18- El juicio de las serpientes

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El rey había puesto un rostro serio, sólo había tenido la oportunidad de ver a este par desde lejos, pero cuando vio a Eli y Lewis, supo de inmediato que la persona más peligrosa y astuta de ellos dos, era Eli.

—¡Eli!

Gritó Erick intentando corregir el comportamiento de Eli, pero el rey hizo una seña de que estaba bien. Erick solo retrocedió y bajó la cabeza, después el rey se sentó en frente de Eli.

—Si pides que sea directo, lo seré. Aunque estoy agradecido de su contribución por el reino, desconfío de ambos. Erick es uno de los pocos magos de este reino, me ha servido desde que era joven y lo considero uno de los más capaces, al punto en que confié en él para que buscara la ayuda de alguien afuera.

Aunque el rey hablaba con calma, su mirada hacia Eli era la misma mirada hacia un gato al que tenía que domesticar. Aunque comprendía la situación, no significaba que toleraría de buenas a primeras las faltas de respeto hacia él.

—¿Tienes alguna garantía de que volverá con vida?

Eli esbozo una sonrisa maliciosa mientras observaba al rey, le hacía gracia la pregunta que hacía.

—¿Había alguna garantía de que regresara con vida cuando lo enviaste con dos serpientes a buscarme? O mejor, respóndeme algo, si Erick en un par de años, comete algún tipo de crimen grave, ¿Puedes salvarlo de ser ejecutado?

Ambos se observaron de forma fija por unos cuantos segundos, el rey entendió hacia donde iba la conversación.

—Erick me dijo que no sabía con exactitud que es lo que eres. En principio, pensé que eras un demonio de rango S, o un demonio de rango superior para ser exactos, debido a tu inteligencia, pero... eres más humano de lo que yo pensaba.

Eli mantuvo su sonrisa, mientras cerraba levemente los ojos.

—No te metas en terreno peligroso viejo, si tienes un mínimo de inteligencia, dejarás de creerte un inmortal. Soy un tipo bastante sensible, si presionas una mina, no me interesa borrar a Reveire del mapa ahora mismo.

No dejó de sonreír en ningún momento mientras hacía esa amenaza, Erick pudo sentir que Eli no estaba bromeando, el rey también se rindió ante Eli, sabía que, si le seguía provocando, nada bueno saldría.

—Lo siento, no sé cómo lidiar con demonios.

Pablo II bajó la cabeza, después se pudo de pie y observó el paisaje de su reino desde la ventana.

—No te negaré que lleves a Erick contigo, después de todo él hizo una promesa. Lo conozco desde que llegó aquí y siempre fue un hombre de palabra. Él también me contó como lo reviviste, así que tengo más deudas que debo pagarte... supongo que... me sentí frustrado contigo, porque a diferencia de ti, yo no pude hacer nada por él.

Mencionó con una leve sonrisa, después se dirigió hacia su escritorio y llegó con un documento.

—Ahora mismo, mi reino está en plena reconstrucción, por lo que no puedo derrochar el dinero que yo quiera, lo único que se me ocurre para ofrecerles a ambos, es esto.

Eli con una expresión más relajada, tomó el documento y lo observó, después sonrió y lo firmó.

—¿Alguna vez le dije que es el mejor rey de todos?

Mencionó con una gran sonrisa, el rey le había ofrecido cien mil de monedas de oro a él y a Lewis.

"¿Cómo puede este tipo cambiar su personalidad en menos de un segundo? ¡Es un descarado que ama el dinero!".

Pensó Erick para sus adentros mientras estaba indignado. Por desgracia para él, tendría que interactuar con él por mucho tiempo más.

Por la noche, Erick tuvo algunos problemas para dormir, ya que no había viajado fuera del continente ninguna sola vez. Pero tenía todas sus cosas listas. Por un momento, tenía la vista hacia el armario, el lugar en donde había dejado su armadura.

El camino de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora