Capítulo 3: La Prueba

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Es el año 531, y ha pasado un día desde que Bruno y yo nos alistamos a las Fuerzas Armadas de Veria. A pesar de que pasáramos impunes el día de la iniciación, no quiere decir que ya estemos dentro de los militares, ya que hoy nos tendremos que enfrentar a una prueba de "aptitud", o al menos así la llama el instructor. No tenemos ni idea de qué puede tratar, pero espero que no se nos dificulte en exceso.

El día comienza algo ajetreado, ya que el instructor entra en las habitaciones a primera hora de la mañana gritando para levantarnos, cosa que me hacía mi madre todos los días, por eso estoy tan acostumbrada. No se puede decir lo mismo de la mayoría de los restantes, ya que la norma es ver cómo se levantan desorientados y apenas conscientes de lo que está pasando. A lo lejos, incluso, puedo escuchar al instructor regañando a alguien por no levantarse a tiempo. La verdad es que no está nada mal escuchar algo así mientras me preparo y me visto con el uniforme.

Que, hablando del uniforme, no he contado cómo es. El "Uniforme Oficial de las Fuerzas Armadas de Veria" es el mismo para todo el mundo y se constituye de unos pantalones blancos de tela elástica y una chaqueta marrón a lo "crop top" de mangas largas, con varios bolsillos y el símbolo de los reclutas plasmado en el del corazón y la manga izquierda, cuya imagen es un escudo con dos espadas cruzándose en el centro. Lo que va por debajo de la chaqueta no es reglamentario, puedes ir con lo que se te haga más cómodo; en mi caso llevo una camiseta de campesino de color beige holgada. El calzado son unas botas largas marrones que llegan hasta poco más abajo de las rodillas, pero, sin duda, lo más extraño de todo el uniforme es la "minifalda" que desemboca en tiras que envuelven tanto el torso como las piernas, todo hecho de cuero. La verdad es que es un poco lioso de vestir, ya que tiene muchos cinturones, ajustes y tiras, pero una vez que lo entiendes, se vuelve algo más fácil. Aun así, sigo sin comprender la finalidad de esta parte del uniforme.

 Aun así, sigo sin comprender la finalidad de esta parte del uniforme

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(uniforme estándar de recluta)


Después de vestirnos y asearnos, Bruno y yo fuimos al barracón comedor; el mismo en el que cenamos ayer. En esta ocasión, ya había gente allí, haciendo cola para elegir su desayuno: tostadas con salchichas o huevos revueltos con pan, habiendo en ambos menús incluido un vaso de leche. Después de elegir nuestro desayuno, nos sentamos en la mesa donde estaba el trío de ayer, solo que ahora solo estaban los dos chicos. Supongo que porque son los que más conocemos hasta ahora.

—Buenos días. ¿Qué tal habéis dormido? —nos pregunta Jesús a Bruno y a mí mientras desayuna.

—Buenos días. Pues mejor de lo que me esperaba, aunque el despertador es un poco molesto —responde Bruno, refiriéndose al instructor.

—Pues yo ya estoy acostumbrada, además de que me dormiría hasta en una cama hecha de rocas —digo, risueña.

—¿Ya sabéis algo de la prueba de hoy? Se rumorea que si la fallas, te quedas fuera —cambia de tema Javi, algo nervioso.

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