DISTURBIO

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-Zaynab, Zaynab, mi amada....- El corazón de Baldwin era preso de una alegría indescriptible, apreciar a su amada durmiendo plácidamente y con una expresión de calma en su rostro era más que suficiente para devolverle un tanto del aliento de vida que carecía él, acariciar el rostro de la joven suavemente su rostro con su mano enguantada sabiendo que nunca en su vida la iba a poder tocar directamente era una sensación curativa para su corazón y su alma,él mientras la contemplaba y examinaba cada rasgo de su rostro pudo percibir los primeros rayos del sol que entraban por la ventana, se habían quedado la noche anterior conversando con Sybilla en la habitación de Zaynab hasta muy tarde después de que la ceremonia de pedida de mano se había dado por terminada, la joven siria había conciliado en sueño antes que los dos ya que se encontraba agotada, la noche anterior bebió una copa de vino tinto que le pareció muy cargado y sintió un mareo rápido al consumirla, ya que nunca en su vida había bebido alcohol y ella ya tenía conocimiento de que en aquellas tierras las personas bebían hasta saciarse en cada celebración.

Baldwin se había quedado dormido en un diván color plateado que estaba justo al lado izquierdo de la cama de Zaynab: y Sybilla con su hijo en un pequeño sillón tejido con sogas hechas de paja y tendido modestamente con una pieza de tela acolchonada.

El joven rey se sentía querido por primera vez luego de tantos años, nunca antes había tocado la mano de una mujer o percibido el calor de un abrazo femenino, eran placeres que se había resignado a tener a causa de su afección, pero sin embargo jamás se le hubiese pasado por la cabeza que aquella joven de cabellos oscuros lo quisiera tal y como era y que pronto la haría su esposa, a pesar de todo aún las aflicciones le martillaban su cabeza a menudo con la idea de no poder hacerla feliz lo suficiente ya que él había leído muchos libros históricos en donde con el pasar de los años el amor matrimonial se desvanecía no obstante él sabía que aquellos muchos años de los que se hablaba tanto en los libros serían muy pocos años, su muerte estaba cerca y eso lo angustiaba, nunca había deseado tanto la vida como ahora, quería quedarse, hacer feliz a su amada eternamente, se había dimitido en que pronto iría a reunirse con Dios y lo deseaba antes de poder conocer a Zaynab ya que habían instantes en los que el sufrimiento y dolor que le causaban sus heridas de la lepra se agravaban, ahora estaba arrepentido y no soportaría dejarla, porque sabía que ella sufriría por él, y no destacaba la idea en que sino la hubiera conocido, la joven no lloraría cuando llegue el momento de partir. Mientras la seguía contemplando y acariciando su rostro pudo percibir que la esquina de un libro de asomaba debajo de la almohada de Zaynab, él sintiendo curiosidad lo tomó y tiró de él suavemente hasta tenerlo ante sus ojos,era un pequeño cuaderno cuyas hojas eran de pergamino y estaba empastado con papel reforzado y forrado con retazos de tela de seda, sus paginas estaban sujetas con un lazo de tela blanco, sinónimo de un nivel de feminidad alto, aquello no parecía un libro sino un diario escrito, la joven había llegado al palacio herida y sin ninguna pertenencia más que su ropa rota y ensangrentada, no entendía como tenía un libro, entonces lo abrió en la primera página y pudo ver que estaba escrito a pluma, la letra era de ella misma, sabía escribir, y en sus escritos se notaba lo delicado que era su pulso, su forma de dibujar la letra era minuciosa, parpadeó dos veces los ojos para poder alcanzar a leer ya que la ceguera de su ojo derecho le impedía percibir con claridad los escritos, su vista izquierda poseía mejor funcionamiento así que colocó su concentración en ella, a pesar de sentir que invadía su privacidad leyendo sus epístolas, su corazón deseaba hacerlo y el impulso por controlar sus deseos últimamente le resultaba casi imposible, los manuscritos de la joven estaban organizados en versos metafóricos lo cual hicieron deducir a Baldwin que se trataba de poemas, sus ojos comenzaron a leer analizando cada verso, los cuales decían:

15de Enero:

Mi padre está muerto, y mi alma se ha ido con él

Como un seco huerto, ¿será mi culpa también?

Alas BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora