"Confesiones bajo la luna"
Al anochecer ya habíamos llegado a nuestro destino. Nolan se había salido de la carretera para estacionarse junto a ella y pudimos apreciar antes de bajarnos como se ocultaba el sol entre los árboles.
― ¿Dormiremos en la camioneta?
―Charlie―me corrigió Nolan con los ojos aún puestos en el cielo.
―Charlie, claro―me reí mientras lo decía―. No creo que sea muy cuerdo salir al bosque oscuro a buscar un acantilado.
A mi lado, Nolan soltó una carcajada y me volteo a ver con esos ojos que podían paralizar al mundo por un día entero.
― ¿Qué no íbamos a formar nuevos recuerdos?―me retó con su sonrisa de lado.
― Yo no pienso morir, Nolan Rule―le amenacé con mi dedo apuntando a su pecho.
El chico soltó una carcajada que retumbo por toda la camioneta y después abrió la puerta. Salió y me miró sobre su hombro.
― ¿Vienes?―preguntó antes de caminar hacia la parte de atrás.
Me quedé en el asiento viendo cómo se alejaba. La oscuridad de la noche que llegaba saludando me envolvió y no pude hacer más que salir yo también de la camioneta y dirigirme hacia donde había ido.
―¡Nolan!―le llamé llegando a su lado―.¿Estás loco?, ¡nos comerá un oso!
Él me sonrió y abrió el maletero de Charlie. Las luces de la camioneta se encendieron instantáneamente dejando ver las bolsas con las cosas que había comprado en la tienda junto a la gasolinería.
― ¿Estas lista para empezar tu nueva vida llena de nuevos recuerdos?
Su voz sonaba soñadora y yo, aún confundida, lo miré con mi ceja alzada.
Una sonrisa bañó su rostro.
― ¿Qué?, ¿acaso te asusta, pequeño lirio miedoso?
Solté una carcajada.
―Para nada.
―Genial―siguió sonriendo mientras sacaba de una de las bolsas dos mochilas grandes, demasiado, a decir verdad―. Toma una.
Le obedecí.
Después abrió otra bolsa y sacó unas linternas, fósforos, mantas que se veían muy calientitas y otras cosas más que acomodamos en las mochilas.
Mi boca se abrió y el rostro se me tiño con una sorpresa inimaginable cuando de la última bolsa sacó una gran casa de campaña.
― ¿Vamos a acampar?―la voz me salía amortiguada por la emoción.
― ¿Te gusta la idea?
―Por supuesto―me trague el grito que iba a soltar y él lo notó. Hizo una mueca y negó levemente con la cabeza.
Lo miré colgarse la mochila en los hombros. Hice lo mismo.
―Pequeña Florecilla, cada que sientas que la emoción te revolotea en el pecho tienes que sacarla, ¡sonreír!―me comenzó a reprender―. ¿Sabes lo hermosa que te ves cuando lo haces? Podrías encender mil fuegos artificiales con solo ese gesto y no creo que quieras privar al mundo de tal espectáculo―su voz comenzó a hacerse un susurro―. No creo que me quieras privar a mí, que soy el principal fan.
― Deja de coquetearme, Nolan. Los amigos no hacen eso.
Le dije jugando. La poca luz que nos daba la luna le daba un toque casi sobrenatural al azul de sus ojos, volviéndolos más profundos.
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Un viaje al universo de tus labios
Fiksi RemajaCuando Nicolas da su último aliento en este mundo, una carta llega a manos de Moly, su nieta, la joven a la que dedicó su vida entera a herir, pidiéndole que se embarque en un viaje lleno de destinos impredecibles, como única forma de sanar su coraz...