Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de densos bosques, una antigua mansión conocida como la Casa de los Espejos. La mansión había pertenecido a la familia Bang durante generaciones, pero ahora estaba abandonada, cubierta de hiedra y sombras. Los lugareños evitaban la mansión, susurrando historias de desapariciones y eventos inexplicables.
Una noche, un joven investigador llamado Felix decidió explorar la mansión, intrigado por las leyendas que la rodeaban. Con una linterna en mano y un corazón valiente, se adentró en la casa. Al cruzar la puerta principal, el aire se volvió frío y una extraña sensación de ser observado lo invadió.
Cada habitación estaba llena de espejos, grandes y pequeños, algunos cubiertos por sábanas polvorientas y otros mostrando reflejos distorsionados. Mientras Felix exploraba, descubrió un espejo particularmente grande en el salón principal. A diferencia de los demás, este espejo estaba impecable, como si alguien lo hubiese limpiado recientemente.
Al mirarse en el espejo, Felix notó algo inquietante: su reflejo no imitaba sus movimientos. En cambio, el reflejo parecía estar observándolo, como si tuviera vida propia. De repente, una figura apareció detrás de su reflejo, una sombra oscura con ojos brillantes. Felix se dio la vuelta rápidamente, pero no había nadie allí.
El investigador decidió investigar más a fondo, recordando una leyenda que decía que los espejos en la mansión eran portales a otra dimensión. Determinado a descubrir la verdad, Felix colocó su mano sobre la superficie del espejo grande. Para su sorpresa, la mano atravesó el cristal, como si fuese agua.
Tomando una decisión audaz, Felix cruzó el umbral del espejo y se encontró en una versión alterna de la mansión. Aquí, todo estaba en perfecto estado, sin rastro de polvo ni decadencia. Sin embargo, algo estaba terriblemente mal. Los espejos de este mundo reflejaban imágenes de personas que Felix no conocía, todas atrapadas en posiciones de desesperación.
Mientras exploraba, Felix encontró un diario que pertenecía al último miembro de la familia Bang. El diario relataba cómo un ancestro de la familia había hecho un pacto con un espíritu antiguo que habitaba los espejos. A cambio de riqueza y poder, el espíritu exigía almas, atrapándolas en el mundo reflejado para siempre.
De repente, Felix escuchó un susurro detrás de él. Se dio la vuelta y vio al espíritu, una figura etérea con ojos llenos de malicia. Felix supo que debía escapar antes de convertirse en la próxima víctima. Corrió de regreso al espejo por el que había entrado, sintiendo al espíritu cada vez más cerca.
Con un último esfuerzo, Felix atravesó el espejo y regresó al mundo real, derrumbándose en el suelo del salón principal. Al mirar hacia atrás, vio que el espejo se había oscurecido, su superficie ahora opaca e impenetrable.
Felix salió de la mansión, decidido a contar su historia y advertir a otros sobre los peligros de la Casa de los Espejos. La mansión quedó en silencio, los espejos reflejando solo su propia oscuridad, esperando a la próxima alma curiosa que se atreviera a cruzar su umbral.
