CAPÍTULO 105 Cómo si fuera la primera vez

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La rubia se quedó mirando a su esposo, la emoción que denotaba por celebrar estas fechas los cuatro juntos era única, claro que le diría que es buena idea ir a buscar un árbol de navidad, podía no salir tan bien con su humor cambiante, porque el embarazo la estaba agotando física y mentalmente, pero deseaba tanto compartir un momento tan especial, único y memorable con su esposo e hijos, quería que sus bebés se divirtieran al igual que ella lo hizo con Travis cuando se mudaron juntos y pasaron su primera navidad como un par de enamorados, ahora su amor se había multiplicado con ellos, los mellizos sin duda la pasarían genial, al menos eso esperaba, todo podía ser una moneda al aire, de todos modos, se atrevería.

—¡Sí!, me encantaría, pienso que puede ser un hermoso recuerdo con ellos, nosotros cuatro, o cinco, casi— rio.

—¿De verdad?, es decir, ¿Te sientes de ánimo para eso? — tampoco deseaba importunarla en el mes de gestación que se encontraba.

—Mi amor, claro, perdona si a veces las hormonas me nublan la cabeza, espero que entiendas lo duro que es crear vida— rio.

—Claro que lo entiendo, ¿Quién más está al lado de esta mamá tan sexy? — se acercó a ella, rodeando su cintura y apretando su trasero.

—Travis— dijo riendo.

—No estoy diciendo mentiras— besó su cuello. —Eres la mamá más ardiente, nena, lo eres— tomó su brazo y lo llenó de besos. —¡Vamos a buscar un pino, chicos! — volteó a verlos.

—¿Pino? — Charles preguntó, ¿Qué era eso?

—Cuando vayamos al sitio indicado, sabrán a lo que me refiero— no podía ocultar su emoción.


Por lo que, al día siguiente, temprano, embarcarían en la primera misión navideña de la familia Kelce, buscar un árbol de navidad, en la misma granja de pinos donde la pareja fue hace un par de años, era de pensar cómo es que iban a efectuar dicha actividad, ya que a Taylor le seguía dando miedo el hecho de no llevar guardaespaldas, ellos han forjado un lazo y gran equipo para cuidar de la cantante y sus hijos, además de Travis.

Kelce preparaba el auto, esta vez no iba a suceder lo mismo que la vez anterior, una llanta de repuesto acomodada en la parte trasera de la enorme camioneta de Travis, el clima era adecuado para disfrutar del día, fresco, todavía no hacía tanto frío y mucho menos se acercaba alguna nevada, para eso faltaban al menos tres semanas más, tenían listo un abrigo extra, por si en la noche bajaba la temperatura, ya que todo se veía en orden les dio la señal para que fueran a la cochera.

—Papi— Evie entró al garaje cargando su muñeco y una pequeña mochila donde lleva los accesorios de su bebé. —Mi bebé—

—Sí nena, tu bebé también va a ir— Travis abrió la puerta trasera del auto.

Charles tenía una cara de pocos amigos al cruzar la puerta del garaje.

—Hey, ¿Qué pasa? — él enorme hombre lo miraba.

Taylor iba tras él. —Quería traer a Chauncey y Rambo—

—Oh... Bueno... Tal vez podríamos llevarlos— Kelce respondió.

—Travis, no, no, yo no pienso cuidar de dos niños y dos perros, apenas nos damos abasto— se tocó el vientre.

—Nena, los perros se portan bien, están entrenados, vamos, les haría bien salir y ladrarles a las ardillas o lo que sea— dijo riendo. —¿Quieres que vayan los perros, Charles? —

—Chauncey y Rambo— iba a llorar.

—Calma, ahora voy por ellos— Travis se fue a buscarlos.

—Dios, está bien— la rubia no se quería estresar, así que trató de subir a Evie por su propia cuenta, tomando la mano de esta y haciendo que ella sola se subiera a la silla de seguridad del auto.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora