Capitulo 26

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"Una noche en tus brazos"

Me sentía dichosa, como si por fin la vida me sanara de todo los males que me había hecho sufrir. Había heridas en mi alma que comenzaban a cicatrizar de a poco, y un miedo que moría cada que de mi boca florecía una carcajada. Era como si estuviera renaciendo de las cenizas, y esta nueva Moly no necesitara murallas de concreto para protegerse del mundo, porque en vez de huir, quería comérselo de un solo bocado.

Aquella noche nos dispusimos a buscar un lugar para dormir en cuento bajamos de la rueda de la fortuna. No fue difícil encontrar un pequeño hotel donde se hospedaban turistas, que en su mayoría venían para las fiestas de julio.

Subimos a la habitación con besos robados en medio de los pasillos y las escaleras. Con risas felices y caricias clandestinas. Llegamos al cuarto sin soltarnos los labios ni el cuerpo.

La boca de Nolan era tan suave que bien podría quedarme a pasar en ella la eternidad.

―Debo cambiarme.

Rezongó y me volvió a pegar a su piel.

―Nolan...―repetí sobre sus labios.

―No te tardes―mordisqueo mi boca antes de soltarme.

Le regalé una sonrisa deslumbrante.

―No lo haré.

Tomé mis cosas y entré al baño de la habitación.

El espejo me recibió con el reflejo de una mujer sonriente, de ojos verdes que brillaban como un par de estrellas. Llevaba las mejillas sonrosadas y los labios hinchados de tanto besar, unas cuantas esperanzas guardadas en los bolsillos y un corazón parchado.

Era yo, con el cabello rubio hasta los hombros y unas cuantas hondas que enmarcaban mi rostro. Me veía feliz y mi alma lo sentía.

Comencé a buscar ropa para dormir, y por primera vez me preocupe por lo que me debía poner, como si las almohadas fueran a juzgarme, pero la realidad era que había un par de ojos azules que quería impresionar.

Me puse unos pantaloncillos cortos y una camisa larga y holgada. Simple, intentando ocultar el hecho de que me quería ver bien para él.

Lavé mis dientes y desenrede mi cabello un poco con los dedos. Le dediqué una última sonrisa radiante al espejo y salí con pasos silenciosos del baño. El suelo estaba frio y las luces de la habitación habían sido apagadas. Movió mi cabeza por toda ella buscando al chico.

― ¿Nolan?

―En la cama.

Esforcé mi vista hasta que divisé su silueta recostada entre las sábanas.

―Ven aquí―me abrió sus brazos.

Mordí mi labio, temerosa y comencé a caminar en su dirección. El suelo frio acariciando mis pies en cada paso que daba, hasta que me incline en la cama y a tientas fui tomando el lugar que me ofrecía.

Su calor me abrazó y su cuerpo se amoldó al mío con facilidad, como si se conocieran de toda la vida. Sus labios me recibieron en un beso lento, suave, que poco a poco fue subiendo de intensidad entre pequeños mordiscos.

Y la noche se fue, entre besos que sabían a promesas, caricias que prometían más, y un sueño de amor.

***

Mis ojos estaban pesados. Sentía mi cuerpo flotar en una nube suave.

Un frio acariciaba mi piel con recelo y me moví para abrazarme más al cuerpo de Nolan y a su calor particular, pero solo encontré la cama vacía.

Un viaje al universo de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora