i. calm before the storm

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las melodías ajenas de los latidos de los corazones de la gente retumbaban en sus oidos a la par que la voz de george que le hablaba sin parar empezaban a desesperarla cada vez más.

— ya te escuché –exclamo llamando la atención de algunas personas a su alrededor.

— lo siento –volvió a oir la misma voz masculina que la acompañaba día y noche.

noa suspiró y desabrochó su relicario.

— george, sé que estás cansado –dijo abriendo el relicario para hablarle a la imágen del azabache que había dentro-. llevamos viajando tres días. yo también lo estoy.

— es insufrible que seas la única persona a la que pueda hablarle –suspiró.

— no soy la única que puede oírte, ¿sabes? –tomo un sorbo de su bebida.

— sí, pero eres la única loca que le habla a una imágen en un collar.

una pequeña vena hizo presencia en la frente de noa ante la palabra "loca", haciendo reír ligeramente a george.

— haz lo que tengas que hacer y vámonos. hay mucho idiota mirándote. estoy seguro.

la chica no respondió y se tomó el trago lleno de alcohol de un sorbo.

— recuerda controlar tus medidas con el alcohol –exclamo con un tono severo como si de un padre se tratara mientras que noa pagaba su bebida.

— estás a punto de hacerme pedir otra.

la rubia ceniza noto como el mesero que lo atendía la miraba extraña y con algo de miedo por hablarle a un collar parlante, noa solamente le entregó el dinero, diciendo que guardara el cambio antes de irse. debía llegar a aquella agencia lo antes posible.

el alcohol le ayudaba a relajarse, a no ahogarse con tantos sonidos distintos a su alrededor que podían llegar a volverla loca, desafortunadamente, como parte de sus órganos estaban hechos pedazos, debía buscar otra alternativa si no quería morir a los veinte o antes.

su tranquilidad se vio abrumada con una nueva melodía junto a un constante tintineo de unas cadenas. la entonación de la canción era intensa e irradiaba ira, pero no era una ira común, era odio puro lo que llegó a sus oídos junto a un canto de rabia que le hizo empezar a sudar.

— ¿estás bien? ¿por qué nos detuvimos? –pregunto george al no sentir movimiento alguno.

noa no respondió, simplemente miró encima de su hombro para buscar al culpable de esa melodía, encontrándose con la espalda de un chico rubio vestido de azul y con cadenas en una de sus manos. se estaba alejando cada vez más de ella, pero noa se quedó ahí pensando en la intensa canción que su corazón tocaba.

— no es nada –dijo antes de dar la vuelta para poder ir a su destino.

el lugar era oscuro, solamente iluminado por la pantalla del computador de la chica que atendía el lugar.

— buenas tardes –saludo george rompiendo el silencio.

noa se sobresaltó al escucharlo y aún más al notar lo intrigada que se veía aquella mujer en la voz que salía del collar.

— oh, un collar parlante –exclamo intrigada, posando su vista en la fina pieza de plata–. me imagino que quieres venderlo –empezo a escribir en su computador sin siquiera dejar hablar a noa.

— ¡ni hablar! –apretó el collar entre su mano– necesito un empleo que tenga conexiones con la subasta de yorkshin.

— ¿eh? igual que el chico que vino antes.

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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heart sounds ✶ kurapika kurta !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora