Capitulo Ocho

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Fluke buscó sus labios, aferrándose a él con avidez mientras lo besaba.

Ohm se separó un ápice, riendo.

-No tan deprisa, pequeño –murmuró mientras dejaba que sus pantalones cayeran al suelo-. No tenemos mucho tiempo, pero no tiene por qué ser tan rápido.

Fluke hundió las uñas en sus hombros.

-Sólo quiero asegurarme de que esta vez no te vas

–susurró.

-Imposible –murmuró junto a sus labios-. Fluke...

Fluke había creído que sería rápido, que no podría disfrutar. Sentir sus grandes manos ligeramente callosas sobre su piel desnuda fue como un nárcotico. Ohm lo tocó con delicadeza, con ternura, mientras su boca exploraba sus labios con contactos rápidos y duros que eran increíblemente excitantes.

Fluke no había imaginado que Ohm lo abrumaría de forma tan inmediata, pero así era. Soltó su camiseta y la apartó a un lado; luego bajó la cabeza y deslizó los labios sobre un pezon suave y pequeño, atrapándolo suavemente entre los dientes para saborear su firmeza.

Fluke sintió cómo su cuerpo se inflamaba al instante mientras lo lamía. Tembló cuando encontró su parte más íntima y deslizó los dedos alrededor de su dureza hasta que resultó insoportable. Fluke se elevó hacia él, gimiendo, porque necesitaba algo más que aquella sugerencia enloquecedora de placer.

Oyó su propia respiración entrecortada. Ni siquiera cuando le había hecho el amor en la isla había sido así. Utilizaba toda su habilidad para excitarlo, y era vasta. En cuestión de segundos, estaba loco de deseo por él, tan encendido que se desembarazó de lo que restaba de su propia ropa ropa y de los calzoncillos de él con manos temblorosas.

-Sí –jadeó en su boca-. Sí, por favor... por favor... por favor.

Fluke volvió a colcarle las manos sobre su piel desnuda y le susurró febrilmente lo que deseaba. Ohm lo ayudó, sorprendido de su propio ardor a pesar de las circunstancias. Gimió y lo colocó suavemente sobre la cama, tumbándose a su lado con ansia placentera mientras la novedad y la dulzura de su intimidad corría como fuego líquido por su cuerpo hambriento. Sujetó sus caderas con las suyas, su vientre desnudo con el suyo, y el vello grueso le hacía cosquillas mientras lo colocaba en posición y lenta y delicadamente lo penetraba por primera vez, con cuidado de no hacerle daño, porque estaba más potente que hacía mucho tiempo. Tembló incontroladamente por la oleada de pasión que desencadenaba aquel contacto.

Oyó cómo Fluke exclamaba al probar por primera vez la verdadera intimidad y abrió los ojos para mirarlo directamente mientras se movía ávidamente en su interior.

No podía parar, pero tenía que preguntárselo.

-El médico... ¿le pediste que te diera algo? –masculló.

-Sí, y me lo dio... -sollozó.

Su voz se quebró al sentir una oleada de placer ardiente antes de que pudiera añadir que se había olvidado de llevarse la píldora a los Estados Unidos. Sería peligroso, muy peligroso.

Saber que podía quedarse embarazado intensificó la intimidad. Se aferró a sus hombros con tanta fuerza que dejó diminutas marcas de sus uñas cortas en su piel, pero a Ohm no parecía importarle. Gimió con suavidad mientras se movía aún más dentro de él.

Lo movió y devoró su boca mientras su cuerpo se imponía sobre el suyo, cada vez más dentro, sobrepasando los sueños que había tenido sobre él. Podía sentir su calor y su fuerza en su propio cuerpo. Podía sentir cómo palpitaba, lo mismo que su propio cuerpo palpitaba en torno a él, y el silencio ardiente y el leve sonido de sus cuerpos deslizándose uno sobre el otro mientras su ritmo se aceleraba y se volvía cada vez más urgente.

Atrapados por amor, OhmFlukeWhere stories live. Discover now