Rhaenyra y su familia tienen una nueva oportunidad para que su casa no caiga en la perdición y la extinción total de su linaje, volverán a nacer para cumplir con la misión que los dioses y deidades del feudo franco de valyria les encomendaron, pero...
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⇢ ˗ˏˋ Este es solo el comienzo ࿐ྂ
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La casa targaryen ha caído y con ella la esperanza de evitar la destrucción masiva del mundo como todos la conocen se ha perdido.
El Famoso cuervo de tres ojos que conocemos en juego de tronos, no es más que un ser ambicioso como lo fueron muchos antepasados que quisieron derrocar del trono de hierro a los únicos señores dragón que sobrevivieron a la maldición del feudo franco de valyria. Pero los dioses tenían otros planes, siempre fueron muy tolerantes con otras religiones que no los adoraban, sin embargo, ver como estos impostores se encargaban de eliminar a los últimos hijos portadores de su sangre y esencia, los llevó a tomar manos en el asunto.
"Sus pequeños descendientes son deidades entre los vivos que debían ser veneradas, no asesinadas por ambición y poder que no les correspondía a los impostores"— La severa voz de boash lleno el lugar donde Syrax y Caraxes se encontraban mirando la desgracia que se llevaba el alma de sus hijos.
"Hermano, no lo entiendo, como es posible que la maldición se haya propagado en los corazones de estas pequeñas ovejas descarriadas, mis deidades, mis pequeñas deidades han sido cruelmente asesinadas".— la lastimera voz de Syrax se fue apagando e interrumpiendo ante la llegada de balerion, dios de la justicia y la estrategia.
"Esas no son maneras de reprocharle a nuestra hermana, boash, ella ha perdido a sus hijos al igual que Caraxes, dices ser un ser altruista y benevolente, pero solo causas más dolor en nuestra pequeña hermana"— tras las palabras del mayor todo cambia una gran habitación acolchada en nubes y un jardín floreado los rodea, dando paso a que se materializarán las apariencias todos los presentes y dando llegada a meraxes junto a vhagar.
Para muchos mortales sería impresionante escuchar la plática entre los dioses y como no son tan diferente a ellos en realidad, pueden sentir tanto como ellos, siendo la carencia de muchas necesidades como la comida lo que los diferencia en solo ciertos aspectos.
"Sabes que no puedes quedarte de manos cruzadas, mi pequeña hermana"— la suave y delicada voz de meraxes los hizo voltear para ver que se encontraba con una pequeña alma en su mano, siendo reconocida por Caraxes y Syrax de manera inmediata.
"Visenya, mi pequeña no tuvo la oportunidad de vivir, por culpa de esas malditas ovejas."— el dolor y la ira se mezclaban en la voz de Caraxes que con una delicadeza impropia del dios de la guerra mostrando la adoración por sus pequeñas deidades que procreó junto a su magnífica Syrax, demostrando un lado muy diferente al que sus hermanos conocían.
