Minho y Jisung eran dos estrellas en ascenso en el vertiginoso mundo del K-pop. A pesar del brillo y la fama, ambos sabían que su conexión iba más allá del escenario. Sus fans veían la química entre ellos, pero no sabían que detrás de cada sonrisa y cada broma había un sentimiento que crecía en silencio.
Un día, mientras practicaban hasta tarde, las luces del estudio parpadearon, creando un ambiente íntimo y casi irreal. Jisung, siempre tan expresivo, dejó caer su máscara por un momento, mirando a Minho con una mezcla de miedo y esperanza.
—Minho, a veces me pregunto si realmente sabes cuánto significas para mí —dijo Jisung, su voz temblando ligeramente.
Minho se detuvo, sintiendo el peso de las palabras de Jisung. Sus corazones latían al unísono, y en ese instante, ambos supieron que lo que compartían no era solo una amistad. Pero en el mundo del K-pop, donde cada movimiento es observado, el amor era un lujo que no podía permitirse fácilmente.Minho dio un paso hacia Jisung, tomando su mano con suavidad.
—Lo sé, Jisung... y te aseguro que para mí, también eres más que solo un amigo.
La tensión en el aire se hizo palpable. Sabían que este momento podría cambiarlo todo, pero también sabían que, pase lo que pase, no querían perder lo que tenían. En ese estudio vacío, bajo las luces de neón, hicieron un pacto silencioso para proteger su conexión, aunque fuera en las sombras.