Epílogo

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Dos años después.

Han pasado dos años desde que el apocalipsis zombi comenzó, aunque ni siquiera parece que el tiempo haya pasado.

El refugio se extendió y se convirtió en una gran ciudad, rodeada por una muralla gruesa y alta de concreto, aún con torres de vigilancia imponentes, a pesar de ya no haber tantos infectados. El lugar cambió demasiado, además que la población incrementó mucho, por lo que vivir en carpas ya no era una opción viable; comenzamos a construir casas.

Nada ha cambiado en el grupo, tal vez ya maduramos un poco pero seguimos teniéndonos el mismo aprecio e incluso más; somos como una pequeña familia de miserables. Los únicos sucesos recientes es que Vanessa y Jason ahora son pareja, al igual que Pete con Hailey y Diana con Will; Ryan y yo también somos pareja, o algo así, aunque nos tratamos más como amigos que como novios, pero no me molesta.

Vivo en una casa de ladrillo de un piso, pero bastante amplia, con espacio suficiente. Junto conmigo viven Barry, Ryan, Ian, Diana y Will. En la casa de al lado viven Pete, Hailey, Jason, Vanessa y Jonathan; nos da mucha gracia el hecho de que somos vecinos. El conserje Martín y el comandante Mason viven en el asentamiento de militares y soldados: un área en el refugio que crearon específicamente para ellos.
No sé qué fue de Peanuts, pero gracias a él ahora todos somos inmunes a la enfermedad.

Me sorprende demasiado lo que la gente unida puede lograr cuando tienen ganas de vivir: construimos una ciudad en menos de dos años. También hay una señora que solía ser ministro del gobierno y ahora es como la "líder" del lugar, pero realmente solo se encarga de la organización de trabajos y que sea un ambiente sano y seguro. Incluso ya hay una escuela y hasta una iglesia.

Claramente, como todo lugar urbano, comenzamos a trabajar para ganarnos la vida -era obligatorio contribuir en algo- y para ayudar a mejorar el lugar, pues cada vez la población se expande más y más.

Diana, Vanessa, Hailey, Pete y yo trabajamos como obreros, ayudamos en las construcciones, a recolectar materiales, incluso a veces ayudamos a hacer servicio comunitario en la escuela, apoyando a los niños pequeños, o ayudando a los pocos ancianos que hay. Me gusta mucho contribuir, me hace sentir buena persona pero odio ser obrera, es muy pesado. De hecho, ahora mismo no estoy trabajando debido a que me lastime la muñeca cargando una caja con ladrillos.

Jonathan y Jason, sorprendentemente ahora mejores amigos -un milagro que jamás llegué a pensar que presenciaría-, se ofrecieron a trabajar en los sembradíos, cultivando frutas y verduras y desinfectándolas, además de plantar árboles tanto dentro como fuera del refugio.

Will por obvias razones ahora es ingeniero, aunque más bien es un soporte para los adultos ingenieros, ayuda a poner cableado para que haya luz y agua en todas las nuevas casas que construimos y en los edificios como la cocina, la escuela, la iglesia, el asentamiento de los militares, los campos, entre otros lugares que no destacan tanto.

Ian decidió dedicarse a la cocina a pesar de no ser tan bueno, pero lo hace con una buena intención. Una vez casi lo despiden cuando hizo arroz con leche, pero en vez de echarle azúcar le echo sal, provocando que casi todos vomitaran.

Barry y Ryan están siendo entrenados principalmente por el conserje Martín -nos acostumbramos a decirle conserje- y el comandante Mason para ser soldados. Casi siempre, cada dos o tres semanas, salen afuera en busca de provisiones, ya sea comida, armas e incluso sobrevivientes, pues dice el conserje que hay que salvar y ayudar a todos los que podamos.

Sin embargo, la razón principal por la que salen es para asesinar a todos los zombis que puedan. Dice el conserje Martín que tal vez en tres años más el continente, o el país, esté libre de infectados. Aunque sinceramente no creo que los zombis desaparezcan para siempre, al menos no todos.

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