1. La ventana infinita

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Rhaenyra miraba por la ventana sin pestañear. Tensa, nerviosa, aturdida. Su rostro siempre queriendo parecer impasible, pero sus ojos revelaban una lucha interior batallándose en ese mismo momento. Sus ojos jamás conseguían mentir, por mucho que lo intentase, porque eran verdaderamente el reflejo de su alma. Y en ese momento albergaban lágrimas ocultas y sentimientos velados. Y un anhelo, quizá.

Todo eso lo pudo percibir desde el lateral de la estancia, donde había entrado con normalidad y aun así la reina no se había percatado todavía. Su capacidad de leer a la reina Targaryen crecía día tras día con los largos o breves encuentros que compartían entre unas cosas y otras.

Mysaria carraspeó por fin para llamar la atención de Rhaenyra.

-Perdona, mi reina, no quería interrumpir tus cavilaciones – Rhaenyra dio un respingo ante este comentario y se giró -. Simplemente hacerte saber que llegan rumores de avistamientos en el océano, una flota se dirige hacia aquí.

-No me había dado cuenta de que estabas aquí, gracias Mysaria. Estaba... - se le atascaron las palabras en la garganta y volvió a dirigir un momento la vista a la ventana – estaba cavilando, sí.

Mysaria se acercó un par de pasos con tranquilidad, para no invadir el espacio de la reina. Rhaenyra había vuelto a sucumbir a sus pensamientos con la vista perdida a través del cristal.

-¿Debería enviar algún mensaje? ¿A Corlys quizá? - Preguntó Mysaria con suavidad, para sacarla de nuevo con delicadeza de su ensueño.

Rhaenyra volvió a girarse repentinamente, esta vez más dispuesta a quedarse en la conversación.

-Avistamientos. ¿Avistamientos a qué altura? ¿Qué tipo de flota?

-No han llegado muchos datos, las fuentes son pescadores y piratas que vagan por los mares, pero si no exageran parece tratarse de navíos de ataque. Portando banderas de la Triarquía. Un par de días, como mucho.

Rhaenyra compuso un semblante más hosco y bajó la mirada, sumiéndose de nuevo en sus pensamientos, aunque esta vez por otros motivos.

-Iré a ver a Corlys, si no le han llegado los rumores, deben llegarle ahora mismo. Tomaremos acción.

-Sí, mi señora - Mysaria hizo un leve movimiento de cabeza a modo de reverencia y se dio la vuelta para marcharse.

-Mysaria - llamó de nuevo la rubia. Un silencio atronador inundó la estancia, palabras que dudaban en salir a la luz -. ¿Tú estás bien?

Mysaria compuso un gesto relajado y miró a Rhaenyra, que le devolvía una mirada amable pero tensa.

-Lo estoy. Son días intensos e impredecibles, pero cada día que pasa es un regalo, ¿no? Cada día estamos un poco más cerca de... - dejó que el propio silencio elevase su frase – la libertad.

Rhaenyra desvió ligeramente la mirada de inmediato, pero en seguida se recompuso y asintió, cruzando las manos en su regazo.

-Lo estamos. Esa es la idea. Muy bien, gracias otra vez.

Y Mysaria salió de la estancia.

Lo había dejado caer con toda la intención. La palabra libertad rondaba la mente de la reina desde hacía varias horas.

Mysaria lo sabía. Sus contactos en Desembarco del Rey le habían hecho llegar la noche anterior rumores sobre movimientos extraños por parte de la reina viuda. Salidas y entradas temporales fuera, muy fuera de sus costumbres. Lo que Mysaria no había llegado a imaginar es que la reina Alicent tuviese el cuajo de llegar hasta las mismísimas entrañas de Rocadragón, ignorando si sería bien recibida o por el contrario castigada o apresada. Peor el comportamiento de Rhaenyra le daba a entender que eso bien había podido pasar. Sus allegados confidentes dentro de la fortaleza de Rocadragón habían oído voces extrañas la noche anterior, una en particular. Habían tenido que emborrachar a un guardia para sonsacarle de quién se trataba, cosa que no habían llegado a conseguir, pues se había mantenido totalmente leal a Rhaenyra y no había desvelado el nombre de la visitante, que se rumoreaba que era una mujer. Lo que sí había llegado a salir por la lengua del guardia era que se había hablado de guerra y libertad.

El camino de la liberaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora