15: Confrontar

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☆☆☆

Estaba tan cómoda en el asiento del copiloto que no me di cuenta cuando llegamos a mi casa. La calefacción de este vehículo es como estar en casa con el aire acondicionado prendido, solo me faltaba un buen café y ver alguna película.

La lluvia no cesaba, de hecho parecía caer con mucha más fuerza a lo que Peridot me dio la orden de no salir por nada ya que solo estaba con los calzones y su poleron que me abrigaba bastante.

Y el olor de su perfume... Me encanta. ♡

Tendré que preguntar cual es el que usa.

En lo que ella entró a casa recordé nuevamente esa escena donde se me acercó y me provocó tal emoción que imaginaba un nuevo beso entre nosotras.

¿Cómo habría sido aquí?

Acogedor.

Dulce.

Sereno.

Llevé mis dedos a la punta de los labios e intenté imaginarlo de nuevo, fue entonces que mi cuerpo se encendió pero de esa forma en la cual quisiera desvanecerme de amor por alguien.

Ahh... Otra vez.

Ese sueño.

Pero como sé que es mujer no lo haría así.

En eso siento la puerta del piloto abrirse, era ella con una bolsa y un montón de ropa, una toalla para secarme el cabello... Hasta mis zapatos de invierno.

Estoy sorprendida.

—Bien.—Cerró la puerta y se sentó para abrir la bolsa.—Ya traje todo para que te seques y abrigues.

—Muchas gracias.—Sonreí en lo que ella iba pasándome las cosas.—¿También me trajiste los calzones?—Pregunté con algo de pena.

—Me dijiste que los tienes mojados, así que cámbiate si es que quieres, aunque me imagino que tomarás una ducha cuando entremos.

—Si planeo ducharme, pero gracias... Me los quitaré también.

Ella asintió y se volteó dándome la espalda para que pudiera secarme y cambiarme. Realmente se ha portado como nunca imaginé, estoy demasiado feliz.

Fui quitándome los calzones y en eso Peridot me dice que en la bolsa había un poco de papel para cocina, a lo cual le agradecí nuevamente y usé un poco para secarme mi entrepierna. Luego me puse los calzones ya secos, pantalones, calcetas y los zapatos de invierno.

—¿Puedo seguir usando tu polerón?

—Como quieras, pero me lo devuelves.

Asentí y volví a colocármelo sintiendo de nuevo el perfume rodeando mi nariz.

—Ya estoy lista Peridot.

—Vale.—Se volteó y estiró su mano para sacar el paraguas que estaba en el asiento de atrás.—Toma, para que no te vuelvas a mojar.

—Pero ya estamos en casa... No es necesario...

—¡Solo hazlo!—Gruñó y me lo entregó.

Le di las gracias de nuevo, y cuando salí del vehículo la lluvia y el frío me golpearon feo, pero al menos estaba abrigada. Así que abrí el paraguas y esperé a que ella viniera hasta acá para darle un poco de espacio y no se moje.

Entramos juntas, pareciera que nunca hubiésemos peleado y eso fue como si me hubiese quitado todo el peso que me mantenía estresada, pero todavía faltaba algo y era el hecho de decirle que me diera tiempo para poder pagarle lo que le debo.

Con todos menos contigo! [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora