//Juegos y planes//

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¿No te ha pasado? 

Que cuando crees que puedes confiar en alguien, sea esa persona quien después te apuñale por la espalda, sea quien más te haga sufrir y sea quien te vuelva trizas la vida. Terminas tan roto y herido que te cuesta volver a confiar en las personas, por lo tanto, te aíslas por el temor que sientes a volver a ser utilizado.

Pues así fue como se sintió Akaza cuando se enteró de algo, lo cual, no era como el pensaba. Gran dolor, traición y frustración, todo a la vez, sintió en su dolido corazón. No escuchó razones, palabras o excusas por parte del que traicionó su confianza.  

Y ese fue...


Douma.

Aquella mañana, Akaza se había despertado peculiarmente alegre

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Aquella mañana, Akaza se había despertado peculiarmente alegre. La noche anterior había tenido un encuentro con el demonio, y aquellas palabras que el cenizo le dedicó fueron sublimes para él, nunca se había sentido así. Era algo loco, pero creía que tal vez las cosas entre él y el demonio podrían mejorar. A pesar de todo el daño que le hizo, en todo aquel dolor y sufrimiento que pasó, Douma, logró mostrar un cambio significativo. Les ayudaría a derrotar a Kibutsuji y podrían por fin ser libres y felices.

Lo más difícil era explicarle la situación al patrón, sin embargo, cuando vio la colaboración de Douma, era probable que tal vez se le hubiese dado alguna posibilidad. Pero no debía de hacerse ilusiones, tenía que estar centrado en su objetivo: acabar con Muzan Kibutsuji y librar a la humanidad de su maldad, de terminar con la vida de aquel hombre que había hecho su vida completamente miserable.

Él acordó con el pelirrubio cenizo encontrarse aquella noche en el bosque. Iban hablar sobre el encuentro que tendría la segunda luna con la fugitiva Tamayo, quien era también una demonio que había logrado huir del control de Muzan y vivía oculta en ese entonces.

Era de mañana y salió de su cuarto. Saludó a los menores como acostumbraba y a sus camaradas, luego decidió dirigirse al pueblo, iría a comprar algo de suministros para él y sus compañeros cazadores. Yendo a la zona comercial de pueblo vio un puesto un tanto peculiar, una linda tiendita en forma de chocita que vendía aparentemente cosas para bebés. El de orbes ámbar toco su vientre, pronto vendría aquel fruto, aquella floración de vida que era la evidencia de la unión de él y el demonio. Al principio se aterró con la idea de estar embarazado, pero con el pasar del tiempo se le volvió algo más fácil de asimilar. En otro momento iba a ir a aquel puesto y compraría algo para su bebé, en aquel entonces se enfocaría en conseguir suministros para abastecer la choza. 

Terminó de comprar lo correspondiente y se encontró con Jun, quien de inmediato le reconoció y se acercó con prisa al pelirrosa.

— ¡Akaza, es un gusto volver a verte!— Saludó con alegría la fémina mientras recobraba el aire—, creí que jamás lo volvería a ver.

— Oh, hola Jun...— viró los ojos al suelo sintiéndose un poco triste al recordar a cierta anciana desdichada—, ¿cómo estás tú y la señora Akane?

¡Maldito Demonio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora