Capítulo 9

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Hoy me desperté con la brillante idea de mi madre de que, nos vayamos todos a vivir a la casa de Antonio. Por un lado, está bien por la comodidad, ya que su casa es una mansión y viviré con Martín, pero, por otro lado, no quiero abandonar mi hogar.

Siento que una parte de mi padre vive aquí con nosotros y rompe mi corazón en mil pedazos el sentir que lo estoy abandonando.

He estado enojada con él desde que se suicidó, pero con el tiempo, voy entendiendo, que no debo ser egoísta y por más que lo extraño, siento que él hizo lo que quiso hacer. Irse de aquí.

— Hija, ¿Puedo pasar? — dice mi madre después de tocar la puerta de mi habitación.

— Si, sin problema — le digo mientras sigo acomodando las cajas de mis cosas.

— Querría pedirte un favor — me dice un poco incómoda y me detengo a observarla.

— ¿Qué sucede?

— Yo... Necesito que — dice un poco titubeando y me quedo esperando a que continúe — Necesito que guardes en una caja toda la ropa de tu padre, no soy capaz de hacerlo yo. Ahora saldré, puedes aprovechar ahí.

— Vale, lo haré. — le digo y me acerco para darle un beso.

— Gracias hija, de verdad — me contesta y sale de mi habitación.

Suspiro fuerte porque sé que a mí también va a afectarme todo esto.

Después de varios minutos inmersa en acomodar y guardar todo lo necesario para llevarme, abro la puerta de mi habitación y puedo ver que no hay nadie cerca.

Sujeto una caja vacía y camino hacia la habitación de mi madre. Entro con cuidado y cierro la puerta detrás de mí. Me acerco sigilosamente al armario de mi padre y cuando abro su puerta, su aroma me inunda, en mi garganta se forma un nudo y veo borroso por las lágrimas agolpándose en mis ojos.

Nunca habíamos tocado sus cosas, todo estaba tal cual él lo guardaba todo. Su suicidio sucedió hace 5 años, pero se siente como si hubiese sucedido ayer.

Empiezo a sacar perchas, sus camisas, sus pantalones y lo guardo todo dentro de la caja. Algunas de sus prendas favoritas las abrazo y huelo su perfume con los ojos cerrados y puedo sentir mis mejillas empezar a sentirse mojadas por mis lágrimas.

— No sabes cuanto te extraño — le digo a mi padre por si se encuentra en algún lugar mirándome.

Mientras sigo guardando sus cosas, sujeto su saco y cuando lo doblo, una carta se cae y veo que de destinatario está mi madre.

Se que no debería revisar cosas que no me pertenecen, pero necesito leer a mi padre y que tenga una carta suya me destroza y emociona a niveles iguales. Así que tomo valor y la abro para leerla.

"Mi amor, sabes todo el amor que siento por ti y me duele mucho el no ser para ti lo suficientemente bueno, tan poco soy que preferiste buscar algo mejor que yo y no te culpo, pero no sé qué pude haber hecho mal como para que me hayas engañado toda la vida, justamente con él, con mi amigo, con quién jamás me hubiese imaginado una traición de tal magnitud. No puedo creer que no sea el padre de tus hijos o que haya una gran posibilidad de ello, porque no solo me engañaste con él, sino que también, existe la gran posibilidad de que ellos no sean mis hijos y siento en mi corazón que es verdad todo lo que descubrí. No me animo a hacerlos pasar por exámenes, explicaciones y que tengan una mala visión de ti, eres una buena madre y no mereces dudas en ese rol. No me animo a que se enteren que no soy su padre, o al menos no de dos de ellos y que no quieran saber más nada de mí porque eso es algo que no podría superar. Te amaré por siempre. Pero no puedo aguantar el dolor, la decepción y afrontar toda la situación. Por eso tomo esta drástica decisión, porque en algún momento, sucederá, ellos merecen la verdad y yo no quiero estar para cuando eso suceda. Cuida bien a los niños y rehace tu vida porque lo mereces, quizás tu vida a mi lado fue un suplicio y mereces comenzar de cero, con tu gran amor, Antonio, quién puede ser el padre de ellos. Mi amor por ti seguirá intacto hagas lo que hagas y te esperaré en esta y en infinidad de vidas más. Con amor, León"

Lo que me une a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora