#1 - En Búsqueda De Un Nombre

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Perrosky - Otra Vez ♩

Al final me compré el Suzuki Carry. Diez palos me costó la gracia, pero allí está, esperando por su modificación, la metamorfosis para lo que será el proyecto definitivo: Mi cafetería móvil, capaz de estacionarse en cualquier espacio para la venta de café, extraído desde los granos más mundialmente connotados para la degustación de los clientes más exigentes. Para eso, estuve un año entero estudiando el rubro, adquiriendo todo tipo de conocimiento acerca del emprendimiento, sus debilidades y fortalezas, así como también la adquisición de las mejores máquinas para preparar café y las recetas más innovadoras que se pueden replicar en el lugar que iría a ocupar. Todo con el fin de hacer mi sueño realidad.

Por mientras que mi Suzuki está siendo refaccionado en un taller (En realidad, en el patio de un amigo de mi padre), donde se le irá agregando una caja trasera tipo cargo box con paredes de madera y puertas que se abrirán hacia arriba, estaba diseñando algunas ideas a considerar, como el color (o colores) con el que cubriré el vehículo, el logotipo y lo que aún me cuesta definir: El nombre de la cafetería. Suena chistoso, pero la parte más fácil, cuando recién uno va esbozando el proyecto en la mente, es su mote, atractivo y sincero. Sin embargo, a la hora de rellenar los datos del formulario del SII, uno duda si realmente llamarlo como lo hizo al principio. Me imagino que todos los emprendedores pasan por estos cuestionamientos iniciales antes de lanzarse al vacío. Legalmente hablando. No por nada, la mejor carta de presentación es su nombre, que no lleve a confusión a los que serán los clientes.

Estaba inventariando en un documento de Excel los montos invertidos de la cafetería, calculando cuánto me queda en la cuenta corriente digital para pedir más elementos, cuando la luz se cortó. Era de noche y mi compañía era una taza de latte macchiato hecho en casa y música puesta desde YouTube, un dúo de blues llamado Perrosky. Puse un par de velas grandes, mientras veía por la ventana del living la ciudad a oscuras, con pequeñas luces creando un improvisado firmamento que se acoplaba con la intimidad nocturna. Pensé que la música que pondría en mi proyecto sería un compilatorio de blues con indie rock. Nada demasiado estridente, ni tampoco algo demasiado vulgarcillo. Siendo canciones con tintes minimalistas, todo iría a funcionar excelente.

En un par de días más me toca supervisar cómo va avanzando la cafetería móvil. Si tuviera más tiempo disponible, iría ahora mismo. Pero aún estoy dependiendo del trabajo como proveedor para subsistir. Sólo un par de meses más - cinco como máximo - para dejarlo todo y convertirme en mi propio jefe. ¡Qué bonito suena ahora! Quizás no lo sea tanto cuando el Suzuki haya aumentado su kilometraje y tenga que estar cada cierto tiempo inyectándole bencina para que funcione.

¿Existirán los vehículos que trabajen a base de café? Ojalá que no. El valor de cada grano crecería exponencialmente y se transformaría en el nuevo petróleo que mueva al mundo. ¡Sería el acabose! Mejor sería pensar luego en el nombre del proyecto mientras la luz del sol anuncie el arribo del nuevo día, de una nueva mañana, de una nueva taza tempranera por beber.

 ¡Sería el acabose! Mejor sería pensar luego en el nombre del proyecto mientras la luz del sol anuncie el arribo del nuevo día, de una nueva mañana, de una nueva taza tempranera por beber

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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