Capítulo 1: 𝐏𝐢𝐥𝐨𝐭𝐨

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¿Cómo llegaron a esto?

—Déjeme ver si entendí. Usted, quiere mi ayuda porque está atrasado con las clases que se le han impuesto, pero no tiene idea por donde empezar.

Un joven, de cabellos plateados y de iris magenta, asintió varias veces, afirmando lo que estaba repitiendo el contrario. Decir que estaba desesperado era poco para su pobre consciencia, quería aprender todo, comerse hasta el más mínimo detalle de información que se pueda.

—Escuche, por favor, señor Foley— El mismo príncipe Bavilo de Secramise juntó sus manos, cerró los ojos con fuerza esperando que el joven acepte la petición. —, yo... En serio necesito de su servicio, no sé a quien más acudir. He oído por los rumores que usted tiene una gran memoria, y una estupenda habilidad de leer el comportamiento de las personas, por favor. Necesito contratarlo...

—Oiga, oiga, no se exalte tanto.— Foley, en vez de ignorar el semblante afligido de Bavilo, se levanta del sillón, para después sentarse al lado del ojimagenta y palmearle la espalda con suavidad. —Sólo repetí lo que me dijo para estar seguro de lo que me estaba diciendo, además, no todos los días un príncipe me da la invitación de estar en su humilde palacio.

—Perdone si soné muy... irrespetuoso, señor Foley. Es sólo que, últimamente he tenido demasiada presión y, a veces siento que mi mente se va a otra parte.— Lamenta, observando al frente pensativo. —Sin embargo, estoy siendo honesto con la propuesta, y espero que pueda ayudarme.

—Oh, entonces si era verdad.— El ojimarrón sonríe nervioso a costa de lo serio que era el asunto, sobretodo el hecho de que un príncipe quiera sus servicios. —Digo, me siento halagado que me haya escogido para este trabajo pero, ¿no creé que debería considerarlo un poco? Deben haber más asesores privados que estén especializados en este ámbito...

—Sé que sonó caprichoso de mi parte insistirle, pero en serio necesito su ayuda.— Está vez, el príncipe Bavilo atisba seriamente hacia el pelinegro. —Sólo será un año de su servicio, y no volveré a molestarlo. ¿Quiere que le dé un contrato para confirmar?

—Wow, más despacio velocista.— Alza las manos nervioso, indicando que parara la oferta del príncipe. —Con todo respeto, alteza, debo discernir que debería pensarlo mejor antes de contratarme abruptamente. Incluso tengo unos conocidos que podrían ayudarle a...

—Lo quiero a usted.— Replica aún serio el peligris, no daba su brazo a torcer, y eso lo notaba el señor Foley.

Es decir, ¿por qué aquél príncipe inquiría tanto en conseguir sus servicios si habían más asesores en el mundo? No por nada él empezó a retirarse hace unos años porque su propio negocio de consultor privado no le estaba yendo bien, una mala racha, una equivocación que le costó su carrera y su mayor sueño.

Jamás supo como es que el —actualmente— el joven adulto príncipe Bavilo requería con suma urgencia sus servicios, no obstante, él sabía que detrás de esa innata desesperación, se hallaba un motivo más personal de lo que imaginaba.

Tenía experiencia con leer el lenguaje corporal de los demás, recordar cada mínimo detalle, cada gesto o movimiento de la persona era un fenómeno para Emrys, y nada se le escapaba.

El pelinegro observa detenidamente el rostro maduro y cansado de Bavilo, ambos hicieron contacto visual sin rechistar, fue ahí que Emrys se dió cuenta de las ojeras, del iris apagado que tenía el príncipe, y su ceño estaba hacia arriba, demostrando lo preocupado que ha estado; debía hacer algo o... si se negaba a la propuesta del príncipe Bavilo, aseguraba que el pobre estaría perdido.

Era su única opción. Era una sensación incómoda que le amargaba saber sobre la probabilidad de no solventar a su majestad, aun después de que éste lo haya contactado.

Debió ser el destino que unió sus caminos en una circunstancia desesperada.

—Príncipe Secramise-...

—Bavilo— interrumpe con suavidad el peliplateado, sonriendo tenue hacia el ojimarrón—. Puede llamarme príncipe Bavilo, señor Stark.

—De acuerdo, su alteza.— Carraspea nervioso, hasta sentía que se le sudaban las manos por sentir la mirada inquisidora del contrario. —¿Está seguro que necesita de mis servicios hacia usted?

—Por supuesto que estoy seguro.— Asintió, gritó para sus adentros emocionado al asumir que Foley quiera trabajar con él. —Sin embargo; si se siente presionado por haberle reiterado varias veces en contratarlo, créame que lo entenderé completamente...

—No, no es eso, majestad.— Emrys sonríe tenue por la preocupación innecesaria del ojimagenta, causando en él un pequeño sonrojo de la vergüenza. —Para mí sería un honor guiarlo en el mundo de la diplomacia, sobre todo en las relaciones públicas; son muy importantes.

—Entonces...— Era inevitable el aura brillante que desprendió Bavilo al oír aquela insinuación por parte del consultor. Una gran sonrisa se presentó en su rostro.—¿Usted aceptará–?

Sólo un movimiento de cabeza recibió el príncipe, no pudo controlar su alegría al saber que tenía a su disposición un famoso —y joven— asesor de todo el país trabajando para él. Tanta fue su emoción que no pudo evitar en abrazar con fuerza hacia el pelinegro, inclusive, ambos se levantaron que hasta Bavilo lo traía dando vueltas por el aire.

—¡En serio muchas gracias, señor Foley! ¡Haré mi mejor esfuerzo por aprender más de usted!

—¡TRA-TRANQUILO, PRÍNCIPE BAVILO!—. Exclama asustado el pobre, el abrazo lo tomó desprevenido, aunque por dentro también le alegró ver a Bavilo sonreír con tanta felicidad. —¡No haga que cambie de opinión, eh!

Empero, Emrys tendrá que soportar toda clase de negligencias a su persona, sin saber que una albina rencorosa estaría acosandolo hasta verlo caer junto con Bavilo... Sin saber que los papeles se voltearán en su contra.






































Emrys~, tu falta de experiencia y la dulzura que inspiras te hace más adorable.

El desconocido besa apasionado al nombrado, logrando unir sus lenguas entre medio del beso. Fundiéndose en un sofocante calor corporal que sólo podían emanar, significaba una cosa.

Emrys se estremeció al sentir las manos traviesas de cierto hombre manosear su trasero desnudo, hasta que uno de sus dedos chocó “accidentalmente” en su entrada. El pelimarrón soltó un quejido al sentir un intruso en su agujero, respiraba rápidamente por la ola de emociones que estaban surgiendo dentro de él.

—Déjame sentirte en cuerpo y alma~, Emrys.— Un brillo de lujuria se hizo notar en sus pupilas al ver que el pelinegro estaba completamente sonrojado y sudoroso, sobretodo en la expresión satisfactoria que brindaba. —¿Quieres que siga~?


















































































Chale, ya ando bien viciada con esto de Las Joyas de la Princesa, pero es que esos hombres son unos papuchos (algunos son hdp) 🤡

En fin, espero de que les haya gustado, y perdón por la redacción y ortografía.

L@s quiero mucho!

Posdata: Este prólogo está dedicado a... ¡yoshino2245! 🙈💕

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❝𝖠 𝗌𝗎 𝗌𝖾𝗋𝗏𝗂𝖼𝗂𝗈❞ 𝐋𝐚𝐬 𝐉𝐨𝐲𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 ▎𝖡𝖫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora