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Capítulo XIII

"—Guerrera, ve esto. ¡Es una flor! —dice Nil, con una flor pimpinela entre sus manos.

—Qué bonita —respondo un poco desanimada, tomando la flor e inhalando su esencia.

—¿Sucede algo guerrera?

—Es solo qué, desde que llegaron las hadas, alardean de que tu nombre es muy bonito y lo mucho que te aprecian, pero no sé —digo, sintiéndome pesada conmigo misma—. Me gustaría tener un nombre, uno propio, como el tuyo —suspiro—. Normalmente el pueblo le da un nuevo nombre a aquellos guerreros que representaron alguna vez a la humanidad, pero ni eso tengo. Es algo que siempre me recuerda el rey.

Así es, un guerrero sin nombre es una burla.

—Mm... —expresa Nil.

Volteo para verlo y el solo se fija en un punto cualquiera puesto en la nada, suspiro, llena de frustración.

—Dije algo impertinente, ruego me perdones —digo levantándome de aquel pasto y caminado hacia la cabaña.

Ya se había vuelto de noche y las luciérnagas eran nuestra única fuente de luz para guiarnos. Avanzo tan solo unos pasos cuando Nil me detiene.

—Espérame aquí por un momento —dice Nil, antes de salir corriendo.

Hago caso a su petición, pero realmente demoró bastante tiempo. Nil es la definición de la travesura de un pequeño niño. Siempre juega y se despreocupa de sí mismo, muchas veces no sabía qué hacer ante momentos incómodos, pero de alguna forma, siempre encontraba que hacer al último momento.

Todo esto, teniendo la misma edad ambos. Es como si nunca se hubiese valido por si mismo, aunque no me desagrada.

Cuando ya me estaba entrando frío al cuerpo, decido caminar hacia la cabaña. Lo menos que necesito es un resfrío a estas alturas, debo proteger a Nil.

—¡Guerrera! —grita Nil mientras volvía corriendo—. Toma, ten esto —dice, casi sin aire.

Me acerca un ramo de flores pimpinela y se las recibo. Las miro con sorpresa y pregunto:

—¿Por qué me has traído esto?

—Es que vi que te gustó su aroma, así que he decidido llenarte de bellas flores y convertirlas en tus favoritas —dice, con una sonrisa.

—Tú...

—Y respecto a tu nombre —dice, interrumpiéndome—. La luz de la luna siempre te acompaña, ¿no? Entonces, ¿por qué no llamarte a algo que siempre esté contigo? Algo tan brillante y similar como su luz —dice mientras mira hacia la luna.

—L.x —dice, pero una pequeña interferencia oculta lo que quiere decir—. L.x será tu nombre. ¿Te gusta?

—L.x, ¡me encanta! —respondo involuntariamente mientras miro las flores junto con la luz de la luna. No logro entenderlo bien pero ese nombre me encanta—. Desde hoy, me conocerán como L.x, la única guerrera capaz de sobrevivir a todo obstáculo.

—Y así será —sigue Nil.

—Y todo eso, quiero que sea a tu lado —digo, sin medir demasiado mis palabras—. Saldrás de tu enfermedad, yo te sacaré de allí".

...

—Supe que anoche Lux confirmó que ustedes estaban en una relación. ¿Es eso cierto? —dice amenazante, Copo, hacia Nil y entreabro los ojos para ver que sucede.