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Hua Cheng terminó la ceremonia, quedándose a solas con la baronesa Xie Lian. La pobre baronesa apenas podía comprender lo que estaba sucediendo; ni siquiera se había levantado aún, tratando de asimilar la situación.

-Baronesa Xie, ¿le gustaría dar un paseo?

-Sí, Su Majestad -respondió rápidamente.

La baronesa finalmente se levantó y, mostró una expresión tranquila. Hua Cheng no pudo evitar soltar una risa al ver la reacción de la baronesa, sintiendo un impulso de seguir molestándola.

Hua Cheng llevó a Xie Lian al jardín, un lugar donde pocos podían entrar, ya que cualquiera que lo intentara moría al instante. Pero ahora que Xie Lian estaba con ella, no le sucedería nada.

Hua Cheng sintió su vestido ligero y, al voltear, vio a la baronesa sosteniendo la cola del vestido.

-¿Por qué lo hace, baronesa?

-Perdón si la insulto, Su Majestad, pero este vestido es muy pesado para una niña.

-Usted también es una niña.

-Me refiero a que no debería usar algo así a su edad.

Hua Cheng recordó los ojos que la miraban indefensa por llevar un vestido tan simple. Todos en el reino dudaban si una niña de siete años podría soportar tal carga, provocando casi su primera muerte si no hubiera sido por su sirviente que la salvó de ser apuñalada. Desde entonces, usaba ropa pesada o incómoda para evitar comentarios o dudas sobre su capacidad.

-Su Majestad, perdón por lo que voy a hacer.

-¿Por qué, Baronesa...?

Se heló al ver una navaja. En sus pensamientos solo veía las posibilidades de su tercera muerte, sintiéndose estúpida por confiar en la baronesa Xie Lian, no, en la emperatriz Jun Lian, la esposa de ese bastardo. Sabía que si usaba todo su poder para activar las trampas, podría quedar un año en la cama. No podía...

El sonido de rasgado la detuvo de activar las trampas al ver que la baronesa estaba cortando la cola del vestido.

-Voy a cortarle más el vestido, más o menos hasta sus rodillas, Su...-

-¡¿Podrías avisar?! -gritó con ira- ¡Por todos los reinos, hasta un niño sabe avisar lo que va a hacer!

La baronesa Xie Lian se detuvo de seguir cortando el vestido de Hua Cheng. Hua Cheng vio claramente cómo los ojos de Xie Lian mostraban señales de alegría.

-Al fin actúa como una niña.

-¡¿Hizo eso solo para probar si soy niña?!

-Por supuesto y lo lamento Su Majestad, necesitaba probar algo.

-¿Qué?

Xie Lian se sentó en aquellas flores y cuando lo hizo miro hacia arriba a ver a Hua Cheng con la mirada tan seria posible para transmitir lo que quería.

-Rechazo su propuesta.

Hua Cheng ya lo había imaginado que no sería tan fácil que Xie Lian aceptara. Los reinos de ambos bandos no se van a ver beneficiados al contraer matrimonio debido que sus posiciones y por el corte de ambos bandos aún que esa preocupación es lo último que le preocupa.

-Si se trata de beneficios, puedo arreglarlo con el rey Xian Le.

-No es eso Su Majestad.

-¡¿Qué es entonces?!

"Mierda, estoy perdiendo el control de mis emociones"

-Usted actúa por impulso, honestamente lo pensé por un momento. ¿Por qué la reina le esta pidiendo la mano a una forastera de otra tierra? Solo pude llegar a una conclusión, la reina del reino Xijang, quiere algo de mi.

Velo de la venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora