ᴏɴᴇ

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‹ Busco en las flores aquel aroma que merecuerda a ti ›

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Busco en las flores
aquel aroma que me
recuerda a ti












“¿Es necesario que YO tenga que hablar con ella?”

Pregunto Marittiela, mientras su cabello era peinado por Rachel.

La hermosa joven estaba trenzando el cabello de la princesa del Ducado, estaban arreglandose por qué irían al palacio.

Ya habían esperado dos semanas después del incidente, y las cosas no parecían avanzar así que debían hacer acto de presencia, Pero antes irían a ver a los príncipes.

Rachel iría a ver al príncipe Bavilo y darle la noticia, ayudarle a salir de su habitación por qué se les había informado que tanto él como la princesa no habían salido de su habitación.

Por eso Marittiela se negaba a ir, era de esperarse sabiendo los roces que tenían.

“Por que Bavilo necesitaba alguien calmada y la princesa alguien realista, ella necesita un golpe de realidad y ese será el tuyo mi amado chocolatín”

Marittiela aún no le agradaba del todo el apodo que su amado prado le dió, ¿Pero tenía una alternativa? No, solo podía aceptarlo.

“Sabes que voy a terminar golpeándola, ¿Verdad?”

“Si, Pero vas a resistir todo lo que puedas por qué sabes que si me entero no dejaré que me toques o mires durante una semana”

Marittiela hizo un puchero ante lo dicho por Rachel, a veces odiaba ser tan vulnerable por ella, aún así la amaba y haría todo por ella, lo que pidiera y más, sabía que también Rachel lo haría.

“No es justo”

“Nada en esta vida lo es, así que se la princesa del Ducado y has esto por tu hermano y Selia”

Rachel se alejo de Marittiela, ella se levantó lista para ir. Ambas vestían en conjunto, y la verdad es que Marittiela había elegido no usar un vestido aún que los amaba.

Esto era para mostrar su seriedad y la importancia que tenía, en la zona del pecho del lado derecho se encontraba una insignia, el emblema del ducado.

“¿Cómo me veo?” pregunto, dejando que Rachel la observará de arriba a bajo.

“Perfecta” susurro.

Marittiela sonrió al ver a su amada prometida, aún que aún no le diría la pregunta, Pero sabía que ella sería su esposa.

Se acercó a ella, tomo sus mejillas observando esos encantadores ojos color miel que amaba tanto, y depósito un corto beso en sus labios disfrutando del pequeño momento que tendrían.

Después de todo, ahora solo podían pensar en todo lo cruel que sería en adelante sus vidas hasta que el villano de esta historia fuera derrotado.

“Te amo, eres lo más preciado que tengo, y sin ti... Creo que no hubiera tenido control, Te amo y lo diré una y mil veces” pronunció la más alta, sus ojos marrones rojizos observaban con tanta devoción a la hermosa mujer, que era imposible no negar el amor que le tenía.

𝐓𝐘𝐏𝐄 𝐁𝐎𝐘     El Joyero de la PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora