Creando recuerdos PARTE 4

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En la planta baja de la hermosa casa de Taylor Swift, un grito ensordecedor le llegó a la cantante y a Selena Gomez, la rubia no se quería asustar, pero la falta de sueño, el cansancio y las ganas de acostarse en la cama y no pararse por un día entero la estaba poniendo de malas, ya no toleraba la situación, más que nada por todo lo anterior y sus hormonas que no ayudaban mucho, las amigas bajaron lo más rápido que pudieron, con miedo, pero al llegar a la sala principal, se dieron cuenta que el terrible grito de Evie fue de felicidad, ya que Travis estaba entrando.

—¿Me extrañaron? — Kelce reía con sus dos hijos en brazos.

—Son todos tuyos, amigo— Ross se los entregó completamente agotado, el día cuidando de dos embarazadas y dos niños pequeños fue de lo más cansado que pudo hacer, ¿Esa era la vida diaria de su amigo?, lo admiraba, criar dos hijos era complicado, además de un tercero en camino, seguro que eso era de valientes, sin duda.

—Gracias por cuidar de todos— Travis le dijo riendo. —¿Cómo se portaron este par tan angelical? — bromeó.

—No sabes— Taylor se cruzó de brazos.

—¿Así es como reciben al campeón del día? — alzó una ceja, divertido.

—Oh, no, perdón, perdón— Taylor se sintió avergonzada, no quería ser grosera, pero el agotamiento le estaba cobrando facturas, estaba a punto de ser la media noche y ella no ha parado desde que despertó. —Lo siento— se acercó a su esposo para besarlo. —Felicidades— lo besó de nuevo, sintiéndose más tranquila.

—Me alegra que besarme te relaje— bromeó al verla más calmada. —Podemos continuar con eso arriba—

—¡Trav! — se sonrojó, su amiga y Ross estaban oyendo todo.

—Los dejamos solos— Selena les dijo riendo. —Felicidades, grandulón, pero ya estamos molidos, queremos dormir—

—Gracias, Sel— Kelce reía.

—Hasta mañana— Ross se fue con su novia, riendo.

—Mi papi— Evie pegó su mejilla a la de su papá.

Charles hizo lo mismo.

—Esto es lo mejor de volver luego de un día tan cansado— rio. —Entonces, ¿Qué les pareció ver a su padre por televisión?, la verdad es que me veo más atractivo en vivo, tienen que admitirlo—

—Trav— Taylor rio ante las ocurrencias de su esposo. —Lo peor de todo es que tienes toda la razón, la pantalla no tiene nada espectacular a verte de cerca, mi hombre atractivo— tomó sus mejillas para besarlo.

—Tay, en serio hay que subir— se aclaró la garganta.

Ella se echó a reír. —Buena suerte, tus hijos comieron como ocho chocolates que tu padre dejó aquí— ya le advertía que no sería fácil dormirlos.

—¿Qué? — se sorprendió. —Mi papá y sus dulces— se echó a reír.

—Espero que te parezca gracioso cuando ya te quieras dormir— se molestó.

—Tay, lo siento, mis chistes idiotas— trató de tomarle la seriedad necesaria, podía ver en la cara de su esposa lo mal que lo pasó, el hecho de que sus hijos accidentalmente comieran esos dulces, seguro que fue un caos inminente, el exceso de energía de los mellizos pudo volverla loca, además de que le contó por llamada que Sadie no la dejó dormir mucho anoche. —Lo siento nena, imagino lo agotada que debes de estar, se supone que descansarías y que por eso te quedaste aquí, pero creo que fue peor—

En eso tenía razón, allá en San Francisco habría tenido la ayuda de Donna y Ed Kelce, además de que sus hijos se hubieran mostrado entretenidos durante el juego, era algo que los calmaba demasiado, el ver todo el ambiente y oír a la afición, pero por el contrario se quedó a "descansar", algo que no hizo en absoluto. —Sí... Está bien, supongo, a veces las cosas no salen como uno las planea, y mucho menos si tienes un pequeño rey de los mimos y la reina del drama— rio.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora