04:❝𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎𝐒❞

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— Lamine Yamal

Me perdí en esos hermosos ojos verdes, que no me dí cuenta de que una voz sonaba dentro de la habitación, y era la de mi abuela, llamándome para que entrara, desvié la mirada y entré en la sala.

Al parecer la chica hizo lo mismo, pues escuché un bajo portazo, me senté en la silla que se encontraba al lado de la camilla, la de piel oscura me sonrío, y yo le devolví la sonrisa casi al instante.

— ¿Qué has hecho hoy qué has tardado? — preguntó. — Creo que ya sé la respuesta.

Estaba seguro de que iba a decir que habia estado con una chica, pero no era así, bueno por una parte si, pero solo compartieron unos minutos, además, era con la intención de comprarle el ramo de flores.

— No, no he estado con ninguna chica. — me adelanté. — Mira, te he traído tu ramo. — alcé mis brazos y se lo dí.

— Gracias cariño, pero sabes que no hace falta. — dijo, oliendo las rosas. — Huelen diferentes que la última vez, más.. dulces.

Confundido, me levanté y me acerqué un poco más, inhalando el olor, era cierto, olían diferentes que otras veces, pero no raro, sino mejor, parecía que llevaba algún perfume o algo, pero no era así.

— Uhm, tienes razón. — siguió inhalando. — Debe de ser que trajeron rosas nuevas o algo así, la encargada no me explicó eso.

— Sabía que habías estado con una chica. — me miró. — ¿Supongo que esa es a la que compras flores todos los días, no?

— Exactamente no, había antes un hombre mayor, pero este despareció, y no se dónde se encuentra. — expliqué.

Ahora que lo pensaba, llevaba varios días sin verlo en el local, todos los días que entraba se encontraba la misma morena de pecas, nadie más, sabía que habian estado pasando por dificultades, pero no sabia que estaban tan mal.

— Lamine, hijo. — le decía eso con cariño. — Quiero verte casado antes de morir, me harías muy feliz. — las lágrimas comenzaban a caer de su rostro.

Mi cuerpo comenzó a temblar, desde que su abuela entró al hospital nunca habían hablado de eso, incluso trataba de evitarlo, para que no se sintiese incómoda o pensará que ahora una enfermedad la controlaba a ella misma, pero me sentí raro al escuchar esas palabras, y aguanté mis ganas de llorar.

— Deja de decir estas estúpideces. — dije con un tono de enfado. — En poco tiempo te pondrás bien y saldrás de aqui, tienes que ser positiva.

Algo en mi interior se rompió cuándo ella empezó a llorar, y empezó a negar con la cabeza, mientras solo se reía, pero sabia que en el fondo su corazón se estaba muriendo de rabia, tristeza y enfado.

— Cielo, no me queda mucho de vida. — limpió sus lagrimas. — Probablemente unos dos meses, por eso quiero verte feliz antes de marcharme.

No aguanté más y rompí en llanto, no podía verla a los ojos así que sin pensarlo dos veces salí de la sala y cerré la puerta, era muy dependiente a mi abuela, no quería dejarla ir, aunque algo en mi interior sabia perfectamente que lo que le habia dicho era real, y que en poco tiempo ya no estaría a su lado.

          

                                          .

— Jasmine Gómez

Me despedí de mi padre ya que iban a hacerle algunas pruebas para comprobar como estaba y si habia mejorado, pensé en irme pero las doctoras me dijeron que me quedará, porque los resultados los vería yo, la primera. Solo pudé aceptar y me senté en el sofá más cercano que pudé encontrar, y tan solo pudé esperar.

Rosas - Lamine YamalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora