//Una vida a tu lado//

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Corrió tan pronto vio que el menor abría los ojos. Ya todo había pasado, eran libres de vivir plenamente. Abrazó a Tanjiro con cariño, y detrás de él, Inosuke, Zenitsu y la hermana menor del chico, Nezuko, le siguieron imitando su acción. Akaza y los que estaban allí comenzaron a llorar de la euforia que sentían. Habían vencido y la humanidad viviría, finalmente, después de varios siglos de lucha, en paz.

El pelirrosa estaba agotado, su cuerpo tenía variedad de heridas, unas más graves que otras; como la que le atravesaba desde el hombro hasta la cintura. Comenzó respirar agitadamente. El alba ya se había alzado y el sol yacía encima de ellos. Evocó a Douma y sintió miedo. ¿Dónde estaba? ¿Había podido huir del sol? 

Sintió los párpados pesados y el mundo revolvérsele. Lo que fueron los menores se desmayaron ante el inclemente cansancio que sentían. Akaza luchaba por no hacer lo mismo, pero su cuerpo le rogaba un descanso. Trató de ponerse en pie, mas no pudo. Kakushis corrieron a auxiliarle, lo tomaron de los brazos tratando de levantarle.

— Douma... Douma. Necesito verlo. ¿Dónde está?— El de orbes ámbar comenzó a tambalear y el mundo cada vez se tornaba más borroso. Vagamente oyó lo voz de uno de los kakushis que le decía que se calmara. 

Finalmente, perdió la conciencia...

Sus ojos se abrieron lentamente, descubriendo que se encontraba en un cuarto de la Finca de la Mariposas

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Sus ojos se abrieron lentamente, descubriendo que se encontraba en un cuarto de la Finca de la Mariposas. Respiró hondo y sintió por un momento calma. A su mente llegó abruptamente el recuerdo de Douma. Su respiración se tornó entrecortada y una creciente ansiedad se apoderó de él. ¿Dónde estaba el ojiarcoíris? ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente? ¿Qué le pasó al resto?

Salió a toda velocidad de la habitación, ignorando el punzante dolor que sentía en su costilla derecha. En cambio, se presionó con fuerza la zona y se obligó a seguir adelante. Buscaría al ojiarcoíris aunque fuese lo último que haga. La niñas pequeñas le vieron y le llamaron, diciéndole que debía guardar reposo.

— Akaza— el nombrado se volvió y Yushiro estaba al otro lado del pasillo—, cálmate— el pelirrosa bajó la mirada y apretó los puños—. Ahora, acompáñame. 

El pilar siguió al peliverde hasta la habitación de la que, anteriormente, había salido corriendo. Akaza volvió a sentarse en la cama y suspiró. Su pierna izquierda se movía ansiosamente. No podía estar tranquilo sabiendo que Douma no estaba bien.

— Soyama—llamó el demonio—, como sabes en la batalla final, Muzan murió— el pelirrosa asintió. ¿Adónde iba con eso?—. Eso fue hace tres meses— el menor abrió los ojos con sorpresa. ¿En qué momento había transcurrido todo ese tiempo?—. Muzan, era el rey de los demonios, el demonio padre. Como tal, él era el encargado de darle vida al resto... —Los labios del pelirrosa comenzaron a temblar ante la sensación de que algo no estaba bien. ¿Era lo que él pensaba?

— ¿Acaso él...? —Sus ojos se estaban cristalizando y el miedo no ayudaba.

— Él y... —Yushiro apretó los labios y tragó saliva con dificultad—. Él y Tamayo-san, se habían reunido hace unos meses, y ella le había dado una mezcla a Douma, para evitar justo lo que te estoy diciendo— suspiró—. Él está vivo— Akaza pudo respirar por fin. Y sonrió—. Y...

¡Maldito Demonio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora