winter flowers ; itafushi

3 ; omega

Horas atrás, cuando itadori llegó a su casa con el chico herido, se propuso a curar sus heridas.

Viendo el estado en el que estaba, lo dejó en el sofá mientras iba por algodón y agua oxigenada. Con todo en la mesa, se acercó al chico para observarlo mejor, llevaba una campera deportiva, para nada abrigada y unos pantalones que si bien eran frisados, no parecían ayudar mucho ya que aún así su piel se sentía fría ante el tacto, casi creyendo que estaba muerto si no fuera por el constante movimiento de su pecho que le avisaba de que efectivamente, su corazón seguía latiendo.

La ropa estaba algo sucia y llena de nieve, por lo que decidió quitarla y dejarla a un lado en el suelo, colocó la calefacción, para luego ir camino a su habitación en busca de ropa que pueda prestarle al herido.

Llegando de nuevo a la sala, ahora sí curó sus heridas, colocando curitas y vendajes, luego lo dejó dormir y el alfa se levantó yendo a un lugar alejado para realizar una llamada.

el pitido de la llamada se detuvo al tercer tono, indicando que habían contestado. — ¿choso? ¿no te desperté verdad? — preguntó tímido el chico pensando luego en la hora que era, cinco dieciséis de la mañana.

— yuuji, me estaba preparando para ir a la universidad, ¿pasó algo? — el pelirosa miró hacia la calle por la ventana de su apartamento.

— no, está bien, ¿será que pueden venir a la hora del almuerzo con ryomen? necesito ayuda con algunas cosas  — luego de que su hermano mayor confirmara de que estaría ahí, cortó la llamada y al ver que el chico aún no daba indicios de despertar, lo dejó dormir en la sala mientras él descansaba un rato también.

Todo lo que pasó en menos de dos horas le había dado sueño y también se le había sacado el hambre.

...

— ¿te escapaste de un orfanato? — repitió choso. Megumi asintió.

— lo llevaba pensando hace tiempo, solo que siempre me acobardaba por miedo, le temía a las directoras de ese lugar, pero al final con un poco de ayuda pude salir — se encogió de hombros.

— por eso no tienes un apellido — murmuró yuuji y recibió un codazo en su costado de parte del itadori mayor. Soltó un quejido.

— ¡yuuji! no seas maleducado

— no se preocupe, y si, esa es la razón por la cual no tengo apellido

— ¿sabes cual es tu subgénero o algo así? — volvió a preguntar choso. El azabache volvió a asentir.

— tuve educación y sí, se cual es mi subgénero aunque no comprendo al cien por cien todo porque la unica persona que me ayudaba era un beta llamado junpei — explicó.

— eres un omega... — recalcó ryomen. — pero no entiendo porque tu aroma es debil, ¿no has tenido tu periodo de calor?

— en realidad uso parches aromáticos, me sorprende que lo notes

— siendo beta no puedo ayudarte megumi, y ryomen tampoco creo que lo haga — fulminó con la mirada al gemelo menor y este le sacó el dedo de en medio.

— podría llevarte con uno de mis amigos enfermeros que también es omega, tal vez preguntar te pueda servir — megumi solo asintió y cayó en cuenta de algo.

La ropa que tenía puesta no era suya. Miró con desesperación a yuuji. — ¿pasa algo? — este preguntó.

— mi ropa, ¿dónde está?

— la dejé para lavar, ¿la quieres? está sucia nada más

— quiero revisar los bolsillos — el gemelo mayor asintió y fue en busca de aquella campera deportiva que había indicado el omega.

Llegando con la prenda en manos, notó que esta tenia un ligero peso del lado del bolsillo derecho.

Megumi lo agarró con urgencia. Rebuscó del lado derecho y sus dedos tocaron una tableta y soltó el aire que estaba conteniendo.

Dentro de aquel bolsillo había dos cajas de supresores, dinero y un papel, el cual el último fue proporcionado por junpei. — ¿está todo bien? — pregunta el itadori del medio.

— sí, quería asegurarme de que no se hayan perdido las cosas que traje

— hablando de eso, ¿no llevabas nada más que lo que tenias en el bolsillo? — el azabache negó.

— no tenia mucha cosas tampoco, no veía necesario llevar nada — los tres hermanos parecían pensar.

— iremos de compras y luego iremos a ver a toge — dijo yuuji y megumi lo miró confundido. — te vamos a comprar ropa y otras cosas que necesites — explicó.

— ¿qué? no quiero que gastes tu plata en mí

— ¿te pregunté si querías? iremos igual — le regaló una sonrisa.