CAPÍTULO: Un pedazo de paraíso.

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|+18| CAPÍTULO ÚNICO.

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Tal vez era la forma en la que me miraba o la forma que me hacía sentir desnuda aún cuando ni siquiera me tocaba, su mirada era tan penetrante e intensa que me hacía removerme en mi asiento, causándome incomodidad al no saber cómo reaccionar, su figura tan definida y su cabello negro y largo la hacía ver tan elegante y atractiva, hacía que mi aliento se quedara atascado de sólo imaginarme lo que encontraría debajo de aquel traje azul junto a su corset entre abierto dejando ver un poco de sus pechos y abdomen dejándote a la imaginación y deseando sentir un pedazo de paraíso de aquel cuerpo tan hipnotizante. 

Mi mirada recorría cada centímetro de su cuerpo sin pudor, éramos compañeras de oficina si se podría decir, siendo yo una simple de las tantas secretaria de aquella compañía, pero tenía la mala o buena suerte que me tocara junto a ella, la jefa del lugar, no le creía a mis demás compañeros que la ceo era así de hermosa y atractiva cómo la hacían ver, pero me equivocaba, era una diosa entre tantos simples humanos mundanos, sentía que incluso la ofendía con mi presencia, no era digna de estar frente a ella.

Orm, ¿crees que puedas traerme los documentos que aún me quedan pendientes?

Dijo sin apartar la mirada de aquellos papeles en sus manos, parada frente a su escritorio, sus dedos largos pasaban y jugaban con las esquinas de aquellas filosas hojas y yo sólo deseaba ser una de ellas si ella si ella me lo permitía.

Por supuesto, señorita Kwong, enseguida.

Salió de mi boca de manera rápida mientras me levantaba y me dirigía hacía el inventario que se encontraba a lado de la puerta, abriendo los cajones buscando los documentos pendientes que ya había organizado días atrás, mi mente seguía perdida en aquella hermosa mujer que de sólo presenciar me hacía sentir de esa manera. Tragué saliva con fuerza cuando me di la vuelta y encontré su mirada profunda sobre mi, viéndome de aquella manera que sólo ella hacía, parecía no darle pena que yo me diera cuenta de lo que hacía de esa manera tan descarada, pero me gustaba.

Si necesita algo más, hágamelo saber.

Solté aquellos pesados papeles sobre su escritorio con cuidado, sin poder hacer contacto visual con aquellos ojos tan negros y profundos que ahora buscaban los míos, pero no podía, no podía mantenerle la mirada.

Gracias, Orm, créeme que te lo haré saber.

Dijo sin despegar la mirada de mis ojos los cuales huían de los suyos, cómo si de una presa se tratase, me sentía indefensa ante ella, sentía cómo si en cualquier momento no iba a poder resistirme las ganas y me lanzaría a besar esos labios tan carnosos y hermosos que tenían, pero no podía.

Con su permiso.

Me dirigí rápidamente hacia mi escritorio que se encontraba en la esquina de aquella enorme oficina, el beneficio de estar en ese lugar es que podía ver a mi jefa todo el tiempo que quería, lo malo es que ella podía hacer lo mismo. Se sentó en su escritorio y empezó a analizar cada uno de los documentos que le había entregado, por momentos le robaba miradas mientras hacía mi trabajo, miradas inocentes que deseaban lo contrario, era inevitable.

Me encantaba la forma en la que sus cejas se fruncían al parecer confundirse ante lo que leía, sus gestos tan lindos la hacía ver más hermosa de lo que ya era, una sonrisa se formaba en mis labios la cual trataba de ocultarla mordiendo mi labio inferior con fuerza, sacudiendo la cabeza ante esos pensamientos, "concéntrate Orm, haz tu trabajo." Me dije a mi misma poniéndome más firme, tenía que hacer mi deber.

Un pedazo de paraíso | LINGORM G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora