamente todo el día, y según el GPS, llegaríamos al bosque al anochecer.
Para el medio día estábamos pasando por una ciudad en la que Nolan se bajó para comprar algo de comida china. Comimos en el auto mientras el chico se quejaba del desorden que dejaría en Charlie.
Devoré mi porción junto con otro de los tés que me había comprado.
― ¡Por Dios, esa es mi canción!―exclamé subiendo el volumen del estéreo.
Mi cabeza se comenzó a mover al ritmo le la guitarra que sonaba y mi boca comenzó a susurrar la letra que revoloteaba en el aire.
Nolan se rio ante mi reacción y me echó un vistazo mientras tomaba una cucharada de su arroz.
― ¿Algún ex amor te la dedicó?―preguntó burlándose.
Respire para no perder la calma y cerré los ojos mientras seguía susurrando la canción.
―Llega un punto en la vida, mi querido Nolan, en el que te rindes, y te das cuenta de que no llegara un poeta a dedicarte su poesía, un novelista a escribir un libro sobre ti, o simplemente alguien que te dedique canciones―me volteo a ver. Sentí sus ojos sobre mí en el momento en que explotaba el coro de la canción. Mi parte favorita.―Me cansé de esperar. No soy el tipo de chica paciente, así que lo que escribo me lo dedico, lo mismo con las canciones. Si me gustan son mías. Lo más importante de todo es que me quiero lo suficiente como para hacerlo.
No sabía de donde había salido aquello, pero si había algo de lo que estaba segura era de que, poco a poco me iba acostumbrando a Nolan. Y si, tenía poco de conocerlo, pero hay personas a las que les basta solo unos momentos para ser parte de tu vida, y otras, que por más que se desee, no pasan de ser simples conocidos.
― ¿Qué clase de idiota no le querría dedicar una canción a una mujer tan hermosa como tú?―preguntó mientras le seguía dando bocados a su arroz.
Bebí un buen trago de mi té mientras apreciaba el camino. Estábamos literalmente en medio de la nada, pero se sentía como si fuéramos rumbo a todo. Si es que eso tiene algún sentido.
Era agradable haber hecho las paces con Nolan y no estar recibiendo a cada momento comentarios tontos o coqueteos que no llevarían a nada. Jamás había tenido un amigo, supongo que así se debía sentir ser especial para alguien, si es que acaso yo era eso para él.
―No soy una mujer fácil de tratar―respondí a su pregunta.
Nolan soltó una carcajada.
―Esas son las mejores, Florecillas. Los desafíos atraen, aun cuando a veces lleguen en un empaque de ojos verdes que te miren como si te quisieran matar.
Esta vez, yo también reí entendiendo la indirecta.
―Sabes Nolan, me caes bien cuando no eres un idiota conmigo―me animé a decir mientras volteaba a otro lado para que no me viera pronunciándolo.
―Tú también me caes bien, pequeño lirio. Siempre lo has hecho.
Y nos quedamos ahí, charlando sobre cosas sin sentido, platicando como si ya fuésemos amigos, y sentí por primera vez lo que era ser yo misma sin que me juzgaran o compararan. Simplemente era Florecilla....digo, Moly.
Y a lo lejos se escuchó como la canción llegaba a sus últimas notas y finalizaba.
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Un viaje al universo de tus labios
Teen FictionCuando Nicolas da su último aliento en este mundo, una carta llega a manos de Moly, su nieta, la joven a la que dedicó su vida entera a herir, pidiéndole que se embarque en un viaje lleno de destinos impredecibles, como única forma de sanar su coraz...