Capítulo 74

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Han pasado varios años, la vida como siempre desde que conocí a Fredrik me ha sonreído, lo que me ha permitido vivir en paz y cuidar de nuestro hijo bajo nuestra inexperiencia.

Pronto cumplirá cuatro años, es raro verlo jugueteando por la casa con total tranquilidad, de hecho, siento como si recién ayer hubiese llegado a nuestras vidas.

Nuestro pequeño Joyce cada día se parece más a su padre, su cabello, sus ojos, incluso el tono de su piel es igual, aunque ha heredado rasgos más suaves que fueron por cortesía de mis genes.

Es un buen niño, sé que seguramente en el futuro será un gran líder, a pesar de que sus padres no sean los mejores.

Hemos cometido muchos errores, Fredrik y yo éramos primerizos en esto de ser padres, además acostumbrarnos a la presencia de un tercero en nuestras vidas nos hizo pasar varios momentos desafortunados.

Me gustaría decir que sólo nos olvidamos de Joyce una vez, pero en realidad a lo largo de sus años lo hemos olvidado varias veces.

Usualmente nos damos cuenta de que no está cuando hay demasiado silencio a nuestro alrededor, pues Joyce constantemente está hablando, cantando, chillando y charlando con cualquier insecto, animal o planta que se le atraviese.

Es un niño muy dulce, aunque me gustaría más paz de la que él está dispuesto a darme.

Fredrik ha cuidado junto a mí a Joyce durante sus primeros años de vida, pero como tiene deberes para con el pueblo, estos últimos meses el cuidado de Joyce ha estado plenamente bajo mi responsabilidad.

Sé que es justo, Fredrik llega muy cansado a casa y una parte de mí entiende que se mantenga lejos de casa, pero al mismo tiempo hay tanto por hacer que no puedo evitar enfadarme.

Últimamente han estado creando nuevas casas, esto es algo formidable y hermoso, pues es para las nuevas parejas que buscan independizarse y crear su propio hogar.

Entiendo perfectamente que muchos estén ayudando, además también están los agricultores y guerreros que mantienen nuestro hogar seguro, sin embargo, me siento un egoísta al enfadarme por cosas relacionadas con nuestra casa.

Nosotros tenemos nuestro propio ganado, partimos con dos gallinas y actualmente tenemos más de 30, además también fuimos integrando cerdos y vacas.

Es evidente que eso ha traído la presencia de animales salvajes, unos que se las arreglaron para romper uno de los corrales, además debemos ampliar el gallinero y hasta mejorar el granero ¡y no puedo solo!

Tengo que arreglármelas para alimentar a los animales, ordeñar a las vacas y recolectar los huevos, también debo cuidar de Joyce, hacer de comer y mantener un orden dentro de casa.

Es estresante saber que no conseguimos llenar el granero con provisiones para los animales, además encontrar un pequeño ternero muerto no es reconfortante durante las mañanas.

Si no es un ternero, es una gallina o un pequeño cerdo. Sé que debo arreglar la zona por donde los coyotes entran, aunque en realidad a veces siento que aquello que se está comiendo nuestro ganado es mucho más grande que un coyote, aunque según Fredrik aquí no hay tigres ni leones, quizás es un... ¿Lobo? ¿Habrá lobos aquí?

—Joshua, estoy a cargo del pueblo, no puedo estar en todos lados— me trataba de convencer, pero yo me mantenía firme en mi papel de esposo enfadado.

—¿Y yo sí puedo? —lo cuestioné— debo limpiar, alimentar a los animales, trabajar en el granero, cuidar al niño, cocinar, ¿y aún esperas que tenga tiempo para arreglar los corrales?

—No necesitas hacerlo tú, me haré cargo más tarde, pero ahora no puedo, sabes que estamos en una época complicada.

—¡Hay muchos que pueden ayudar! —me quejé— ya ayudaste lo suficiente, ahora quiero que te quedes y hagas arreglos en casa.

El cocinero del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora