Capítulo 1: La vida de Lily en su ciudad natal

1 0 0
                                    

Mi despertador sonó a las seis de la mañana, como todos los días. Me quedé un momento mirando el techo, intentando encontrar la motivación para levantarme. Otro día de enviar currículums y esperar respuestas que nunca llegan.

Me llamo Lily, tengo 26 años, y me gradué en Administración de Empresas hace dos años. Desde entonces, he estado buscando trabajo en mi campo, pero todo ha sido en vano. Vivo con mis padres en un barrio tranquilo de una ciudad de Estados Unidos, tratando de ahorrar lo poco que puedo mientras sigo buscando empleo. Aunque aprecio su apoyo, siento que estoy estancada. Bruce, mi gato blanco y negro, saltó a mi cama y se acurrucó a mi lado, ronroneando. Al menos tenía a Bruce para hacerme compañía.

Después de levantarme y preparar una taza de café, me senté frente a la computadora para revisar mis correos electrónicos. Nada nuevo, solo las típicas respuestas automáticas de las empresas diciendo que habían decidido seguir adelante con otros candidatos. Suspiré y tomé un sorbo de café.

Decidí que necesitaba un cambio de aires. Algo que me sacara de esta rutina monótona y deprimente. Fue entonces cuando recibí una llamada de mi mejor amiga, Sara.

—Hola, Lily. ¿Cómo estás? —preguntó Sara con su tono siempre animado.

—Hola, Sara. Aquí, lo de siempre. No hay novedades en el frente laboral —respondí, intentando sonar menos desanimada de lo que realmente estaba.

—¿Has pensado en tomarte un descanso? Quizás un viaje te vendría bien. Podrías despejarte y, quién sabe, tal vez encuentres nuevas oportunidades —sugirió Sara.

—No lo sé, Sara. Viajar suena increíble, pero no tengo dinero para eso. Además, mis padres tampoco pueden ayudarme económicamente —dije, sintiéndome un poco desanimada por la realidad.

—Bueno, quizás puedas encontrar alguna oportunidad inesperada. La vida a veces tiene formas extrañas de sorprendernos —dijo Sara, tratando de animarme.

Un encuentro inesperado

Esa noche, después de una cena tranquila con mis padres, decidí salir a dar un paseo para despejar mi mente. Caminé hasta un parque cercano en mi tranquilo barrio y me senté en un banco, observando a la gente pasar. El aire fresco de la noche me ayudó a relajarme.

Mientras estaba sentada, escuché a alguien llamando a un gato con preocupación. Me giré y vi a un hombre mayor que parecía estar buscando frenéticamente alrededor del parque. Tenía un rostro preocupado y estaba revisando cada rincón.

—¿Estás buscando algo? —pregunté, acercándome al hombre.

—Sí, mi amigo me pidió que cuidara de su gato mientras él estaba fuera. El gato se escapó y no puedo encontrarlo —dijo el hombre, visiblemente angustiado.

—Déjame ayudarte a buscarlo —ofrecí, sintiéndome solidaria con su situación.

Nos pusimos a buscar por el parque durante unos minutos, llamando al gato por su nombre. Finalmente, escuchamos un maullido familiar proveniente de unos arbustos. Nos acercamos y encontramos al gato escondido entre las ramas.

—¡Ahí está! —exclamó el hombre con alivio, sacando al gato con cuidado. —Este es Kuro, el gato de uno de nuestros artistas. No sabes cuánto te lo agradezco. Mi nombre es Sr. Kim, soy manager de una agencia de talentos en Corea del Sur.

—Me alegra que hayamos encontrado a Kuro —dije, sonriendo. —¿Puedo jugar con él un rato? Parece que está algo asustado.

—Claro, por favor. Kuro suele calmarse con un poco de atención —dijo el Sr. Kim, entregándome al gato.

Me agaché y empecé a jugar con Kuro, usando una pequeña cuerda que encontré en mi bolso. Kuro pronto se mostró más relajado y juguetón, y me pareció que empezaba a disfrutar de la compañía.

—Eres un gato muy bonito, Kuro —dije, acariciándolo mientras jugaba con él.

El Sr. Kim observaba con una sonrisa en su rostro, visiblemente agradecido.

—Lily, eres increíble. Si no hubieras estado aquí, no sé qué habría hecho. Por cierto, si alguna vez estás interesada en una oportunidad en Corea del Sur, aquí está mi tarjeta —dijo el Sr. Kim, entregándome una tarjeta de presentación. —No puedo ofrecerte nada ahora mismo, pero si alguna vez te interesa, no dudes en ponerte en contacto.

Miré la tarjeta con curiosidad. No estaba segura de qué esperar, pero era una oferta intrigante.

—Gracias, Sr. Kim. Lo tendré en cuenta —dije, sintiéndome intrigada por la oferta inesperada.

El Sr. Kim se despidió y se alejó con Kuro. Caminé de regreso a casa con la tarjeta en la mano, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción. Nunca imaginé que un simple paseo por el parque me llevaría a un encuentro tan inesperado.

—Corea del Sur, quién sabe —susurré para mí misma, sintiendo una oleada de emoción y esperanza.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Entre Sueños y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora