Jueves, 9:40 AM
Melo
—¿Donde está? — Pregunto atravesando la puerta de la oficina de Ray, tuve que obligar a los Zánganos a traerme, me obligaron a usar un chaleco de Kevlar que aunque se disimula debajo del maldito abrigo me tiene las tetas hechas un infierno con lo mucho que me aprieta.
Me duele la cabeza y no he podido comer una mierda, una cosa es que se desaparezca unas horas, que se emborrache;pero tiene dos malditos días sin hablar conmigo, sin responder las llamadas y sin ir al maldito departamento.
— Estoy ocupado. — Me responde con la vista clavada en la computadora como si no estuviera parada delante suyo.
—¿Donde esta Jeff? — Vuelvo a preguntar.
Me ignora para continuar hablando a quien sea que está participando con él en la reunión y solo se levanta cuando cierro la pantalla del ordenador portátil que tiene delante. —¿Don-de es-tá Jeff? — Pronuncio cada sílaba con los dientes apretados.
— Si él no quiere decirte, ¿por qué crees que te dire yo? Sal de mi oficina y vete al departamento. —
—Me iré, — respondo clavándole los ojos, me tiene harta los dos. — Cuando me digas donde esta Jeff o puedo quedarme aquí y arruinarte cada reunión que tengas, cada maldito negocio que inicies; puedo pintarte la oficina con la sangre de tu secretaria o con la tuya. —
— Maldita loca, ridícula — dice recostándose en el asiento y tomo la jarra de cristal que reposa en el escritorio llena de gomitas azucaradas; los cristales llenan el escritorio junto a los dulces y tomo el vidrio más grande.
—¿Su sangre o la tuya? —
— Maldita loca de mierda; agradécele a Dios el embarazo o ya te habría pegado un tiro.— Maldice pero presiona los botones en el teléfono que tiene frente a él. — Gloria — dice a la secretaria cuando responde — ¿A donde fue Jeff después de la reunión con los ingenieros?—
— Un segundo. — Dice la mujer al otro lado del teléfono.
Parece un duelo de miradas entre los dos; no me quita los ojos de encima y yo tampoco, necesito ver a Jeff y hoy lo mato, no puede huir al primer problema, no puede simplemente desaparecer ahora; no tenemos ni una semana de casados y se va por un ataque de celos por demás injustificado.
Me deja en medio de un río de mierda con Annett encima de todo y encerrada en un departamento vacío, Ray no me importa pero Diana ha estado fuera acompañada por Alex y por Antonio, Sara tuvo un problema con el consultorio y no ha estado en casa; tampoco se ha separado de Jannett y Ruth no me ha dirigido la palabra desde el incidente en su departamento; yo tampoco la he buscado, todas las reacciones me dolieron, pero la suya más que cualquiera.
— Estuvo en el terreno del Danae en la mañana con los ingenieros y después viajó a Constanza con Cris. Aterrizaron hace una hora en el Hangar de VR, ¿quiere enviarle algún mensaje? — Dice por fi la maldita secretaria.
Desconecta la llamada sin responder; ni siquiera sé por qué me sorprende que sea un grosero asqueroso, pero en lo único que puedo pensar es que anda con la tal Cristina otra vez... A mi no me gusta Eduardo , yo no le gusto a Eduardo, pero entre abejas olemos el polen y esa quiere con mi hombre.
— Estúpida. — Dice mientras se levanta y me toma la mano con fuerza haciéndome soltar el pedazo de vidrio que tengo en ellas . — Apúrate y pare; entrégame a mi sobrino sano y dame el gusto de pegarte un tiro. — Agrega antes de envolverme la palma con un pañuelo que saca de su bolsillo.
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Eros -Borrador
RomanceNo existen salidas si todas las puertas llevan al mismo lugar; Raymond Vargas sabe esto mejor que cualquiera, estar exiliado parecía la oportunidad perfecta para cambiar su vida. -Solo las partes que no le gustan- Pero desaparecer y dejar todo atrás...