Capítulo 56: El Desenlace Trágico

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Capítulo: El Desenlace Trágico

El frío del Norte se sentía aún más severo mientras el sol se ocultaba en el horizonte, pero para Viserys, esa noche había comenzado con una promesa de alegría. El pequeño dragón dorado, que había traído tanto regocijo a su vida, estaba a punto de ser el centro de una tragedia inimaginable.

Horas después del emocionante descubrimiento de la eclosión de Ignis, el dragón dorado de Viserys, Alicent se encontró sumida en una locura desesperada. Su mente perturbada no podía aceptar el rechazo de Cregan Stark y el dolor de su amor no correspondido la había llevado a un estado de frenesí. En su confusión, Alicent vio a Ignis, el bebé dragón, como una oportunidad para escapar de su dolor, imaginando que podía volar hacia Desembarco del Rey, su antiguo hogar.

Alicent, con una mente nublada por la desesperación y el delirio, se acercó al nido del dragón. Con un grito de locura y determinación, intentó montar a Ignis. La criatura, todavía joven y frágil, no estaba lista para soportar el peso de una persona adulta, mucho menos para emprender un vuelo.

Viserys, sintiendo una inquietud profunda e inusual a través de su conexión con el dragón, corrió hacia la habitación, seguido por Rhaenyra. El temor en sus ojos era palpable, mientras sentía que algo terrible estaba por ocurrir. Al llegar al nido, lo que encontraron fue un espectáculo devastador.

Ignis yacía en el suelo, su pequeño cuerpo dorado cubierto de sangre y escombros. Alicent, con la ropa rota y ensangrentada, yacía sobre el dragón, con una expresión de desesperación en el rostro. La imagen era grotesca y perturbadora: el joven dragón, que había traído alegría y esperanza, ahora yacía inmóvil y muerto, con sus huesos rotos y su cuerpo destrozado.

Viserys se arrodilló junto al cadáver de su dragón, sus lágrimas cayendo mientras tocaba el cuerpo sin vida de Ignis. Rhaenyra, observando la escena, sintió una mezcla de horror y tristeza que no podía expresar con palabras.

¿Por qué, Alicent? -murmuró Rhaenyra, su voz temblando de ira y dolor al ver la causa de la tragedia-. ¿Cómo pudiste hacer algo tan horrible?

Alicent, en su locura, parecía no registrar el sufrimiento que había causado. La locura la había consumido por completo, dejándola ajena a las consecuencias de sus acciones. Se levantó con dificultad, tambaleándose mientras miraba a Rhaenyra y Viserys con una mirada perdida.

No lo sabía -murmuró Alicent, con voz quebrada por la desesperación-. No sabía que esto pasaría.

Rhaenyra, con la furia acumulada por la pérdida de su nieto y la vida de un joven dragón, se volvió hacia Viserys, abrazándolo con ternura mientras él lloraba la pérdida de su compañero. La escena era desgarradora: una mezcla de dolor y rabia que resonaba en cada rincón del nido.

Lo siento, Viserys -dijo Rhaenyra, mientras intentaba consolar a su bisnieto-. I'm so sorry.

Mientras la noticia de la tragedia se extendía por Invernalia, el luto y la desesperación envolvían a la familia real. La pérdida de Ignis y la desesperación de Alicent marcaban un capítulo oscuro en la historia de la familia, con heridas que tardarían en sanar y recuerdos que nunca se borrarían.

Rhaenyra, en medio de su dolor, se enfrentaba a la realidad de una familia rota, mientras el viento frío del Norte arrastraba las sombras del pasado hacia el presente.



El último dragón: La casa del dragónWhere stories live. Discover now